miércoles, 12 de junio de 2019

trescoronas




LAS TRES CORONAS DE ARNAU DE TORROJA
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("LITERATURA TRANSPONEDORA"
De mi COLECCIÓN: "REVISIÓN CULTURAL "desde /since 1978)
(2ª PARTE)
INTRODUCCIÓN (Literatura transponedora)
( Le corresponde el círculo de la oreja)
_________CORONA DE LIDERAZGO_____________
ARNAU DE TORROJA, UN HOMBRE LLENO DE VIRTUDES
DE VISITADOR ESPIRITUAL A MAESTRE PROVINCIAL
LA EMPRENDEDORA Y MUY DISCRETA ORDEN DE SIÓN
CORONA DE DIPLOMACIA_
CIRCUNSTANCIAS INICIALES DE ARNAU DE TORROJA
ARNAU DE TORROJA, UN DIPLOMÁTICO GRAN MAESTRE
PROLIFERACIÓN DE LAS ÓRDENES MILITARES MEDIEVALES
CORONA DE INICIACIÓN
__________________________________________
CONOCIMIENTOS INICIÁTICOS DE ARNAU DE TORROJA
LA CEREMONIA DE INICIACIÓN: NORMAS HABITUALES
SABERES DE UN GRAN MAESTRE DE SIÓN Y DEL TEMPLE
TEMPLOS CON SIMBOLISMO GEOMÉTRICO-MATEMÁTICO
NUEVAS IDEAS RELIGIOSAS APRENDIDAS EN TIERRA SANTA
INFLUENCIA DEL SIMBOLISMO SUFI ENTRE LOS TEMPLARIOS
LOS SANJUANISTAS, SEGUIDORES DE SAN JUAN EL PRECURSOR
JESÚS DE NAZARET Y JUAN BAUTISTA FUERON AMBOS ESENIOS

PRIMER TRIÁNGULO:           VÉRTICE 1
LA ORDEN DE SIÓN EN LOS INICIOS DE LA ORDEN DEL TEMPLE
LA ORDEN DEL TEMPLE OCUPÓ EGIPTO EN DOS EXPEDICIONES
PRIMER TRIANGULO:             VÉRTICE 2
ANTECEDENTES DE LA HISTORIA DE LOS JUDÍOS
BUSCANDO EL PRIMER TEMPLO DE JERUSALÉN Y EL ARCA
LA CUEVA BAJO EL TEMPLO DE SALOMÓN
PRIMER TRIANGULO :               VÉRTICE 3
DEL ARCA SE HICIERON VARIAS COPIAS
EL ENIGMÁTICO PAÍS DE LA REINA DE SABA
LALIBELA , DESCENDIENTE DEL REY SALOMÓN EN ETIOPÍA
DIÁSPORAS, ÉXODOS, EXPULSIONES Y MIGRACIONES JUDÍAS
SEGUNDO TRIÁNGULO :                        VÉRTICE 1
LOS DESPOSYNI SE EMPARIENTAN
LOS MEROVINGIOS DEL SUR DE FRANCIA
PROSPERIDAD DE LOS JUDÍOS DE NARBONA
SEGUNDO TRIÁNGULO :                        VÉRTICE 2
ARNAU DE TORROJA PEREGRINÓ A COMPOSTELA
SIMBOLISMO RELIGIOSO
LA PATA DE OCA
NUESTRA SEÑORA DE EUNATE
EL BAPHOMET
LA CRUZ ANSADA
LA LETRA TAU (T)
SEGUNDO TRIÁNGULO :                         VÉRTICE 3
DIVAGACIONES SOBRE EL SANTO GRIAL
EL OLVIDADO ASPECTO FEMENINO DE LA DIVINIDAD
PROTECCIÓN Y SALVAGUARDA DE LOS REX-DEUS
CÁTAROS y TROVADORES: LA GRAN DAMA
CÍRCULOS GRÁFICOS (DE MAYOR A MENOR): EXTERIOR, INTERIOR Y LA OREJA
__CÍRCULO EXTERNO _
MAKHIR DAVID-TEODORIC : PRÍNCIPE JUDÍO DE NARBONA
LOS SOBERANOS JUDÍOS DE PROVENZA Y SEPTIMANIA
____CÍRCULO INTERNO ____
CATALUÑA EN TIEMPOS DE LA RECONQUISTA
EL NACIMIENTO DE CATALUÑA
NOBLEZA FAMILIAR EN CADA VERTIENTE DE LOS PIRINEOS
LOS CONDES DE LA MARCA HISPÁNICA
LOS TORROJA ¿DESCENDIENTES DEL REY DAVID ?
___________CÍRCULO PEQUEÑO  (OREJA) ___________
TEMPLARIOS, MASONES Y ROSACRUCES
JEREMÍAS EMIGRÓ A IRLANDA, LLEVÁNDOSE EL ARCA
UN DISEÑO DE ROSTRO EN EL ALTAR DE ROSSLYN
EL FUTURO QUE ARNAU DE TORROJA NO PUDO CONOCER 

INTRODUCCIÓN a la “Literatura ransponedora”
(Corresponde al círculo de la oreja)

A modo de síntesis escribo esta introducción, la cual advierto que puede saltarse quienes no sientan curiosidad por los dibujos geométricos que incluyo a fin de intentar humanizar los capítulos que escribiré. Se incluyen dos anexos titulados: Guillem de Torroja, y María Magdalena, complementando a modo de pies mi afán transponedor del texto en la metafórica imagen de un Orante.
La sociedad cristiana medieval estuvo basada en un esquema triangular que en síntesis evoca al hombre que trabaja, el que combate y el que reza, que por cierto se impuso sobre los demás. Fijándome en ello, desarrollaré la personalidad de Arnau de Torroja (en Francia llamado Arnaud) mediante tres enunciados, cual si fuesen tres caminos capaces de alcanzar el centro del laberinto trazado en el embaldosado de ciertas iglesias entre la nave y el crucero. Cuando dicha decoración primero se incluyó en el suelo sagrado sería cual un tablero laberíntico donde se decide el destino. Pero fueron más que una metáfora de la vida, avanzando ésta entre amenazas que nos ofuscan el discernimiento cuando se deben tomar decisiones trascendentales. Para superarlo, cada laberinto (y el de Chartres -Fr.- más, pues tiene 13 m. de diámetro) se vio gráficamente como un sustituto de la peregrinación a Tierra Santa para aquellos fieles que no podían desplazarse allí físicamente. Después de alcanzar el centro del laberinto, y lograr salir recorriendo el sentido inverso, se recargaban las energías de los fieles que aspiraban a ser “piedras vivas” de la fe, claro, pero sobre todo desearon serlo del mismísimo tabernáculo donde Dios habita sobre el altar.
Por otra parte, obsérvese que entre los religiosos que los tienen en sus catedrales, adrede se ha olvidado que: Fue una mujer, llamada Ariadna, la que ayudó al héroe para que, después de matar al Hombre-toro (Minotauro) que habitaba en el centro, pudiese salir fácilmente del Laberinto de Creta siguiendo el hilo del ovillo que ella le había dado.
En recuerdo de la figura de un orante con sus brazos abiertos, típico de la iconografía medieval, con el dibujo geométrico de arriba también pretendo presentar los méritos de Arnau de Torroja, un monje con espada que alcanzó la más alta jerarquía de sus dos órdenes medievales. Vivió justo en el período cuando la Iglesia católica estructuró la veneración de la Madre de Jesús, y por otra parte se vivía el apogeo del culto encubierto a María Magdalena en el Sur de Francia.
Mi ilustre biografiado, en mi opinión, metafóricamente llevó tres coronas: La de liderazgo, la corona de diplomacia; y sobre todo la de gran iniciado. Todo aspirante a formar parte del riguroso y comprometido grupo de caballeros ricos en valores espirituales, como lo eran los de la Orden del Temple, debía superar estrictas exigencias, puesto que se pretendía reeducar el alma del neófito y es sabido que con cierto aprendizaje se ilumina el cuerpo por dentro. La brillante oscuridad del alma, la compararían a cuando el sol, al pasar por el cielo, no encuentra materia para iluminar. En este sentido, existe una forma de detectar cuándo se encuentra: La creatividad debe emocionarnos.
La relación con la divinidad, que se propicia con cualquier tipo de rezo, evita que se rompa el fino hilo que mantiene la salud. Ahora bien, rezar con exceso de ansia o de reservas, repercute en frenar el que dé buenos frutos la "semilla-idea" que se desea implantar en la propia mente. En cambio, dado su espíritu de mística entrega, es posible que convirtiesen su respiración en pura oración. En estos temas las actitudes ostentosas son absurdas ante la Ley Divina latente en cada persona. Al fin y al cabo, las actitudes ostentosas, o exigentes, son paupérrimas comparadas con el divino orden que nos habita interiormente. Bastará con admitir nuestro innato orgullo, para evidenciar que todos llevamos en nuestro interior un “dios”. Quien no lo admita, aún será más vanidoso y demostrativo de ello.
Mi admirado paisano de siglos pretéritos fue líder, porque gracias a ello ha trascendido a las páginas de la historia, siendo culpa de los historiadores el que haya sido mínimamente. Tener carisma fue la condición exigida y más si, como en el caso de Arnau de Torroja, fue al mismo tiempo Gran Maestre de las órdenes del Temple y de Sión, dado que gobernaba muchos miles de caballeros, cada uno de ellos mitad monje y mitad soldado. Las tres coronas que en mi esquema gráfico decoran la parte correspondiente a su túnica, se refieren a sus circunstancias y virtudes, las cuales a lo largo de su vida cada caballero templario iría enriqueciendo. Esta parte del escrito será la primera y más interesante, porque además de líder y diplomático, también incluye su múltiple iniciación. Ésta fue para Arnau de Torroja lo más importante, pues no obstante mi esquema, no serán tres, ni seis, los caminos laberínticos que me permitirán aproximarme al centro nuclear de su pensamiento, sino sólo uno: Su corona de supremo iniciado. Ésta la desarrollaré muy especialmente, porque me resultan apasionantes sus implicaciones históricas, la mayoría de ellas todavía en absoluto bien resueltas.
Lo expuesto hasta aquí me aconseja ayudarme con dibujos, porque en realidad estructuraré mi investigación en dos grupos. El primer grupo, o cuerpo, ya se ha dicho que tiene forma de letra T mayúscula. En cuanto al, segundo grupo, que corresponde a la forma de la cabeza del orante, dibujará la forma de la “Estrella de David”, en esquema de seis puntas, pues estuvo en el trasfondo común de las iniciaciones sapienciales de tiempos pretéritos. En esta introducción del esquema argumental incluyo también los círculos interior y exterior de dicha estrella; y además, a modo de apéndice, le corresponde un circulito representando una oreja de mi simbólico orante. Un pabellón auditivo, al cual capítulo lo llamo “periférico”, porque Arnau ya no vivió lo que allí recuerdo. A cuantos critiquen mi presentación-aproximación al personaje (que siempre serán un 17%, como en todos los asuntos), les recordaré que mi labor merece respeto, aunque sólo sea por aplicar en ella una ínfima partícula de la fugaz inteligencia con que me ha dotado el Inefable, eterno y omnipresente en cada molécula del cosmos, tanto visibles como invisibles.
El repaso de los conocimientos, más o menos secretos de Arnau de Torroja, es el meollo central de cada capítulo de esta obra. Por ejemplo, antes de seguir anticiparé que mi biografiado, al ser educado por el clero de su ciudad natal de Solsona (Lérida), desde niño asimiló muy bien la educación socio-religiosa básica del cristianismo, porque además debió de tener como tutor a su hermano mayor sacerdote llamado Guillem de Torroja. Arnau, para poder militar como monje con espada en una orden monástico-militar bicéfala, debió superar una doble iniciación muy específica, siendo por ello que, después de los progresivos ascensos jerárquicos de rigor, logró destacar en sus gestiones hasta merecer ser Gran Maestre general conjunto para ambas órdenes, lo que le obligó a residir en Jerusalén.
El que llamo Primer grupo, se corresponde con la forma circular de la cabeza y necesita tres apartados, como si fuesen tres vértices de un triángulo equilátero, al cual llamo “triángulo básico”. Sus capítulos corresponden a las diversas gestiones de Arnau de Torroja, en especial las de sus últimos años de vida. A ésta, para orientar al lector, le corresponde el primer vértice del triángulo básico. Le seguirá otro vértice donde voy a repasar la exploración del subsuelo del Templo de Salomón por los templarios y por otros aventureros. Y en la tercer vértice del triángulo básico me extenderé en explicar los motivos de la campaña de los templarios hasta Etiopía (África) siguiendo los pasos del Arca de la Alianza.
El Segundo triángulo complementario, necesario para configurar una estrella de seis puntas que Arnau tuvo dentro de su mente, le corresponden igualmente a varios apartados. Un vértice del esquema literario que propongo como valor añadido, lo simbolizo por el tema de la unión de los "desposyni" (vocablo de origen griego, se aplicó a los familiares del Maestro) con los merovingios del País Galo, y de cómo se produjo el auge de éstos bajo el gobierno de los reyes pipínido-carolingios. Existía una bolsa de etnia hebrea concentrada en el sur de Francia, entre los siglo I y XI, exactamente hasta la predicación de la Primera Cruzada; o sea, cuando sucedió la degollina de los judíos europeos, pues sirvió a los exaltados como ensayo para aliviar su adrenalina, que desbordó del todo durante el asalto de Jerusalén (1099). Claramente el progreso humano debe desligarse de la religión, por más que yo sea el primero en justificar la inmensa labor social de las organizaciones cristianas, por cierto, nunca suficientemente reconocidas.
El segundo triángulo tiene el segundo vértice dedicado a presentar brevemente el simbolismo de los templarios, el cual sigue reconocible en muchos de los templos que edificaron a lo largo de la Ruta Jacobea. No es exhaustivo, pues tan sólo explico los que considero más bonitos y a la vez trascendentales.
En el tercer vértice me ocupo del enigmático Santo Grial, enlazándolo con el olvidado aspecto femenino de la divinidad. Le sigue la protección y salvaguarda por los templarios y cátaros de los descendientes de santa Sara-Tamar, supuesta hija de María Magdalena.
Los últimos capítulos se corresponden con los dos círculos concéntricos, añadiendo uno de menor lateral, el cual identifico con la oreja de mi orante en esquema, porque al final esta obra necesita un tratamiento también esquematizado por temas. Puede resultar demasiado cargante y especulativo para ser histórico, pero se trata de la historia que Arnau de Torroja conoció muy bien. Cierto que la historia se escribe en base a documentos, pero cuando no existen, debe investigarse utilizando todo lo disponible. Me anima a enfrontar el reto, el hecho de que tampoco Noé era un experto construyendo naves cuando recibió la orden divina de ponerse a trabajar. Dicho apartado lo presento como un epílogo, comprendiendo desde la creación de la Marca Hispánica, hasta la orden Rosa-Cruz y la masonería, pues fueron los herederos no oficiales del saber de los templarios. Será en esta parte donde descubriré un hallazgo que considero trascendental para entender el fondo de su fe;...así como el lugar dónde la depositaron tangiblemente.
Una vez advertido el lector con este geométrico planteamiento de los temas que configuran la cabeza del metafórico orante, empiezo a desarrollarlo argumentalmente por su cuerpo que tiene forma de letra T mayúscula. Este es mi Segundo Grupo de temas.
A esta aproximación biográfica de la persona de Arnau de Torroja forzosamente le debo aplicar el “Método Bayesiano”, consistente en la recopilación de cuantas más referencias mejor para tratar de interconectarlas, hasta que confirmen o nieguen las hipótesis de trabajo que me ayuden a ofrecer una idea general. Es como si fallando varias teclas de un piano se pueda llegar a saber cual es la canción que se escucha a pedacitos. Claro que no soy infalible, pero es que incluso el Diccionario de la Lengua incluye muchas inexactitudes históricas. La falta de fuentes se suple con hipótesis; y ello por no citar la manipulación malintencionada tan propia de los regímenes dictatoriales. En cualquier caso, en este sondeo del siglo XII centrándome en un concreto personaje, ni siendo aceptada mi aproximación biográfica producirá un cambio de opinión, ni tampoco lo pretendí años atrás con mis otros escritos.
Lo que sí desearía es estimular a otros que se sientan tan motivados como yo por los mismos temas. Es para ellos para quienes escribo, y obviamente para mis paisanos de Solsona para que conozcan el personaje que debería ser su mayor referencia social. Reconozco que al escribir esta obra tan sólo me anima el merecer ser digno de que a Arnau de Torroja, por quien siento sincera admiración y respeto, le agradase mi aproximación a su persona. Quién sabe si en el futuro otros estudiosos, teniendo algún apoyo (que yo nunca tuve) tarde o temprano quizá incluso encontrarán alguno de los documentos imprescindibles. Mi único mérito al presentarlo literariamente, es sólo el no haber sido lastrado por filosofía alguna, puesto que yo escribo con plena libertad para interpretar las fuentes, sólo sometiéndolas a mi conciencia.
Expongo lo que intuyo del Gran Maestre fray Arnau de Torroja gracias a la acumulación de datos, la adición de pruebas y referencias múltiples, mientras que por otra parte evito remitirme a aspectos superfluos, por ejemplo, si mi admirado paisano se rapó sus cabellos y se dejó barba, tal como era preceptivo para todos los templarios. También lo supongo de aspecto vigoroso incluso en sus últimos años, porque tengo claro que envejece más rápido quien es muy ambicioso....Y ahora sí, empieza mi muy particular investigación.
CORONA DE LIDERAZGO                            ARNAU DE TORROJA,
UN HOMBRE LLENO DE VIRTUDES
Fray Arnau de Torroja vivió una vida muy intensa y trepidante con la máxima responsabilidad sobre vidas y haciendas de miles de personas, lo que le obligó a desplazarse de un extremo del Mediterráneo a otro, muchas más veces de los que imaginamos. Con seguridad jamás tuvo tiempo para aburrirse. Con todo, él nunca dejaría de buscar la perfección moral, la aspiración a la pureza procurando el bien para toda la humanidad, pero empezando por si mismo y por sus hombres, lo cual obliga a imaginarlo siempre reflexivo. Fue un hombre de gran carácter, y en quien confluyeron tres virtudes: Fe en los valores cristianos; capacidad de análisis y también una gran experiencia prácticamente en todo lo que debía realizar.
Arnau de Torroja, criado en la limitada sociedad medieval dominada por la ignorancia de los tiempos, seguro que admitió ciertas correspondencias cronológicas de los astros, pero omitiré el apoyarlo, porque particularmente abomino de cuantos pretendan dominar las inconcebibles fuerzas astrales a voluntad (mancias). Lo curioso es que sigan triunfando,...y entretanto deben reírse bien a gusto. Y no lo hacen solos, pues según la sabiduría popular nos advierte: “Si quieres que Dios se ría, cuéntale tus planes”.
Durante los 15 años que fue Maestre Provincial en esta parte del Mediterráneo creó nueve nuevas sucursales acuarteladas (o encomiendas) templarias, pues sólo existían once al hacerse cargo del maestrazgo provincial. En la aproximación biográfica que le dedicó el historiador J. Mª Sans Travé: “Arnau de Torroja, un Mestre Major de l’Orde del Temple (1118/1120?--1184”; BRALB, 2006) se relacionan también (ps. 64-65) los comendadores de la Orden que fueron nombrados por Arnau de Torroja en el periodo de su liderazgo.
No se tienen datos de que Arnau de Torroja capitanease campañas bélicas, pero el hecho de que al regresar de su primer viaje a Tierra Santa ejerciese el maestrazgo provincial de la Orden del Temple para Provenza y tierras de Hispania, no sólo significaba representar al Gran Maestre del Temple de Jerusalén en tierras de la confederación catalano-aragonesa, sino también en el resto de la tierra hispana reconquistada. Mi ilustre paisano tuvo jurisdicción sobre las numerosas encomiendas. Mucho se podría escribir del éxito de sus gestiones, pero no lo haré, resultando como si yo, después de tanto “nadar“ (investigar), me quedase en la orilla. Por otra parte, no cabe duda de que Arnau de Torroja también estuvo implicado en hazañas bélicas durante la reconquista de la Península Ibérica, por lo cual, siendo historia, podemos repasar las que constan en las enciclopedias. Será por los máximos logros de mi biografiado que, tal como se aconseja en la Biblia, lo conoceremos. Para empezar, todos los miembros de la familia Torroja de Solsona tuvieron un carácter fuerte y un gran talento.
Arnau de Torroja probablemente no temió a la muerte, porque Cristo era su recompensa en la otra vida. Tampoco temería el infierno, pues la cruz roja que llevó en su pecho y en el hombro le garantizaba la providencial ayuda de Dios. Esta sería su arma principal. Pero es que ni siquiera se vería digno de merecer el cielo, porque debió de creer en la “transmigración de las almas”. No es aventurado afirmarlo, pues viendo el orden y equilibrio del cosmos, como lo vemos todos, no puede ser posible que unos años de vida condicionen el destino del alma para toda la eternidad.
DE VISITADOR ESPIRITUAL, A MAESTRE PROVINCIAL
La vocación de ser caballero Arnau de Torroja la tuvo desde pequeño, y el hecho de ser hijo de un poderoso noble le evitó pasar antes por ser paje y escudero. Desde joven, Arnau albergaba en su espíritu deseos de ser monje, y además procuraría ser tan virtuoso como Confucio: El verdadero caballero es amistoso pero no familiar. El hombre inferior, en cambio, sí que es familiar, pero no es amistoso. Arnau nunca puso límites a su nobleza, criticando incluso la ignorancia en los esclavos, y por otra parte odió a los tiranos aunque muchos tratasen bien a sus súbditos. Posteriormente, al ingresar en la Orden del Temple la mediación de su hermano Guillem le evitó los tediosos escalafones jerárquicos. A éste le dedico un estudio anexo porque, siendo arzobispo de Tarragona, Guillem de Torroja llegó a ser regente de la confederación catalano-aragonesa. Anticipo que logró que las jurisdicciones civil y eclesiástica, siempre en conflicto, quedasen fusionadas dándole óptimos resultados; contando con el apoyo absoluto de la Orden del Temple. Y ello empezó justamente en el castillo y la corte de Rouerge, en el sur de Francia, donde fue educado el niño huérfano de padre, el futuro Ramón Berenguer III.
De lo que no cabe duda, es que fue una persona digna y merecedora de las tres coronas con que lo presento en mi intento de penetrar en sus conocimientos e íntimas creencias. Arnau de Torroja fue el último mandatario de las órdenes hermanas de Sión y del Temple, evitándose con ello que fueran bicéfalas, como a su muerte inevitablemente sucedió. En efecto, aunque desde nuestros actuales conocimientos pensemos que él ignoraba vivir en un planeta formado por tres cuartas partes de agua, se le debe valorar que después de su muerte la orden monástico-militar del Temple que Arnau dirigió, se sumió eventualmente en el caos. Padecieron una degradación que se notó al poco tiempo de ser nombrado su sucesor, con grandes reservas y muy precipitadamente. Su impericia en el campo de batalla llevó a los templarios a sufrir una desastrosa derrota. No hubo ningún líder después de la muerte de mi biografiado capaz de guiar a la Milicia de Cristo siguiendo la hoja de ruta que él había trazado. En el castillo francés de Gisors se celebró ritualmente la escisión con la Orden de Sión, con lo cual la Orden del Temple a partir de entonces degeneró mucho su espiritualismo inicial.
Llenos de orgullo y ansiosos de riquezas, a falta de una buena dirección ningún viento les había de ser favorable ni provechoso. Posteriormente en vano otras órdenes intentaron el mismo afán de dominio universal, siendo los últimos, los religiosos de la orden de los jesuitas cuando mayor era su expansión en el Nuevo Mundo. En fin, todos olvidaron que Jesucristo estuvo muy por encima de humanas ambiciones, tanto o más que Dios lo debe de estar de la comprensión del tridimensional cerebro humano, cuando tan sólo vivimos experimentando “de paso” el Tiempo.  
LA EMPRENDEDORA Y MUY DISCRETA ORDEN DE SIÓN
San Bernardo de Claraval, sobrino de uno de los nueve fundadores de la Orden del Temple (tantos como los 9 miembros de la "Logia de la Perfección", fundada por el rey Salomón), habría sido uno de los iluminados por conocimientos secretos. Aquel monje lleno de sabiduría, que en el siglo XII redactó la Regla de la Orden del Cister, consta asimismo como miembro de la Orden de Sión, por lo cual se corrobora el hermanamiento con los templarios. Ahora bien, contra lo que se cree, Bernardo de Claraval tan sólo fue corrector de la Regla de la Orden del Temple. Sólo podían haberla redactado quienes vivían cada día las circunstancias de los estados latinos en Outremer, obviamente ayudados por el patriarca de Jerusalén.
Al menos cinco de los nueve fundadores de la Orden del Temple pertenecían a su vez a la Orden de Sión, incluido su fundador Hugo de Payns, y ambas órdenes eran una sola, puesto que compartían un mismo Gran Maestre. Sería el caso de André de Montbard, tío de san Bernardo de Claraval (Fr.) y verdadero organizador del Concilio de Troyes (1129) donde se reconoció oficialmente la Orden del Temple como organización de orden monástico-militar. A partir de entonces algunos laicos se convirtieron en monjes bajo la protección del conde Hugo I de Champagne, quien repudió a su esposa y también se hizo templario por influencia de san Bernardo. Hugo de Champagne y André de Montbard habían estado preparando la fundación de la Orden del Temple desde el año 1104. Ambos constan entre los nueve primeros caballeros fundadores en Troyes el año 1118. Su relación con san Bernardo, desde el año 1113, quedó confirmada cuando se hallaron archivos del Temple en el monasterio de Seborga (It.), donde fundó un monasterio exprofeso para custodiar entre sus muros: “un gran secreto”, del cual no se especificó su naturaleza. Cuando en 1118 san Bernardo regresó a Seborga fue para designar aquellos que marcharían a Jerusalén el año siguiente. Lo extraño es que en 1124 el dicho santo expresó su negativa a enviar más caballeros con expresiones vejatorias para los que se acogen a la vida monacal:”¿Quién ignora que lo que necesitan en Tierra Santa son caballeros capaces de guerrear, en vez de monjes que cantan y gimen? Por cierto, Tierra Santa en el idioma hebreo se escribe: ארץ הקודש;, lo cual es referirse generalmente a la tierra de los israelitas en Palestina. En latín consta escrito: Terra Sancta. En inglés se escribe: Holy Land; y en árabe: الأرض المقدسة , pronunciándose: al-Ar ul-Muqaddasah.
Los religiosos de la Orden de Sión se valieron de los citados para la creación de la Orden del Temple, como un instrumento terrenal y visible capaz de influir en la Historia. Cuando escribió la Regla para los monjes del cister, previno que cuando en un monasterio llegaban a la plenitud, elegirían un nuevo abad para que saliese con doce monjes a fundar otro monasterio muy alejado. La expansión de los templarios que siguieron una semejante obligación multiplicó sus encomiendas (léase “sucursales”).
La Orden de Sión “obligó” al rey Balduino II de Jerusalén a negociar la constitución de la Orden del Temple que actuó como su brazo ejecutor. La orden matriz proporcionaba a la los templarios tanto sus Grandes Maestres oficiales, como sus otros Maestres secretos. Cuando se separaron las órdenes de Sión y del Temple el año 1188, Arnau de Torroja ya había muerto. La Orden de Sión al final cambió su nombre por "Priorato de Sión", indicando que por entonces ya eran menos de doce miembros.
La misión de la Orden de Sión, matriz del Temple, consistió en proteger un gran secreto relacionado con los descendientes de la dinastía de los reyes merovingios, intentando restaurar algún legítimo descendiente suyo en el trono de Francia. Dicha misión, y su salvaguarda, incluye aún hoy un halo de misticismo, del cual un avispado francés, corruptor de niños, llamado Plantard se quiso aprovechar durante las últimas décadas del siglo XX, pero a mi entender -y luego se verá porqué- el mismo se desacreditó al confesarse antisemita. Hasta aquí la información previa para poder entender las pretensiones de los reyes merovingios, y en especial las de sus sucesores los reyes carolingios, de que ellos descendían del rey David.
CORONA DE DIPLOMACIA       CIRCUNSTANCIAS INICIALES DE ARNAU DE TORROJA
Arnau de Torroja, además de su natural buen juicio, o seny, que los catalanes tenemos otorgado por nacimiento, tuvo grandes dotes innatas para ejercer la diplomacia. Metafóricamente ésta y la del liderazgo, son dos de las coronas que yo le otorgo, siendo la tercera su iniciación, como en la introducción avisé. La corona de la diplomacia Arnau de Torroja la tuvo por genética familiar, pues desde joven fue siempre un hombre lleno de méritos. Había estudiado latín, y por haber asistido en la curia a su hermano obispo, Arnau incluso es probable que hubiese influido en algo a la redacción de El Manuscrito de Barcelona del año 1166, (también llamado La Bula).
Por entonces Barcelona tan sólo era un condado en el NE. de España, nominalmente unido a Francia hasta que se unió al reino de Aragón en el siglo XII. Desde que Guillem de Torroja fue obispo, y los cuatro años que fue arzobispo de Tarragona, él fue el principal gestor de la gran confederación catalano-aragonesa, puesto que el soberano heredero, Alfonso II, tan sólo era un quinceañero, aunque al fin se llevase todo el mérito de la dicha unión que en realidad fue trabajada por el regente Guillem de Torroja. No se trata de quitarle méritos a Alfonso I de Barcelona (II de Aragón). El empezó la lista de los condes-reyes Catalanes. Si sólo fue un instrumento en la unión de Catalunya con Aragón, también es un hecho que logró la unión de ambos países con la Provenza, y a todos ellos con Bigorra, Carcassone, Beziers, Nimes y Niza.
A continuación voy a proponer una arriesgada hipótesis, pues, aunque subjetiva, la considero muy plausible dada la sagacidad y astucia del obispo Guillem, hermano de Arnau de Torroja. De hecho, tenemos plasmada en hechos históricos los resultados de una estrategia muy bien planificada y llevada a feliz término, como fue lograr que Arnau de Torroja fuese nombrado Maestre Provincial de la Orden del Temple. Si algo no salió de acutrdo con sus planes, fue el hecho de que incluso superó con creces el éxito que pudo haberse imaginado de su hermano, ya que Arnau no sólo fue Maestre provincial, sino Maestre universal de los caballeros templarios de todas partes donde se habían establecido.
El obispo Guillem imaginó un plan que fuese digno de su capacidad intelectual, y habrá de reconocerse que estuvo estratégicamente urdido para lograr reconquistar el sur de Cataluña. Después de la participación de los caballeros templarios en las conquistas de Almería, Tortosa, Fraga, Mequinenza, etc., aquella orden de monjes con espada, al ganar un gran renombre, sucedió que también aportó muchos problemas a la sociedad catalana. No eran conflictos como los generados por el rey aragonés, que en su testamento les dejó todo su reino, pero los nobles catalanes se quejaron mucho de los templarios al tenerlos por molestos vecinos.
Los templarios recibían incontables donaciones particulares, y además numerosas propiedades procedentes de las dotes de sus nuevos miembros de la nobleza catalana, de forma que las disputas por los lindes y otras menudencias resultaron insoportables también para la Iglesia, ya que los templarios tan sólo recibían órdenes del Vaticano. Pero al muy inteligente obispo de Barcelona al padecer en sus carnes los problemas que le acarreaban las quejas de sus parroquias catalanas, se propuso acabar con aquella situación aunque fuese a largo plazo. Para conseguirlo, su propio hermano Arnau de Torroja debería lograr ser nombrado Maestre provincial de la orden del Temple, para lograrlo empezaría a promocionarlo muy hábilmente. Quizá incluso sin que ni Arnau fuese consciente de ello, el astuto obispo Guillem empezó por hacerlo nombrar miembro del consejo de regentes del conde Ramón Berenguer IV.
Para no perderme en detalles, diré sólo que cuando dicho soberano falleció, Guillem supo prescindir de la compañía de su hermano muy a su pesar, para enviarlo a Tierra Santa, y allí, en efecto, Arnau conseguiría hacer méritos para ascender de jerarquía más rápidamente. Entonces como hoy, en toda milicia los galones se ganaban peleando donde había mayor actividad y peligro, por lo cual, eventualmente Arnau de Torroja se vio empujado, conscientemente o no, para hacer la carrera monástico-militar en el mismo Jerusalén. Esta es la explicación del por qué en 1162 Arnau no pudo asistir a la solemne consagración de la iglesia románica de Santa María de Solsona. El obispo Guillem dispensó su ausencia por justificarla muy fuertes motivos, siendo obligado pensar que por ingresar en la orden del Temple en 1161, muy pronto habría sido destinado a Palestina. Regresó un año y medio después, pero al cabo de unos meses, a juzgar por sus ausencias en la documentación, Arnau debió de volver a Tierra Santa, pues ya no se vuelve a encontrar su firma desde mediados de febrero de 1171, al año 1173. Se supone que volvió allí de nuevo entre la primavera del año 1165 hasta octubre de 1166, y obviamente en 1181 para ser nombrado superior Gran Maestre de las órdenes conjuntas del Temple y de Sión.
Guillem de Torroja y sus consejeros sentaron las bases para la creación de la Corona de Aragón, que al menos en Cataluña conservó siempre más su espíritu inicial, cuando fue tan sólo un confederación catalana-aragonesa. Fueron tiempos cuando se desarrolló el llamado Segundo Románico, con volúmenes más proporcionados. La riqueza legendaria del país atrajo a canteros y constructores de las lejanas Toulouse y Lombardía, con lo que el arte románico se internacionalizó al presentar más atrevidas arcuaciones en ventanas ciegas. Los burgos se convirtieron en ciudades y los monasterios se enriquecieron con bellos claustros ajardinados. Al construirse el claustro de la iglesia de la ciudad natal de Arnau de Torroja (destruido en el siglo XVIII, porque durante el Renacimiento se lo despreciaba), se hizo en estilo netamente toulosino, porque se vivió realmente una migración artesanal y de talentos en general hacia el sur de los Pirineos, la cual se extendió por toda la Ruta Jacobea. También se dio un fenómeno que interesa a estas páginas: Algunas iglesias dedicadas a la Virgen (Maiestas Domini), en el siglo XII fueron sustituidas por matronas que sostenían a su hijo en su regazo (Maiestas Mariae), como si fuesen pensadas para servirle de sillón.
La historia demuestra que Arnau de Torroja aprendió bien las lecciones de su hermano el obispo, pues lo poco que ha sido recordado después de siglos, de cuando él fue Gran Maestre general de la Ordo Pauperum Commilitonum Christi Templique Salomonici (nombre completo de la Orden del Temple), fue precisamente su espíritu conciliador, consiguiendo sonados éxitos en sus últimos años. Lo que primero y mejor aprendió el joven Arnau, fue que sobre la razón debe predominar el sentimiento, y por ello pudo solucionar incluso los problemas colectivos. En efecto, como “hijos de Dios”, la gente que nace sana es fuerte. Sólo hay que procurar evitar el adoptar malos hábitos y fomentar pensamientos negativos, todo lo cual a Arnau se lo enseñarían ya desde el primer día que ingresó en su Orden.
El leguaje de los íberos era semejante al de los hebreos. En la Península ibérica la consecuencia fue el celtíbero, porque nadie habría entendido a un predicador que hablase latín. Otra cosa es que entre los siglos IX y XII todo documento oficial se escribiese en la lengua del clero. En vida de Arnau de Torroja en Córdoba se hablaba el árabe, y gracias a la obra del filósofo y médico Averroes (1126-1198) titulada Comentarios a Aristóteles, es obvio que se pensaba en griego, aunque se rezase en latín o en hebreo. Al mismo tiempo que se construían templos en estilo románico en toda Cataluña, se empezaba ya a escribir en lengua vernácula. La romanización no pudo borrar los lenguajes populares. Por entonces aún faltaban siglos para que en Inglaterra se tradujese por primera vez del latín, a fin de que los escritos pudiesen ser entendidos por la gente; pero sus primeros editores allí lo pagaron muy caro.
Coincidió con los años que el injustamente olvidado obispo Guillem de Torroja desplegaba su máximo poder diplomático para conseguir una plena vinculación con las dos mitades de catalanes separadas por los montes Pirineos. Por el sur, cuando el conde-rey catalán aún era un niño, Guillem obispo de Barcelona llevó la frontera del país más allá del río Ebro. También bajo se autoridad se convocaron las primeras cortes europeas en las que participaron laicos. Todo lo dicho en síntesis, basta para reconocer que fue en vida de los hermanos Torroja de Solsona cuando, en Cataluña al menos, se produjo un verdadero Renacimiento, el cual tan sólo es recordado por el movimiento artístico de siglos posteriores.
Las preferencias por Tierra Santa no sólo las manifestó Arnau de Torroja, sino décadas antes (1022) ya peregrinó allí el Señor de Odén del Solsonés. Aún demostró más claramente su devoción Ramón II, Señor de Solsona, quien, antes de viajar a Palestina, testó a favor de su esposa Gaya de Cervera, pasando ella a ser ella la Señora de Solsona y de Torroja. Ramón II también cedió a la Orden del Temple sus tierras en Barbens (21-9-1175). Es interesante observar que Arnau de Torroja fue nombrado Gran Maestre General de la Orden del Temple en 1180, siendo a partir de entonces cuando ambos Torroja debieron de colaborar en Jerusalén muy estrechamente. Arnau fue el orgullo de su familia, y lo sería hoy de toda Cataluña si sus dirigentes culturales estuviesen para lo que hay que estar, y no para perpetuas discusiones públicas que deberían tratarse casi en privado. Otros países pretenden descaradamente hacerlo su héroe.
CORONA DE DIPLOMACIA                        
ARNAU DE TORROJA, UN DIPLOMÁTICO GRAN MAESTRE
Al tratar de presentar a mi biografiado, y una vez expuesto que su "trampolín" ostentaba la mitra de Barcelona, debo insistir (porque es mi “caballo de batalla”) en las muchas cualidades y méritos que se exigieron a todo caballero templario para merecer el nombramiento de líder supremo de dicha orden religioso-militar. Ser su Gran Maestre universal, adviértase que por aquel entonces aún significaba en realidad: ser la máxima jerarquía de las dos órdenes conjuntas de Sión (la madre), y la del Temple de Jerusalén, su efectivo brazo armado. Arnau de Torroja fue un gran experto en el planteamiento de estrategias militares, por su muchas batallas en Hispania, pero aún lo sería más en resolver asuntos mediante el diálogo y los pactos. Algo peculiar suyo fue perfeccionar la administración, para lo cual una de sus primeras órdenes fue generalizar la confección de cartularios a fin de reunir documentación relativa a la constitución del patrimonio de los caballeros del Temple en cada zona por donde se expandían. En realidad su experiencia superaba en mucho las exigencias de la Orden. La habría adquirido durante el período previo a su nombramiento, cuando estuvo al frente de muchas embajadas diplomáticas enviadas por su soberano natural y buen amigo el rey de la Corona de Aragón. En ello no sería diferente de la actitud de sus familiares, Ramón I y Ramón II de Solsona, Berenguer, Pere y Guillem, que no sólo le acompañaban con sus huestes a la batalla, sino que siempre asesoraron al soberano formando parte de sus numerosas comitivas. De entre todos, Arnau de Torroja fue su mejor apoyo, porque estuvo quince años al mando de los templarios catalano-provenzales. Antes de ello, le serviría cuatro años como simple religioso en la encomienda de Gardeny, y desde Tierra Santa siendo Gran Maestre aún colaboró con Alfonso II otros tres años y medio, entonces quizá aún con mucha mayor trascendencia. En efecto, por la excelente relación de al menos su hermano Guillem con el pontífice Alejandro III, debió de ser iniciativa de éste proponerlo para dirigir los destinos de los templarios en la muy convulsa Tierra Santa.
Estudiar el pensamiento y la sabiduría de Arnau de Torroja es mi inquietud, y no los avatares de las dos órdenes que capitaneó, ni presentar la oscura sociedad medieval del siglo XII. Me interesa pensamiento y la sabiduría de Arnau porque quizá él mismo, antes de ser templario, ya fuese miembro de los muy discretos "Superiores Desconocidos" de la Orden de Sión. Es muy probable porque, siendo su hermano muy amigo del Sumo pontífice de Roma, se lo recomendó, pues había iniciado a Arnau desde muy joven en el arte de la diplomacia y a moverse de forma distinguida entre los más selectos grupos de mandatarios. Así fue posible que mi biografiado, antes de ser Gran Maestre en Jerusalén, desde 1166 fuese nombrado Maestre Provincial, tanto del norte como del sur de los Pirineos Orientales.
Únicamente los templarios de Tierra Santa eran dignos de elegir a un nuevo Gran Maestre universal para su Orden. Para ello buscaban entre todo el orbe católico al caballero que de entre ellos tuviese mejor aptitudes para hacerse respetar entre los demás dignatarios, y además tuviese un brillante historial en Outremer. Arnau de Torroja fue nombrado merecidamente el Magister Militum Templi, lo cual se concedía al que estaba versado en política internacional y conflictos dinásticos. A pesar de que los soberanos eran laicos, cuando les convino ejercieron presión par que fuese elegido determinados mandatarios eclesiásticos, y el Gran Maestre del Temple, a la recíproca, se esforzaba para complacerles a todos, dentro de sus posibilidades, aunque obviamente prevalecerían los intereses de su Orden.
Mi admirado paisano tenía un espíritu reflexivo nato, y no rehusó la invitación de luchar contra si mismo, deseando vivir como un monje. Pero lo que está fuera de dudas es que cuando al fin fue nombrado Gran Maestre de la Milicia de Cristo, que ya estaba expandida por toda Europa, sus nobles caballeros estuvieron controlados sabiamente, y no por la fuerza de sus músculos. Arnau de Torroja desempeñó con gran éxito la más alta jerarquía posible dentro de su orden bicéfala cuando era de edad avanzada, y por lo tanto estaba muy curtido en la disciplina monástico-militar, en la política internacional, por el hecho de que antes había estado muchos años dedicado a la reconquista de la Península Ibérica.
Actualmente nadie tiene competencia para desarrollar debidamente cada uno de los conocimientos que debió de tener un Gran Maestre, como en este caso Arnau de Torroja. Ahora bien, conociendo sus pensamientos y ansiedades, su conducta se hace diáfana. Reconozco que no sabremos cual fueron sus progresos en estrategia militar, pero podemos suponer muchas cosas de él gracias a la evidencia estructural de sus circunstancias.
Cuando Arnau de Torroja llegó de nuevo a Jerusalén el año 1180, se encontró con que todo el reino marchaba a la deriva, debido a las derrotas sufridas por los francos (franys ) el año anterior. Por otra parte, el auge de Saladino hizo que los templarios de la zona norte de los Estados Latinos se encerrasen en sus castillos ante el temor de ser sitiados por aquel gran unificador del mundo islámico. Coincidió que, a la llegada de Arnau, los poderes fácticos de la corte de los francos se comportaban con altanería, orgullo y avaricia, aprovechándose de la debilidad de su soberano. Arnau de Torroja lamentaría comprobar que incluso se habían padecido intrigas palaciegas. Empeoraba el cuadro el hecho que Gerard de Ridefort recelase del conde Guido de Lusignan, siendo el odio de uno la fuerza del otro.
Mi ilustre biografiado debió de estar muy bien informado de la situación política de los Estados Latinos de Oriente, gracias a que en cada encomienda tenían su palomar. De hecho era imprescindible la crianza de palomas mensajeras en cada encomienda, Así como lo debió de ser también disponer de un pozo para proveerse de agua potable, como también uno o varios túneles de comunicación al exterior, por descontado el principal comunicándoles con la iglesia más cercana. Cuando con el tiempo se fueron descubriendo, se utilizaron para servir de bodegas de vino, algunas kilométricas.
Gracias a la rapidez de las comunicaciones Arnau de Torroja al ser nombrado consiguió que hubiese paz entre los caballeros templarios y la Orden de los Hospitalarios, pues antes de su llegada en Outremer se atacaban al encontrarse frene a frente. Arnau de Torroja primero debió, pues, apaciguar la antigua rivalidad que provocaba luchas fratricidas, y para ello contó con la mediación del papa Lucio III y del rey Balduino IV (1161-1185). Sólo después de lograr el entendimiento entre las órdenes monástico-militares Arnau pudo pensar en actuar como árbitro entre los condes rivales, aspirantes a ser futuros mandatarios, procurando hacerles entrar en vereda y al mismo tiempo hacer congeniar sus intereses.
Su sobrino Ramón II de Torroja de Solsona (quien, desde que Arnau se trasladó a Jerusalén, debió de ser allí su mano derecha), sobrevivió a su tío más de diez años. También lo sobrevivió el rey Balduino IV de Jerusalén (muerto a los 24 años), quien padecía lepra y llevaba una máscara para ocultar su rostro carcomido por la enfermedad. Había sido nombrado rey al cumplir la mayoría de edad el año 1176, cuando gozaba de buena salud, pero pronto sintió fuertes dolores que eventualmente le incapacitaban para gobernar el Reino Franco de Outremer a pesar de su increíble coraje. Le ayudaba el conde Raymundo III de Trípoli, con señorío sobre la zona del mar Tiberiades. Cuando éste cayó en desgracia, la crisis política aún se agravó más, debido a que (en mala hora) fue substituido por el muy inepto familiar suyo llamado Guido de Lusignan.
Fue por demostrarse Guido incapaz de gobernar, que el conde Raymundo III de Trípoli retomó las riendas del gobierno del Reino Franco de Jerusalén, tan pronto como recobró su libertad en 1176, después de pasar diez años en cárceles musulmanas. Sin embargo, su preocupación era disputar el poder de su predecesor Guido, porque ambos querían heredar el trono cuando el joven rey leproso falleciese. Entre esas pugnas y odios debió lidiar Arnau de Torroja, y lo hizo con éxito. No obstante, el mayor logro de sus gestiones lo vivió sucedió actuando como embajador internacional. Sucedió cuando en 1181 Bohemundo III de Antioquía repudió a su mujer, debido a lo cual escuchó la repulsa del superior de la iglesia de Jerusalén que lo excomulgó. Ello desató violentos conflictos entre ambos, y tan prolongados, que el rey de Jerusalén, muy inquieto, decidió enviar a los Grandes Maestres de la Orden del Temple y la de San Juan del Hospital como intermediarios entre los esposos y el patriarca Heraclio de Jerusalén (quien, por cierto, era un impresentable). El patriarca dictó un acta el año 1183 en la cual Arnau de Torroja firmaba en representación de la Orden del Temple, por asunto referente a la abadía de Notre-Dame de Josaphat.
La última misión diplomática de Arnau de Torroja se debió a la constante rebeldía del conde Guido de Lusignan, quien hizo aumentar la inestabilidad de los francos en todos los estados latinos de Palestina. La solución del consejo reunido de emergencia consistió en delegar a Arnau de Torroja y otros embajadores a solicitar ayuda entre los reyes europeos. Al llegar los comisionados a la ciudad italiana de Verona, después de entrevistarse con el pontífice allí desplazado, mi inolvidable paisano murió en fecha 30 de septiembre de 1184 (Balduino IV aún le sobrevivió un año. Mi estimado biografiado no pudo entrevistarse con el rey de Francia en París, tal como era el principal objetivo de su delegación, y como al recibirlos faltaba el difunto Gran Maestre de la Orden del Temple de Jerusalén, no se les hizo caso.
El Gran Maestre sucesor del difunto Arnau fue Gerard de Ridefort, un caballero que era senescal de la Orden del Temple desde 1183, resultando ser en la historia de la “Milicia de Cristo” cual un ripio suelto, y para empezar sus muchos opositores obligaron a muchas votaciones. Después de poco tiempo acabaron expulsándole, pero ni así evitaron que la Orden del Temple siguiese degenerando. Recuérdese que Gerard de Ridefort tuvo muchos opositores justamente porque resultaba obvio que, ni proponiéndoselo, habría podido cumplir, ni mínimamente, los proyectos de mi biografiado, por ejemplo en Etiopía. No tengo elementos suficientes para incluir aquí la aventura de los templarios en el descubrimiento del Nuevo Mundo, lo cual pudo haberse realizado tanto antes como después de haberse refugiado en Escocia, pues entre la decoración de la capilla de Rosslyn se incluyeron cacahuetes.
Pasados unos años después de morir Arnau de Torroja su Orden se benefició ya de una cierta reforma, aunque los caballeros templarios siguieron conjugando discretamente el gnosticismo, sufísmo, esoterismo, alquimia y hermetismo; ideas que por otra parte impregnaron toda la sociedad medieval. Cualquier creencia es buena cuando se busca la iluminación para derrotar al demonio interno que llevamos dentro desde la cuna. Es el demonio de la ignorancia, que ya lo habían combatido los iniciados Shemsou Hor citados en los jeroglíficos egipcios. Hoy algunos aún entendemos que el sentido de nuestra vida no se limita solamente al entorno material. La gente suponía que los monjes con espada incluso eran capaces de una efectiva regresión a vidas pasadas, y que su poder y su valor provenía de más allá del mundo visible, todo lo cual a los templarios ya les convenía.
PROLIFERACIÓN DE LAS ÓRDENES MILITARES MEDIEVALES
La caballería fue una institución que combinaba valores como nobleza, virtudes cristianas, coraje y amor; pero una vez advertidos, no se debe estudiar globalmente su historia durante la Edad Media, ni menos los dos siglos de existencia de la Orden del Temple, porque insisto en que las normas degeneraron después de haber muerto Arnau de Torroja. Pretenderlo, me recuerda la metáfora que se aplicó a si mismo san Agustín, obispo de Hippona (África) viendo a un niño que pretendía depositar todo el agua del océano en un agujero hecho en la arena de la playa.
La Caballería en el S. XII vivió su sacralización, y de entre todas las órdenes monástico-militares, la de mayor fama y trascendencia fue la de los templarios, mitad monjes y mitad guerreros deseosos de colaborar en la lucha contra los infieles, encauzando el espíritu batallador de la época contra dichos invasores de la Península Ibérica. La milicia del Temple, incorporó a los mejores jóvenes cristianos de la nobleza europea, aquellos que, siendo hijos y nietos de nobles, en sus genes llevaron impresa la dinámica del heroísmo. Es de justicia recordar que también lo tuvieron otros caballeros, ya que en el transcurso del siglo XII se constituyeron diversas órdenes militares en la Península ibérica, debido a los permanentes choques bélicos entre cristianos y musulmanes. Por cierto, Arnau de Torroja no tuvo el gozo de saber nada de la posterior orden de Nuestra Señora de la Merced (1218), llamados mercedarios, y dedicados sobre todo al rescate de cautivos cristianos pagando grandes sumas de dinero.
Bajo votos y reglas similares a la Orden del Temple, o la que le fue contemporánea en Jerusalén llamada Orden de San Juan del Hospital, nacieron las órdenes de Alcántara (1177), Santiago de la Espada (1161), etc., éstos últimos menos dedicados a la defensa de los caminos de Santiago de Compostela que a enfrentarse con los musulmanes. La Península ibérica era considerada un país tan combatiente como Tierra Santa, y bien diferente del resto de países europeos. En 1147 el rey Alfonso de Castilla cedió su castillo de Calatrava a los caballeros templarios para que la conservasen, pero declinaron el compromiso, debido a lo cual el rey creó la Orden de Calatrava (1147) para que se hiciesen cargo.
Además de las órdenes citadas, recordaré a la Orden de la Encina, de efímera existencia. Sucedió que un tal García Jiménez, famoso caballero guerrero de noble linaje después de haber permanecido retirado durante algún tiempo, volvió a emprender el ejercicio de las armas con el deseo de liberar su territorio de los infieles. Cuando preparaba su hueste para caer sobre sus enemigos, dirigió la vista al cielo impetrando auxilio y vio en una encina el símbolo de la cruz y a su alrededor, adorándola, numerosos ángeles rodeados de luz y gloria. El caballero interpretó aquello como una señal de victoria y, poniéndose él mismo una cruz sobre el pecho y haciendo que sus hombres le imitaran, se lanzó contra los musulmanes obteniendo un gran triunfo.
Consiguieron tantas victorias, que efectivamente lograron expulsar a los sarracenos de Navarra y sus hombres agradecidos le proclamaron rey. El rey García Jiménez en 722 pidió, y obtuvo, permiso del Sumo pontífice Gregorio II para fundar una Orden Militar de la Encina, cuyo emblema era una cruz griega potentada de color rojo puesta sobre el dicho árbol, y que llevaban sobre una túnica larga hasta las rodillas. Pero sucedió que dada su similitud con la restablecida Orden de los Caballeros de Constantino, la de la Encina fue abolida para siempre.
También todos los librepensadores acabaron aniquilados por sus enemigos; tanto los agnósticos como los esenios, y también los caballeros templarios; y pasados setenta años, también murieron los herejes cátaros de Occitania (Sur de Francia). El problema casi siempre fue criticar la autenticidad original del mensaje crístico. De aquellos tiempos sobrevivieron sólo los caballeros musulmanes mal llamados asesinos, cuyo código caballeresco y simbología habían copiado los templarios. El arresto de los caballeros templarios no se debió a una cuestión menor, como podría ser el que realmente se enriquecieron más de lo que los europeos se podían imaginar. Tampoco fue el poder de su Orden. El motivo final de que se acabase con ellos, se debió a un asunto de gran calado: Superar racionalmente lo que explican los cuatro Evangelios.
En principio en Palestina existían otras órdenes de caballeros Guardianes de Tierra Santa, (léase Tierra Pura). Los musulmanes llamados peyorativamente “Orden de los Asesinos”, y los drusos que por méritos estaban predestinados a ser inmortales, tuvieron una caballeresca idea de la búsqueda de la verdad, la cual parece ser que fue en parte recogida por el autor bavariano Wolfram von Eschembach, autor de los romances titulados: Parzifal, y Willehalm. Son del final del siglo XII. Y él mismo autor reconoció haberla aprendido de dos grandes sabios. Uno de ellos dijo que era provenzal (entonces sinónimo de catalán), y otro toledano. Sin embargo Wolfram no pasó de imaginar la joya espiritual llamada Grial, con forma de piedra. Al parecer escribió tanto sobre los merovingios como de sus protectores. De su personaje más famoso escribió: ”Los linajes de Titurel y Mazadan confluyen en Parzifal.
Cuando escribo esta Segunda Parte” de la biografía de Arnau de Torroja, su nombre sigue siendo ignorado en las páginas de la Gran Enciclopedia Catalana. En cambio la historia de ficción lo ha recogido para asociarlo a la creación de la nación sueca. Y ello siendo Suecia un país donde incluso cuesta creer que hubiese templarios. En una película de aventuras muy fantasiosa titulada “El caballero templario” se apoya en el nombre de Arnau de Torroja para desarrollar las aventuras en Tierra Santa del enamorado caballero que después sería el mítico padre de la nación sueca. (Arnau de Torroja también aparece ficticiamente en el libro de Alain Demurger "Auge y caída de los templarios” Ed. Martinez Roca SA. 1986). Así comienza la confusión sobre la cuna de los héroes meridionales y, como ya desarrollé en mi libro "Montserrat, ganga del Grial” (1993), varios temas que luego se incorporaron a las narraciones artúricas fueron netamente tomados del fondo tradicional catalán. Es una mística que dimana de la sierra de Montserrat, inseminó las alocadas aventuras de los centroeuropeos recibiendo a cambió garantía de supervivencia; aunque de regreso a casa nadie fuese entonces capaz de reconocer a ningún héroe sureño.
En Palestina ya hacía décadas que los católicos habían conectado con los místicos caballeros sufíes del Islam llamados Futuwah, una especie de masones dentro del catolicismo, pero que personificaban la pureza viril en cuerpo y alma. De ellos los caballeros de la Orden del Temple aprendieron un rígido código de honor caballeresco, expuesto en diez normas que realmente admirarían a los jóvenes templarios, y probablemente más aún a Arnau de Torroja.
Por cierto, además de Arnau de Torroja hubo otros grandes maestres templarios oriundos de la Corona de Aragón, como Gilbert d'Erill y Pere de Montagut. Ambos fueron héroes de las campañas en Hispania, cuando los templarios eran la sombra de lo que antes habían sido. Y al parecer también fueron a menos otras órdenes y siempre para peor. Recuérdese que la princesa Bertraneja de Castilla en el siglo XV promocionó a su paje para que fuese Gran Maestre de la Orden de Santiago, y aun así hoy es la más prestigiosa de toda España.
CORONA DE INICIACIÓN          CONOCIMIENTOS INICIÁTICOS DE ARNAU DE TORROJA
De la Orden del Temple es mucho más lo que se ignora de lo que se conoce, debido a sus misteriosos objetivos. Aún más misteriosos fueron los de la Orden de Sión, de la cual los templarios fueron una orden filial. Como en toda noble asociación, o empresa, los mandatarios de la Orden del Temple no desempeñaban idénticas funciones. Hubo quienes estaban intelectualmente cualificados para recibir los grados más altos de instrucción, y otros no fueron dignos de formar parte de la elite que recibió instrucción iniciática.
Muchos caballeros de la Orden del Temple no fueron informados de ciertos secretos a pesar de tener mando sobre la tropa, y hubo muchos de entre ellos que ignoraron la existencia de una Regla Secreta. Es algo perfectamente bíblico, ya que el propio Jesucristo ocultó a unos discípulos lo que les reveló a otros más íntimos; de ahí que después algunas órdenes neo-masónicas impusiesen ritos de iniciación diferentes a sus adeptos. Unos serían hermanos elegidos, y otros tan sólo serían consolados.
Los templarios, siendo verdaderos defensores de Tierra Santa (a la cual llamaban Outremer, y los hebreos ארץ הקודש), reafirmaron los vínculos entre la tradición primordial y otras de secundarias. Es decir, exteriormente eran custodios del Centro Supremo, o Primordial, representado por la idílica “Jerusalén celestial”, y dentro de ella el Templo de la Roca, pero al mismo tiempo tuvieron conciencia de una unidad doctrinal similar a otras organizaciones orientales religioso-caballerescas. Tomarían lo que quedaba del supuesto emplazamiento del Templo de Salomón como símbolo suyo particular, aunque el verdadero tuvo planta rectangular. La forma casi circular fue para la Orden una óptima referencia a la idílica imagen del ideal “Centro Supremo” que para los judíos había sido el Templo de Salomón.
Los nobles caballeros templarios, habiendo sido todos ellos educados en la tradición judeo-cristiana, tuvieron su gran segundo rol en ser los guardianes del “Centro Supremo”, lo cual implicó que su heterodoxa religión fuese cual la esencia de todas las otras;… y ello indica su aprecio por la tradición primordial. Los caballeros templarios fueron llamados “Guardianes de Tierra Santa”, y mientras tuvieron existencia “oficial”, debían ser al mismo tiempo buenos monjes. Todo a la vez. Ellos, permaneciendo en Outremer, para nuestro entender encarnaron el espíritu de las cruzadas. Su afán de perfeccionamiento les llevó a aceptar que: el tronco no existe por su propio interés, sino por el de sus propios frutos.
Lo supieron muy bien quienes estuvieron en la cima de la pirámide del conocimiento, y asumirlo debió de ser cual su "bautismo de fuego". Su idea era que el camino del fuego al elevarse es ágil porque "seca" las almas de su lujuria fruto de la generación, a fin de que siendo más livianas puedan ascender.
Bajo el liderazgo de Arnau de Torroja los los templarios fueron un bloque monolítico de fervorosos guerreros que le obedecieron con devoción incondicional, lo cual mi docto biografiado consiguió por combinar un trato delicado con su fuerte carácter. Sus decisiones siempre estarían justificadas porque sabía que guerreaba para vencer y no para matar, de forma que, perdonando al vencido, se alejaba el deshonor para ambos. Al ser además monjes con una fe inquebrantable, los templarios fueron disciplinados y valientes. Incluso cuando atacaban con furor a sus enemigos, al cabo de un rato todos podían ser respetuosos con sus adversarios y llegar a emocionarse ante los necesitados y los pobres.
Procurando una regeneración universal, primero instruyeron a las personas enseñándoles oficios, y después les enseñarán como regular de forma ordenada la buena administración. En una segunda etapa, inculcaron a la gente su religión pero dejaron que conservasen las raíces de sus creencias paganas más ancestrales. Debido a sus relaciones con infieles, se puede incluso hablar de una Orden del Temple bipolar, aunque éstos parezcan opuestos a los defensores de la fe. Una frase del templario Gaucerand de Montpezat parece avisarlo: “Los templarios tenemos tres artículos que nadie conocerá jamás, excepto Dios, el diablo y los maestres”. Su estandarte de batalla (el beauceant) fue diseñado mitad blanco y mitad negro, que alude al color de las cuadrículas bicolores del tablero de ajedrez, el cual alcanzó a decorar los suelos de sus templos y la tienda de campaña del Gran Maestre en el campo de batalla. Por dicha frase de Montpezat se entiende que los dos dioses “Creadores del mundo” que eran opuestos, fueron simbolizados por los cuadrados blancos-negros, llegándose a embaldosar igual el suelo de las logias masónicas de todo del mundo. La orden de los hospitalarios, que sigue estando dedicada a san Juan Bautista, lleva él hábito negro. Los lazaristas, que fueron su orden filial, al separarse de los caballeros hospitalarios, llevaron como señal simbólica una cruz verde. Todos estaban consagrados a la defensa de los Santos Lugares. El simbolismo llegó al extremo de que el Gran Maestre estuviese representado para los templarios en el palo que sostenía su estandarte bicolor. Por cierto, para ver hasta el punto afirmaron sus creencias, recordaré que si en plena batalla era atacado el portaestandarte bicolor, le estaba incluso prohibido defenderse golpeando con él a un enemigo.
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Las corrientes esotéricas manejan, y hacen accesible a quien se esfuerce en aprender, un saber oculto capaz de explicar la razón última de la existencia. Al fin proclaman que la Tierra no es un regalo eterno sino una parcela de valor temporal. Pero sucede que los poderes fácticos en su afán por perpetuarse, son ajenos a la búsqueda de la realización colectiva y se nos trata de desinformar creando confusión mediante la TV y entretenimientos infantiloides. En la antigüedad las personas tenían mentes más libres, aunque es verdad que a millones de sabios les costó la vida.
Desde el siglo IV se habrían adoptado entre los cristianos ciertos ritos hebreos, y los templarios potenciaron las fiestas solsticiales del fuego, que son las tan celebradas fiestas de la luz, o sea, las de San Juan y Navidad, debido a que casi todas las culturas antiguas celebraron fiestas a sus dioses astronómicos el día 25 de diciembre. Nada maravilloso de la vida de Jesús falta en los misterios del dios Dumuzi de los asirio-babilónicos, pero reclamaría mayor atención de los templarios el que, concretamente al dios sol se asociaron las divinidades paganas llamadas: Horus, Osiris, Adonis, Atis, Krisna, Apolo, Baco y el dios redentor Mitra, cuyos numerosos seguidores en Roma celebraban el triunfo del ”Sol invictus el día 25 de diciembre bebiendo la sangre del toro sacrificado. Desde el ritual del fuego de las brasas, hasta el cirio pascual y las lámparas de las iglesias, se rememora aún, inocentemente, el Fuego Sagrado (o sea, "Pascual). Quiero entender que a Arnau de Torroja, en cambio, le interesaría mucho más el hecho que en cada vida humana existan dos fuegos: el que ilumina y da vida, y el otro que, careciendo de claridad, quema.
La preocupación por las proporciones y el enfoque del los templos es tan universal y eterna que ha de reflejar algo real de la cúpula celeste, y la Gran Pirámide de Giza parece confirmarlo por la orientación de sus orificios. Ese misterio es lo que nos lleva a valorar en los conocimientos astronómico-astrológicos de los templarios en el siglo XII. Otra cosa es que hoy lo entendamos debidamente. Para quien no lleve las imprescindibles “herramientas” psíquicas, es simple arquitectura o dibujo, pero otros en cambio, ante un mismo templo serán capaces de trasponerse a la simple percepción visual.
Los templarios cuando superaron antiguas ideas y dogmas, lo plasmaron mediante la arquitectura gótica porque sus templos se apoyan en el suelo con un mínimo esfuerzo gracias a transmitir el peso propio a los muros laterales. El estilo gótico estuvo inspirado en la forma del huevo, pues copiaron las proporciones creando los arcos apuntados y parabólicos. Toda cáscara de huevo resiste y es bonita, empezando a consolidarse al contacto con la atmósfera. La parte alargada del huevo de gallina forma una parábola en su segmento que está configurado por el Número de Oro (F=1,6180339), cuya presencia está incluida sobre todo lo que tiene relación con la vida.
En Francia se construyeron catedrales góticas en París y, en otras ocho capitales entre 1077 y 1165. En España sólo la de Ávila se inició en 1170, igual que la de Canterbury en Inglaterra. Tan sólo dos siglos a partir del nacimiento de Arnau de Torroja, en Francia había más de dos mil cien abadías en construcción y también casi un centenar de catedrales que serían terminadas de construir en arte gótico. La primera manifestación meridional fue la abadía de Villelongue en 1180; aunque sin duda, la principal obra del arte gótico en Francia fue la catedral de Chartres (Eure-et-Loire) que se incendió por segunda vez poco después de morir Arnau en Verona (It.). Tiene la gran nave más alta de todas las catedrales, lo que permite disponer dos hiladas de ventanas adornadas con 186 vitrales. En aquel templo se resaltó lo femenino, tanto por la cantidad de imágenes de santas, como por el tema de sus vitrales de impacto lumínico especial, siendo el más antiguo el que representa a la Virgen de Azul, cumbre de la metáfora cósmica expresada mediante el color azul, siendo la única vidriera salvada del incendio de 1137.
La denominación Arte gótico, procede del vocablo “argot” que es la ,jerga codificada peculiar entre los constructores medievales iniciados, capaces de superar las técnicas constructivas anteriores. Haré una comparación mediante una metafórica Regla de Tres: El templo gótico es al románico, lo que éste fue respecto a los templos visigóticos. Ha trascendido que al trazar las plantas de las catedrales góticas se basaron en dibujos hexagonales con forma de panal de miel, supuestamente como el dibujado por el propio rey Salomón cuando planificó su templo de Jerusalén, a pesar de que tuvo planta rectangular. Es bien sabido que los cálculos estructurales no se practicaron hasta el siglo XIX, pero gracias a haber descubierto los templarios un diseño muy mágico, se especuló que los maestros constructores precozmente -y sacrificando la vida de sus albañiles durante los siglos XII y XIII- habrían sabido beneficiarse por readaptar un invento de los constructores del Antiguo Egipto. Es decir, que entre los constructores egipcios la fuerza no les vendría dada por un secreto vocablo pronunciado por el sacerdote de turno en el transcurso de un ritual. Posteriormente las hermandades de albañiles especializados formaron gremios, donde al ser admitidos se juramentaban para preservar ciertas normas de la arquitectura que fueron comunes en las catedrales góticas. De sus experimentos prácticos, hoy sólo vemos los templos que no cayeron.
Todo sería magnificado para ser aplicado al reconstruir la imponente catedral de Chartres (Fr.). Por milagro, el incendio no afectó la espaciosa cripta, que quedó intacta con la famosa imagen de Virgen Negra, considerada muy milagrosa desde antes de nuestra Era. Lo que en dicha catedral los fieles aún hoy verifican es que la ignorancia hace vivir apegado al suelo, mientras que el conocimiento dota de alas para elevarnos hasta las más altas bóvedas. De todo cuanto se escribe en los libros espirituales, cada uno creerá, según su fe, si remiten a la mentira, o bien a la Verdad (que no es la realidad, aplicable ésta tan sólo a las cosas).
Arnau de Torroja quizá no vio materializados los grandes alardes arquitectónicos del arte gótico, aunque sí pudo admirar en maquetas los estudios previos a la evolución de los arcos (“nervios”), por entonces tan sólo aplicados en las techumbres en los templos románicos, con vocación de convertirse en joyeros pétreos y servir para la unión de dos simbólicos mundos: el mundo inferior y el mundo superior. La naturaleza dual del individuo antes ya se había simbolizado mediante dos triángulos equiláteros invertidos uno respecto al otro, y al mismo tiempo ambos enlazados y superpuestos.
Los iniciados que sabían interpretar los dibujos y relieves de los templos, también pudieron transmitirse conocimientos mediante simples cuentos de éxito entre la gente vulgar. Las aves que en algunos capiteles (Sant Cugat del Vallès, o san Cucufate ) simbolizando notas musicales para quien está informado representan el alma, o el pensamiento. Un libro abierto esculpido en un capitel, parece ser la Sagrada Biblia, pero para un iniciado gnóstico es una invitación a buscar la sabiduría, pues los cabalistas de todos los tiempos entienden que las “Sagradas Escrituras” son textos con tantas interpretaciones como lectores. Mucho tiento con la sabiduría, que es una palabra que pronto está dicha, pero antaño se la consideró santa, y en Constantinopla le dedicaron un templo con cúpula grandiosa. Se llama “Santa Sabiduría Divina” (s. IV), el cual fue reformado por el emperador Teodosio II el año 404, y después de un incendio se volvió a reconstruir en el 532 por Justiniano, emperador del Imperio Romano de Oriente.
En cuanto a la relación de los templarios del siglo XII con los antiguos ocultistas, san Bernardo justificó que los caballeros templarios y del Templo de Salomón mostrasen una receptiva actitud para con los estudiosos judíos, pues escribió más de veinte tratados sobre el bíblico “Cantar de los Cantares” atribuido al rey Salomón. Para los ocultistas el número siete estuvo en concomitancia con las notas musicales. Algo que el griego Pitágoras ya utilizó para curar enfermedades. Arnau de Torroja debió de ser informado que grandes iniciados habían experimentado que era reflejo de proporciones cósmicas, y unos más que otros creyeron poder comunicarse con Dios. La idea no es banal, y ha llegado muy vigorosa a nuestro mundo cartesiano. En 1866 Jean Sudre, un francés que fue condecorado por defender un lenguaje puramente musical, creó el “Sol-re-sol”.” Mediante las siete notas él fue capaz incluso de definir a Dios (Lo llamó “Do-mi-sol),“ y al diablo “(sol-mi-do).”
En lo referente a la música, mi biografiado debió de entonar los cantos gregorianos, e incluso aprovechar, mejor que los granjeros del nuestros días, sus beneficios espirituales. Hacía siglos que a los monjes autosuficientes habían observado que los animales de sus granjas que los escuchaban cantar polifónicamente, les daban mucha y mejor leche que las demás. Es el llamado "Efecto Mozart", y no sería difícil defender que decoraron muchos muros de sus templos combinando la armonía y las matemáticas. Cierto que los egipcios de las grandes pirámides ya los aplicaron los números Pi y Phi, pero habían sido olvidados, siendo ambos redescubiertos en el siglo XII aunque mantenidos en secreto, tal como hizo el griego Euclides. Ambos números fueron definitivos para dar belleza y resistencia a los templos de nueva planta. El soporte matemático es más efectivo aún que el musical al buscar la belleza de la lógica. Europa sufrió un gran lastre en el hecho de que, en el siglo XII, los números árabes en muchos lugares aún estaban prohibidos, y la arquitectura se nutre de ellos.
Haré un inciso para corroborar lo dicho acerca de los beneficios múltiples de los sonidos fenoméricos, pues yo mismo lo experimenté inesperadamente en el curso de mis investigaciones mientras, en solitario, estaba midiendo el interior de uno de los mayores cámaras megalíticas de Cataluña. Por su impacto acústico, pude sospechar la oculta funcionalidad de los agujeros expresamente abiertos en algunos gruesos megalitos, concluyendo que sus constructores ingeniosamente trataron de que el fuerte viento arrancase sonidos al totem-toro (reproducido con su comunitario esfuerzo en piedra). Cabe esperarlo de quienes durante milenios desarrollaron una general fascinación por la estampa natural del uro, o sea, el Bos Primigenius, admirándolo en una inmensa mole que lo representa de forma inequívoca, muy gráficamente en la vertiente norte de la montaña de Montserrat en Cataluña (a sólo 40 km. de las playas de la ciudad de Barcelona).
LA CEREMONIA DE INICIACIÓN: NORMAS HABITUALES
El momento cumbre de la vida de Arnau de Torroja fue la ceremonia de su investidura como miembro de pleno derecho, experimentándolo como su consagración a una nueva existencia. Se le recordó que sólo tendría derecho a pan y agua, a un ropaje pobre, a una cama muy sencilla, a vivir casi en la miseria y a realizar duros trabajos, que en su caso fueron casi siempre de gobierno.
Patrullar y batallar sin posibilidad de rehuir el combate si no eran superados tres veces, fue la actividad principal de aquellos monjes con espada, que hacía votos canónicos, aunque mantenían su condición de seglares. Además del celibato, incluyeron los voto de pobreza y obediencia, lo cual copiaron de las sectas esenias. San Pablo, aunque no condenó el matrimonio, consideró el monacato un estado superior al celibato, porque el monje, estando libre de preocupaciones familiares, podría entender mejor los asuntos de Dios, que era justamente lo que mi paisano deseaba. Toda religión pretende la unión con la divinidad. Incluso los humanistas hindúes, con sus malabarismos posturales, por ridículos que parezcan, también buscan la unión con lo trascendente del cosmos. Los templarios animaron a buscar la experiencia interna, por ser ahí donde reside Dios, como si cada alma fuese la propia "montaña" a escalar. La búsqueda interior, también llamada "la demanda", fue divulgada en Europa por los templarios, y después se le hizo eco de ello el alemán Wolfram von Eschenbach en su Parzival La escolástica desde su nacimiento estuvo separada por un abismo de la filosofía sufi, porque éstos gestan ideas activas, lo cual nunca logró ni el sabio Ramón Llull, ni Francois Bacon, etc..
El fanatismo surge de concentrarse demasiado y siempre en lo mismo, tal como hacen los actuales científicos. Para alcanzar verdades es básico un desapego intelectual y emocional, según lo dicta el exigible equilibrio de toda vida. Lo demuestra el funcionamiento del universo, y Arnau de Torroja en tierras de Palestina descubrió que allí dispusieron de las primeras tablas sobre el movimiento de los astros, porque los caldeos las habían elaborado mejorando la inventiva de quienes residieron en la antigua Mesopotamia. En la Península Ibérica se divulgaron cien años más tarde; y es que los templarios fueron además cual una red de intercambio de ideas filosóficas. Dado que los beneficios comerciales resultaron ser muy discutibles, quizá lo único de provecho de las ocho grandes Cruzadas fuese sólo subir el nivel filosófico de los europeos, además de la difusión de los principios caballerescos aprendidos de los árabes, ya luego sirvieron para moldear las normas de la caballería.
Teniendo en cuenta que se ha escrito muchísimo sobre los caballeros del Temple sin datos verificables, siempre quedaran incógnitas por resolver y el verdadero ritual de ingreso en la Orden es una de ellas, si bien existen escritos sobre el particular más o menos fiables. Por la noche, a la luz de los cirios de la iglesia, todo aspirante pasó un examen ante el Tribunal de Doce Hermanos Mayores. El noble candidato debía presentarse muy humildemente, y entonces se le explicaba su futuro:
“... No ingreses en la Orden para conseguir riquezas ni honores, ni tampoco por que creas que vas a situarte en un plano mas alto rodeado de comodidades. Se exigen tres cosas: La primera es dejar atrás los pecados del mundo; la segunda vivir para el servicio de Nuestro Señor; y la tercera que, además de vivir pobremente, harás penitencia por la salvación de tu alma. Durante toda la vida, desde hoy en adelante, ¿quieres servir a la Orden? ¿Estás dispuesto a renunciar para siempre a tu libertad obedeciendo todo lo que el comandante disponga en todo momento?” A todo ello debía responder afirmativamente el aspirante.
A continuación el Maestre con su mano sobre los Evangelios decía: “En el caso que alguno de vosotros conociera una o varias causas por las que este hombre no mereciese ser un hermano nuestro, que lo declare...”.. Superado el trámite, si de nuevo aceptaba, todavía el Maestre le preguntaría otras intimidades y, si superaba las expectativas, se le concedía poder realizar sus votos.
He abreviado el ritual, pues, si para los simples guerreros se les hacía velar sus armas una noche ante el altar, los templarios debían pasarla encaramados a los “árboles de la vida” que era el mini-habitáculo del centro de la bóveda, la cual sustenta un pilar central. En el hueco entre las nervaduras del techo, tal espacio permitía al aspirante meditar en la trascendencia que tendría la opción de pertenecer a la Orden que le había anticipado sus secretos. El arquitecto Gaudí construyó varios de esos “hongos” huecos, aunque tapiados, siguiendo modelo de los templos románicos del Rosellón y la Cerdanya (Fr). Hay una muestra de “hongo” en la cueva que hay ante la recepción del Parque Güell de Barcelona.
Después, en una ceremonia que reunía a toda la hermandad, el Maestre procedía a la bendición de su espada, seguida de un buen golpe, o espaldarazo dado con ella, para simbolizar una herida. Para concluir tan antiguo procedimiento de iniciación, seguidamente recibiría un humillante bofetón en pleno rostro, pues evocaba: Herida y muerte ritual, necesaria para su renacimiento a una vida nueva superior, o sea, la separación del joven de su mundo. Un aspirante a “Hijo de Dios” debe aquilatar su alma si quiere que su espíritu domine el cuerpo físico. Lo había escrito san Pablo en su “Carta a los Efesios” (4,22), pues la idea era de transmutarse a una vida superior al modo de los míticos griegos Castor y Polux.
A través del ritual se creaba una alianza indisoluble entre todos los miembros de la caballería y su acatamiento a un mismo sistema de valores. Por cierto, hoy entendemos al revés las enseñanzas básicas de las antiguas ceremonias iniciáticas. Por ejemplo, en el mundo griego, los famosos “Misterios de Eleusis” se convencía al aspirante para que no creyese en los llamados “dioses mayores”, desvelando al neófito que habían sido simples mortales que habrían protagonizado alguna hazaña especial. Cicerón, que superó dichas pruebas, informó que el desengaño llegaba hasta el punto de asegurarle al iniciado el que ningún rey hubiese subido nunca al cielo. Con tales ritos se restablecía la veneración sencilla, pues ya entonces habría degenerado de tal como se habían enseñado en su primera institución. En efecto, quien no se esfuerce no podrá ser científico, pero si al interesado se le sube a la “cima de la montaña”, se le puede ayudar haciendo desarrollar cuanto de bueno tiene desde su nacimiento, puesto que todos tenemos un idéntico origen. Si no podemos ver el oxígeno que es tan imprescindible, y es algo físico ¿no admitirá la existencia de algo espiritual que le dio la vida?
Por último se le entregaría el manto de los templarios, adornado con una cruz y una espada. Una vez los había recogido, el maestre provincial y el capellán le daban el beso de la fraternidad y rezaban en común, tal como hacen todas las órdenes religiosas. Los templarios, como los cátaros, entenderían que el buen aprendizaje consiste en evitar repeticiones. Después, en lugar de repartir lo ganado con la fuerza, ellos tratarían de compartir las conquistas del corazón, porque el cristianismo es el recuerdo de un amor.
Era costumbre de los caballeros templarios rezar juntos, con lo cual consolidaban “el espíritu de unión” tanto como si estuviesen en el campo de batalla. Como Arnau era monje, ante las mayores dificultades hay que imaginarlo postrado serenamente, en soledad, esperando la iluminación ante el Santo Sagrario, precisamente por tener conciencia de la indefensión e impotencia de la humana condición. También era capaz de analizar los asuntos que le perturbaban como los gnósticos, pero lo que lo caracterizaría sería su capacidad de acción.
Tan sólo comían sólo dos veces al día, y lo hacían todos juntos, casi en silencio, pues escuchaban al fraile que leía el Nuevo Testamento. Como todos ellos eran jóvenes que debían estar en forma para combatir, se alimentaban bien dentro de la moderación, pues ante todo les era imperioso evitar padecer anemia. Comerían quizá con remordimientos, aunque hoy día, además de sus razones, el comer poco lo podemos justificar mejor. Una excesiva ingesta de calorías reduce la calidad de vida, porque el oxígeno que da energía a nuestras células, al electrizarlas en la reacción metabólica, también daña precioso material genético.
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SABERES DE UN GRAN MAESTRE DE SIÓN Y DEL TEMPLE
Arnau de Torroja estudió en Cataluña lo básico de la clase nobiliaria, o sea, el científicamente consolidado Trivium, consistente en las asignaturas de gramática, retórica y lógica; todas artes liberales evolucionadas del prestigioso Septenario citado en la Santa Biblia: La sabiduría se hizo una casa y labró siete columnas. (Proverbios, 9-1). También aprendió historia, que entonces tenía como protagonista central a Carlomagno, aunque obviamente se remontaría a las invasiones de los musulmanes hasta las ciudades francesas de Tours y Poitiers, allí donde el año 732 el ejército de Abderrahman fue vencido por Carlos Martel, hijo de Pipino II de Heristal. (Su hijo, muerto el año 758, fue padre de Carlomagno). Después, por fin la Galia quedó asegurada para los cristianos, gracias a la presión bélica de Guillem de Orange para apaciguar a los rebeldes vascones y a los musulmanes de al-Andalus.
Posteriormente Arnau de Torroja también estudió idiomas y música, así como se interesó por las técnicas militares, la astronomía y la astrología, y muchas cosas más sobre las cuales yo no tengo competencia. Lo que sí le debió de fascinar fue la Genealogía y la Historia, y por su militancia en la Orden del Temple le interesaría la antigua arquitectura sagrada de Egipto y Grecia: Todo rito de fundación de un templo seguía la sombra del sol al salir en días, clave a fin de vincular el astro rey con el templo, la tierra y el cielo. En la iglesia de Troyes (Fr.), cercana al lugar donde nació el fundador de los templarios, se escondió tras los arcos y bóvedas el número 888, según estudió exhaustivamente Jean Hani. También defiende que el tal número además es el valor total de las letras del nombre de Jesús. En alguna iglesia se da el caso que el número ocho se configura en el interior del templo debajo de la pared del colorístico vitral circular gracias a los reflejos de otro vitral de la fachada opuesta. Una advertencia más. El número 888, que forman tres lazos en círculo, llamado Estrella de David, también alude al libro “Apocalipsis” del apóstol san Juan, que, dicho sea de paso, se trata de un libro escrito en clave.
Arnau no se debió de contentar con aprender los saludos árabes “As-salam alaikum”, o “Allahu akbar” ”, porque su afán de conocimientos debió aconsejarle dar prioridad a poder entenderse con los enemigos. Puede que incluso supiese que, como es de toda lógica, el primer libro escrito en árabe diese diferentes significados a muchas de las palabras escritas. Por otra parte, no es probable que Arnau de Torroja aprendiese el alfabeto glagolítico, por muchos templarios croatas que estuviesen bajo sus órdenes.
Aunque parezca un asunto menor, fue importante en el curso de la Edad Media disponer de una espada llamada de virtud. Cualquier espada fue símbolo de nobleza, y no puedo negarle a Arnau que, como Gran Maestre, tuviese una espada con propiedades excepcionales y hasta con poderes sobrenaturales. No osaría afirmar que pudo tener incluso una espada de Damasco, que eran de dureza y forja inimitable para los herreros europeos, pero las del Gran Maestre del Temple habrían compensado la deficiencia, incluyendo las más famosas reliquias que cupiesen en su empuñadura.

En su siguiente misión en Palestina, Arnau comprobaría que la Orden del Temple ya tenía su asentamiento anexo a la iglesia de Nuestra Señora del Monte Sión, una iglesia en la cima del Jerusalén más antiguo (siglo X a.C.), la cual desde entonces fue un centro de gran veneración cristiana. Es muy visitada aún actualmente, y se presenta con una cúpula y un minarete que desde lejos la hacen inconfundible. Los monjes de la abadía del Monte Sión, en Jerusalén, sabían que había sido fundada en 1099 por el líder de la Primera Cruzada, por el líder sicambro llamado Godofredo de Bouillon.
Entre 1150 y 1180 los templarios fueron adquiriendo mas propiedades en los barrios periféricos de Jerusalén, y fue justamente en vida de Arnau de Torroja cuando fue restaurada Notre-Dâme-du-Mont-Zion, motivo por el cual aquel magnífico techo gótico abovedado que pasa por ser el muy dignísimo Cenáculo, allí donde los grupos de turistas alcanzan la catarsis de su devoción, se construyó casi doce siglos después de la Crucifixión y no pudo ser el original. La sede central de los caballeros templarios de más categoría para su Orden, estaba anexa a la iglesia de Nuestra Señora de Sión, en Jerusalén, allí donde Arnau de Torroja, además de aprender los asuntos prioritarios específicos de su Orden y de la jerarquía que se esperaba que mereciese, aprendería con urgencia la historia y la geografía regional, y también la de los países europeos donde los templarios tenían previsto establecerse. Por cierto, en 1154 el musulmán al-Idrisi confeccionó un mapamundi circular muy perfeccionado, plasmando la visión del mundo que tenían los árabes quedó reflejada exactamente en el mapamundi en forma de medallón que plasmó un reputado geógrafo, y que Arnau debió de sorprenderle. La norma de los árabes entonces consistía en distribuir todo el mundo conocido dentro de espacio circular, con la particulardad de que el polo norte quedó invertido respecto a los planisferios europeos de la misma época. Mi ilustre paisano entonces estudió todas las materias con ahínco, obviamente empezando por el mismo edificio donde se alojaba en Jerusalén; no sólo se consideraba el Cenáculo, sino también donde tuvo lugar la Dormición de la Virgen María. También, por añadidura, es donde está enterrado el rey David.
Arnau en la “Casa Madre” de Jerusalén, Nuestra Señora del Monte Sión, durante su iniciación aprendería ante todo que la conquista de Jerusalén había costado mucha sangre y vidas de caballeros cruzados, dadas las devastadoras ventajas de movilidad que dominaban los jinetes musulmanes. En efecto, los musulmanes suplían con astucia el coraje desenfrenado del ejército cristiano, abigarrada mezcolanza de nobles caballeros de Flandes y Lorena, normandos, catalanes y provenzales, renanos y normandos sicilianos, todos ellos evolucionando sobre el terreno al son de las trompetas en los lugares de reunión donde se habían alzado pendones ondeantes al viento. Era un ejército de místicos guerreros de Dios, aventureros, ilusos y bandoleros que, muy inconscientemente, habían cabalgado a través de países desconocidos, ciudades enemigas, caminos extraños y ríos salvajes.
Rápidamente entendieron los hispanos la causa de la movilidad de los jinetes musulmanes invasores de la Península Ibérica, dotándose de reposapies en sus sillas de montar. Los árabes los habían copiado de los orientales, y en la Península Ibérica se conocieron en el siglo VIII. Tan gran ventaja se adoptó en toda Europa antes de las Cruzadas. En el famoso Tapiz de Bayeux, bordado en 1077, los vemos en los pies de los jinetes de la batalla de Hastings (1066).
En principio, tan pronto desembarcaban en Acre (Akko) se les introducía en un túnel abovedado con grandes bloques de piedra y de unos diez metros de ancho, a través del que, después de cientos de metros de marcha, les permití introducirse directamente en su castillo. No era menos peligroso cruzar Cesarea hasta llegar a Jerusalén, por más que era la ruta que los cruzados tenían controlada. Después, el desafío sería intelectual. A todos los reclutados jóvenes nobles, al llegar a Tierra Santa les fue imperioso aprender rápidamente las estrategias de combate orientales, no siempre éticas. A los jóvenes elegidos quizá incluso se le enseñase lo escrito por Euclides en su libro Los Elementos, en vigor aún después de pasados 2500 años. Por cierto, fue en el siglo XII cuando las matemáticas dieron el gran salto de emplear el numero cero (un número vacío) que los árabes copiaron de la sabiduría hindú. Los templarios fueron la correa de transmisión a través de la Península Ibérica de lo dicho, y mucho más que sería exhaustivo tan sólo de citar.
La evolución que me interesa desarrollar es principalmente dilucidar el crecimiento intelectual que adquirió Arnau, hasta entender que la capacidad de aprender es la única prueba de vida, y la clave es la capacidad de sorpresa. Arnau aprendería rápido porque había meditado profundamente a lo largo de su vida. Siendo niño ya sería capaz de sospechar que ante la inmensidad de la bóveda celeste, en sus 360º contendría menos estrellas de las que él podía imaginar que había en el firmamento que observaba sin mover su cabeza. Claro que nunca Arnau pudo sospechar –como hoy afirmamos- de la existencia real de una infinidad de cuerpos celestes negros o invisibles. Pero para Arnau lo más importante de aquella estancia fueron lo que desaprendió, en el sentido de soltar lastre dogmático. Fue muy evidente para aquellos jóvenes caballeros, más que para nuestros intelectuales de hoy, que la Iglesia católica podía ser acusada de haber añadido indebidamente durante siglos nuevas doctrinas a las dictadas por al Iglesia primitiva, otorgándose tal poder por autoproclamarse la “Verdadera Esposa de Jesucristo”, cuando era ya muy evidente entonces que lo había sido María de Magdala, una rica y muy noble señora de Palestina.
Según la Wikipedia, la etapa de gobierno de Arnau de Torroja en la Orden del Temple, al cual presentan como Arnaud (suponiendo que murió con más de setenta años), estuvo marcada por los enfrentamientos de todo tipo que se libraron entre los caballeros templarios y los hospitalarios en Outremer: Arnau de Torroja aceptó la mediación del papa Lucio III y del rey Balduino IV para poner fin a dichas luchas fratricidas. En 1184 la situación política en Palestina empeoró porque Reinaldo de Châtillon, actuando por su cuenta asoló los territorios musulmanes de Transjordania. Para apaciguar los ánimos, fue entonces que mi biografiado desplegó su gran sagacidad política, negociando una tregua con el líder Saladino, el mayor enemigo de los francos, nada menos cuando éste ya estaba decidido a vengar sus traicioneras y sanguinarias incursiones.
Dado el carácter pacificador de mi admirado biografiado, siempre deseoso de conciliar enemistades, puedo presentarlo como una de las personas más comprometidas en elevar el término Imperio a su máxima expresión. En teoría, dicho plan permitiría: Revitalizar la sociedad, gracias a la proyectada federación de estados autónomos bajo la dirección de un único poder espiritual y un solo poder político (Guillaume Mollet: Dictionaire d'Histoire et Geographie eclesiastique; París 1.953; Vol. XII; col.115-129 - p. 129.
Un solo monarca soberano para todos los súbditos que sería elegido por los misteriosos principios de la Ley Divina, y que aceptarían todos los cristianos,
 judíos y musulmanes. Un solo pueblo, o sea, una confederación de todos los gobiernos implicados en el nuevo orden mundial.
Los templarios en Outremer fueron respetados por los musulmanes que eran la comunidad principal; y más en Jerusalén, donde los cristianos tenían dieciséis iglesias. Los habrían aceptado peor si hubiesen sido ateos, pero para la mentalidad de los tiempos de Arnau de Torroja la fe era de primera necesidad, y más en aquella parte de mundo donde un ateo resultaba inconcebible. Es algo que mal podemos entender los que la vivimos hoy como una opción personal, ya muy superados los siglos cuando la fe era un lujo. Los esquemas mentales del medioevo eran diferentes, porque su simbología no se limitaba a las marcas comerciales, sino a iconos de un camino espiritual. La capa de cada caballero templario simboliza dos alas plegadas, y remiten a la naturaleza celeste de quien ha merecido la inmortalidad y vive para ayudar a sus semejantes. Sus espuelas le recordaban su obediencia, etc.. La gente del siglo XII podía imaginarse sin dificultad un mundo (incluso todo el cosmos) amurallado como lo estaba cualquier burgo donde vivían dominados por la inflexible autoridad eclesiástica, dado que incluso asistir a la santa misa era obligatorio;...y pagar la entrada con especies, también. A la plebe se les advertía que el mundo de la farándula fomenta la disipación, y por si fuese poco, siempre vivían atemorizados por las enfermedades y mutilaciones que podían sufrir el día siguiente.
Si todo lo dicho lo consideramos cual una línea de trazo horizontal, la intromisión de la Orden del Temple representó el travesaño vertical en el esquema de una cruz. No me refiero sólo a lo espiritual, sino a su capacidad de copiar lo bueno de donde lo descubrían. En sanidad tuvieron donde fijarse. En 1154 Damasco había dos hospitales, y en cada uno de ellos unos administradores que llevaban registros. Los médicos acudían todas las mañanas, examinan a los enfermos y ordenaban que se preparen las medicinas y alimentos para curar. Conocían los efectos antibióticos de la tela de araña, porque realmente cura, al contener algo de penicilina natural. La planta llamada aloe, y la miel también, hacían milagros. No se puede ignorar que en el siglo XI el sabio Avicena escribió un “Canon de medicina” que se difundió tanto en Asia como en Europa. Hasta la intervención de las órdenes de caballería europeas, la verdad es que los cruzados enfermos y heridos carecieron de atención médica eficaz; no tuvieron ni cirujanos, y sólo aquellos que sobrevivieron fueron penosamente evacuados hasta la isla de Salermo (It.).
TEMPLOS CON SIMBOLISMO GEOMÉTRICO-MATEMÁTICO
Continuando con los conocimientos mínimos que hemos de suponerle a Arnau de Torroja, tanto antes como después de haber sigo Gran Maestre del Temple, hay obviedades sobre las que no me detendré por ser materia de los novelistas, por ejemplo, la descripción del castillo de Miravet a orillas del río Ebro, donde sus antecesores tuvieron su residencia, y Arnau de Torroja no sería diferente. Ahora bien, sería inútil encasillarlo en las funciones administrativas, porque eran tiempos de extraordinaria movilidad para cualquier noble, y más para un gran mandatario de la más exitosa orden monástico-militar, que no dejaba de fundar encomiendas en su imparable expansión. El sistema era práctico; permanecían doce en el sitio y los demás se iban para fundar una nueva “sucursal”, tal como hacían los monjes del Cister.
Debo referirme mínimamente a la construcción de recintos militares y empalizadas defensivas, porque mi biografiado tuvo referencias novedosas respecto a las construidas en el centro de Cataluña durante su pasado inmediato, siendo más exactas que las que hoy puedan tener nuestros arquitectos e ingenieros.
Hasta la expansión de la orden benedictina no se superaron definitivamente las antiguas defensas construidas para detener a los musulmanes al sur del Solsonés donde Arnau de Torroja nació. Creció viendo construir numerosas murallas y fosos. Antes del siglo X en los condados pre-catalanes se defendían construyendo con materiales lígneos (troncos de árboles, etc.); siendo los prototipos de los luego ya edificados en piedra, por razones de estrategia militar de los siglos medievales. El monaquismo transformó las normas para crear la sobria arquitectura del arte románico, la construcción de puentes, el canto gregoriano, etc., y sobre todo los conocimientos de Platón, Aristóteles y Pitágoras. Éste último conoció la geometría sagrada en el antiguo Egipto durante las dos décadas que él vivió en Alejandía. A él se debe la estrella pentagonal, su icono de curación, pero también se trató de una geométrica alusión simbólica a la armonía entre cuerpo y alma.
La geometría sagrada debió de ser uno de los conocimientos que los templarios descubrieron en Tierra Santa, y en secreto lo heredaron las hermandades precursores de la masonería. Dichos maestros constructores en piedra se llamaron simbólicamente “Hijos de Salomón”, y su misión fue perpetuar unas enseñanzas para elevar templos donde reunirse los creyentes para aprender ciertas normas esenciales. El diseño octogonal fue la estructura preferida para edificar los primeros oratorios de la Orden del Temple. Como ya apunté más arriba, las iglesias de los templarios estuvieron conectadas con sus encomiendas fortificadas por subterráneos, dado que cualquier templo religioso era inatacable y no hacía falta que fuese defendida, al ser considerada por todos los europeos una “tierra sagrada” desde tiempos ancestrales. Además, bastaba que un fugitivo pisase su entorno, para evitar ser ajusticiado mientras permaneciese en la llamada “sagrera”.
Acerca del saber astronómico-astrológico de sus iniciados de elite, aunque en su tiempo pudieron ser consideradas verdaderas ciencias académicas, como era el caso de la alquimia, etc., no lo comentaré por desagradarme el tema. Tal vez Arnau de Torroja debió de creer que Jesús de Nazaret había muerto en fecha del día siete de abril del año 30 pasadas las tres de la tarde. Particularmente no creo en directrices cósmicas, a pesar de que se utilizasen para planificar el mapa urbano de la ciudad de Washington (USA). Para los científicos el conservadurismo es de todo rigor. Aunque yo no sea científico, también me considero riguroso, y por ello me extraña que la ciencia no se haya hecho eco de mis contribuciones culturales, a pesar de demostrarlas con el realismo de las fotografías que siempre apoyan mis opiniones. Pasarán muchas más décadas, y creo que es por la prudencia de quienes no quieren arriesgar su sueldo. Así sucede, por ejemplo, que un científico de mi tiempo incluso puede hacer caso omiso del comportamiento inteligente de las plantas.
Dejando a parte el que todas las iglesias cristianas europeas construyeron sus ábsides en dirección Este, porque es donde está ubicada la ciudad de Jerusalén, el arquitecto Violet-le-Duc supuso que los templarios construyeron templos en forma de rotonda imitando el llamado la Cúpula de la Roca de la ciudad “Tres veces santa”. El creó el mito que hizo olvidar que existen planificaciones de iglesias redondas más antiguas, como la capilla palatina de la ciudad de Aquisgrán, la antigua capital de Carlomagno.
Me interesó que, en el año 762, incluso toda la ciudad de Bagdad, fundada el año 746, se construyese en base a las proporciones geométricas de una rueda, con su centro en el palacio de Harun-el-Rashid, de ahí que los sufíes, y luego los francmasones, tuviesen muy en consideración la planta de forma anular. Entre varios ejemplos prefiero citar la “Orden de la Jarreta”, puesto que copió la llamada Tabla Redonda, dos siglos anterior. Para loar tan útil diseño al que yo llamé Onutoro, en 2008 escribí un libro así titulado, el cual es el que más me complace de toda mi obra .
NUEVAS IDEAS RELIGIOSAS APRENDIDAS EN TIERRA SANTA
Cuando los templarios se establecieron en Tierra Santa, los francos dominaban desde el Líbano hasta la península del Sinaí. Se repartieron en tres partes, siendo la principal (a parte de Jerusalén, la capital), el Principado de Antioquía, y los dos condados de Edesa y de Trípoli. Antioquía era ciudad cristiana, por lo cual el califa Omar, cuando la conquistó el año 641, empezó a planificar trasladar su capital a El Cairo, que antes se llamaba Heliópolis (a 7 km. de distancia).
Los templarios recopilaron ideas y, por otra parte, cuando fue preciso se esforzaron para aprender. Lo malo sería darse cuenta de que los católico-romanos siempre habían sido aleccionados como niños, a pesar de ser gente madura. Después de tenerlo claro, pudieron superar las numerosas fórmulas dogmáticas, para llegar a resolver que: La unidad del Dios viviente se encarnó en Jesucristo. Para Arnau de Torroja no significó una revolución, sino su desarrollo hacia la plenitud. Logró un perfeccionamiento continuo, gradual y siempre en positivo. Pero para la capacidad que le supongo, debió de alarmarle la inmadurez espiritual de todas las personas, y en todos los tiempos y latitudes. Él, que se conocía bien porque se había reconstruido, supo que toda idea de Dios sería inexacta, y mantuvo grandes reservas para con todo aquel que le garantizaba el presentarle a Dios. En general, los templarios primero apostaron por la conciencia y después por el Sumo pontífice de Roma, por entender que la conciencia es la voz de Dios en el hombre, y viceversa: Con-ciencia, es la voz del hombre comprometido con la divinidad en ese tiempo cíclico, o sea, religioso.
Al intentar penetrar en sus creencias y conocimientos no insistiré en lo referente a sus jerarquías y la férrea disciplina de los monjes con espada, porque fueron verdaderamente la Milicia de Cristo. Al menos debió de ser tan austera como la de la orden cisterciense, añadiendo el rigor militar, por ser los templarios un cuerpo altamente disciplinado. Pero sí marcaré una diferencia, porque han sido muchos los grupos elitistas que siempre buscaron acaparar conocimientos fiables y rescatar la sabiduría de los antiguos. Fue la rigidez de su disciplina fundacional lo que evitó que los templarios se perdiesen en una espiritualidad enmarañada.
Al menos en el siglo XII todos los templarios sentían una gran devoción por su Gran Maestre, el cual siempre se les presentaba acompañado de un par de consejeros por si debía tomar decisiones rápidas en muchas y muy diversas responsabilidades, tales como problemas en sus castillos y encomiendas, traslados de tropas y animales, rentas y reclutamientos, atención a los heridos, etc. En prevención de la ausencia del Gran Maestre, el mando recaía en el mariscal, y bajo éste actuaba un senescal que tenía cuidado, además de lo dicho, de que no faltasen nunca los avituallamientos necesarios. En el campo de batalla quien encabezaba la caballería pesada del Temple era su jefe del estado mayor del ejército, pero seguía instrucciones del Gran Maestre, que en el caso de Arnau de Torroja, sería: Prevenir, antes del combate, tener garantizado el suministro de agua y víveres. Cierto que entonces era muy generalizada aquella idea de los iluminados: Poco importa el número de combatientes cuando se cuenta con el apoyo de la divinidad; lo cual obviamente les haría sufrir graves derrotas, pero Arnau de Torroja nunca hubiese podido tomar en serio dicha frase. Antes diría, como los árabes: “Confía en Alá, pero ata tu camello. ” Al fallecer, quizá porque tanta impostura le agobió demasiado, la pérdida de Jerusalén resultó inevitable, y poco después los francos, con todas sus tropas subsidiarias, perdieron Palestina.
A nivel simbólico, el Pedro de los templarios y calatravos se identifica con el “Anciano de la Cábala”, es decir, el Baphomet, de la sabiduría agnóstica que -igual que el catarismo- buscaba la salvación por la iluminación capaz de encontrar en el propio interior el espíritu liberador. Los caballeros del Temple, al abrazar la doctrina petrina, se hicieron Pedros, por lo cual en sus ceremonias iniciáticas se humillaban como san Pedro apóstol, y quizá también negasen tres veces a Jesucristo. Los templarios presuntamente incluyeron el tal reniego en su ritual, siendo en realidad la puerta a los conocimientos secretos de la Orden. Lo importante fue que siguieron las enseñanzas del “Evangelio del Amor”, venerando a Juan Bautista, cuya festividad celebraban -según la Inquisición- ejecutando prácticas de brujería. Fueron incontables las víctimas de la ignorancia intolerante. Son las consecuencias de ser inoportuno al tratar de rebelarse contra las anquilosadas ideas pretéritas con mente más abierta. Pero algunos recogieron el poso de su devoción. Por ejemplo, citaré un cuadro al fresco el cual aún se encuentra muy cerca del castillo árabe de Miravet, dado a la Orden del Temple en recompensa a su contribución en numerosas batallas cuando luchaban para el conde de Barcelona. La escena a la cual me refiero decora el ábside de la iglesia-museo de Miravet, exactamente sobre la losa del altar primitivo. Se representa allí la escena de la decapitación de san Juan Bautista. Su trascendencia fue posible gracias a la devoción de un noble bien informado que quiso ser enterrado entre aquellos muros, ...pagando el templo de su propio bolsillo.
En 1167 fue consagrada la iglesia del castillo, oficiando el obispo de Barcelona, Guillem de Torroja, acompañado de su hermano, entonces ya Gran Maestre Provincial. Desde entonces el castillo de Miravet se erigió en casa central para la Orden en la Corona de Aragón. Fue Arnau de Torroja quien, en 1167, dio por concluida la adaptación de las murallas de Miravet a las austeras normas constructivas de su orden para con sus grandes castillos, pues éste dominaba el paso del río Ebro desde una privilegiada cima.
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TEMPLERS MALLORCA FOTO
Arnau de Torroja en su paso por Siria se admiraría al conocer las ideas monoteístas de los drusos, con culto y liturgia especial. Aunque se remitían al mismo rito de iniciación por inmersión que predicó el Precursor en el río Jordán, era un aprendizaje gradual y esotérico. Los drusos se tenían por fanáticos religiosos, habiéndose hecho escuchar en Turquía y en Egipto donde son venerados por los ismaelitas. Lo que era inaceptable de los drusos para Arnau de Torroja, era su pretensión de que Dios se hubiese reencarnado ¡unas diez veces!. Ni queriendo asociar lo que ofrecen las religiones principales, ello sería imposible para nadie; y aun así, los templarios le enseñarían que se debía procurar hacer congeniar todas las religiones en una de sola. Existen pruebas testimoniales de que la Crucifixión, y posterior Resurrección, etc., ya la habrían experimentado antes de Jesús, el dios griego Dionisio, el egipcio Osiris, y otros.
Otro cosa que debió de resultarle sorprendente a Arnau de Torroja, era que el pensamiento de los palestinos fuese su búsqueda del "eje del ser", cuando lo importante para cada ser humano es entender que la clave de la eterna búsqueda es el amor al prójimo. Los cristianos lo supieron por los apóstoles; aunque los ebonitas, siendo ellos descendientes directos de los cristianos que en Jerusalén seguían a Santiago, fueron considerados herejes tan pronto como triunfó la predicación de Pablo de Tarso. Arnau de Torroja supo que el problema se acabó bajo Teodosio el Grande, pero con su prohibición y todo, era muy evidente que Jesús no era cristiano porque nació, vivió y murió como hebreo y sólo pretendió dar nuevas perspectivas a la Ley de Moisés. Había revelado verdades interiores con palabras simples. Además, si lo llamaron Rabí (maestro) era porque estaba casado, y de hecho lo estuvieron la mayoría de sacerdotes y pontífices romanos hasta prohibirlo en el Concilio de Letrán (1123). A Arnau y al resto de templarios la idea de un redentor casado no les sorprendió tanto como a los católicos del siglo XXI. Algo que hoy me extraña a mi, es que a Jesucristo se le presente en la imaginería católica sosteniendo un libro en su mano derecha, a pesar de enseñar que nunca escribió nada.
Los caballeros de la Orden del Temple, después de excavar el subsuelo más sagrado de Jerusalén, hallaron manuscritos coptos, arameos y hebreos, en los que figuraban evangelios distintos a los cuatro canónicos. La doctrina de Jesús era fiel a la ley mosaica. Por otra parte, un Mesías resucitado ya existía en el judaísmo anterior al cristianismo, y simplemente se adoptó la leyenda judía para dar forma al dogma de la Resurrección. Los mandeístas y los templarios creyeron que la persona divina de Jesús que presentaban los evangelios autorizados nunca existió, pues el verdadero habría sido, según ellos, un luchador revolucionario completamente distinto del oficial. Obviamente dentro de la Orden del Temple esta doctrina secreta nunca trascendió del seno reducido núcleo de iniciados que buscaron la salvación por el conocimiento. De tales creencias, tanto en Heliópolis como en Alejandría, aún se conservan dibujos que lo revelan. Además, los simbólicos Reyes Magos (sólo citados por el evangelista Mateo para explicar una profecía sobre una estrella indicadora del nacimiento de Cristo), fueron la clave para que sus lectores egipcios empezasen a referirse a la diosa Isis en relación con el nacimiento de su hijo Horus. Y durante el periodo navideño todo está representado mediante la inocentísima estrella del Pesebre;...independientemente de que la gente poco informada la dibujen con tan sólo cinco puntas. ¡La verdad, ni teme ni ofende!
Hubo varios presuntos Mesías entre las sectas del judaísmo, pero el reconocimiento entre la Orden del Temple de un “Hijo de Dios” era impensable para el judaísmo ortodoxo temeroso de Yahvé. Fue así, a pesar de saber la veneración por otros dioses nacidos de una madre virgen, entre los cuales: Osiris, Dionisio, Attis, Adonis, Zagreus, Tamuz, Vishnú. Platón y Pitágoras no ignoraron que la mayoría de los citados fueron hijos de una virgen. También la madre del emperador romano Augusto tuvo un embarazo milagroso, pues, según escribió Suetonio, el dios Apolo se unió a ella bajo forma de una serpiente. Durante los primeros siglos los cristianos literalistas procurarían evitar tales referencias de vidas y circunstancias paralelas a la de Jesús de Nazaret, con la excusa de que: Los paganos eran incultos, incluyendo los que planificaron y construyeron el Partenón o las pirámides de Giza.
Los templarios secretamente respetaban ciertas peculiaridades de cualquier filosofía monoteísta cuando los enriquecía espiritualmente, porque son valores que pueden aumentar gracias al conocimiento. No tienen nada que ver con los valores de los siglos industriales cuando floreció lo científico-técnico; o bien en la actualidad cuando la economía de los países se basa en fomentar los bienes materiales que, a cambio de confort, nos alejan de nuestros verdaderos intereses. Dejando a parte que toda persona cultivada se planteará las mismas preguntas eternas, el hecho de sustituir la buena dirección por otra de mala, acabará repercutiendo en que la sociedad futura lo pague muy caro; y no sólo por culpa de las guerras. Los templarios procuraron esforzarse en superar los malos tiempos que vivían, como nosotros, cuando, zarandeados por las tempestades, nos reconforta la seguridad de que volverá a salir el sol un día u otro. Somos creyentes por naturaleza, y la religión es la base de toda estructura mental. Pero si superásemos los valores que psíquicamente compartimos, adoptando reglas de pensamiento menos dogmáticas, los occidentales podríamos afrontar mejor los problemas de convivencia a todos los niveles. Es lo que cabe seguir esperando del destino de la humanidad futura. Metafóricamente; la llave no está en utilizar la mente; la puerta que tratamos sólo se abre a través del corazón.
Al formar parte de tan prestigiosa y aguerrida orden monástico-militar todos los templarios aumentaron su autoestima. Primero dejaron a parte sus complejos, frivolidades y envidias que agitan el corazón humano; y después fueron idóneos receptores de superiores ideas orientales, bien informadas, a pesar de que dejaban a Jesús como otro iluminado más, por mucho que le reconocieran como “Vocero de Dios”. Admitían en Él la "sabiduría divina", como lo hicieron sus primeros seguidores contemporáneos. Jesús de Nazaret fue un iluminador bueno, generoso y guía espiritual insuperable, siendo, al fin, la base de la devoción por Él que debieron de sentir los sabios de Sión y del Temple. Y lo mismo debió de opinar Arnau de Torroja, el catalán más internacionalmente influyente de todos los tiempos entre los dos extremos del mar Mediterráneo. En efecto, mi biografiado sigue siendo, en el siglo XXI, el catalán que ostentó un cargo militar más universal, el cual desempeñó espiritualmente comprometido con la fe católica. Ello no le impidió capitanear a 30.000 monjes-guerreros, nobles e hijos de nobles en plena juventud, que eran la flor y nata de la sociedad europea del siglo XII.
Los caballeros de Temple renunciando a su individualidad, siguieron a sus jefes con fe ciega, de acuerdo con lo prometido en su ritual de iniciación después de velar sus armas en ayunas, y sin nudo alguno que les atase a su vida pasada ni a la tierra. Sus altos dignatarios es evidente que, superada aquella enorme carga terrenal, pudieron ser casi tan racionales como Platón. Arnau de Torroja comprobó que en Palestina las ideas que los pitagóricos habían heredado de los egipcios de Alejandría, seguían vigentes, incluyendo el culto al dios Dionisio, el cual tanto recuerda las circunstancias maravillosas de la vida de Jesucristo. Se enseñaba a creer más en la humanidad de Cristo que en la divinidad de Jesús.
La utópica unidad doctrinal de la Orden del Temple los presenta muy capaces de comunicar con organizaciones militares orientales similares; así se explicaría que viviesen influidos por los gnósticos, y luego simpatizando con los cátaros. Éstos descubrieron que el cristianismo era una fábula urdida por san Pablo y sus discípulos, ya que sin sus epístolas no habría existido el Cristo que les presentaban los cuatro evangelios autorizados, dejando a parte que san Mateo escribió dos versiones, según fuesen destinados a cristianos, o bien a los judíos gnósticos que buscaron la salvación a través del conocimiento. La Iglesia los falseo, ocultado la verdad. Los templarios que pasaron por Jerusalén durante el siglo XII contactaron con los lugares que conservaban la tradición de la estancia de la Sagrada Familia por aquellas ciudades egipcias, y conocieron la opinión al respecto de diversas sectas judías, islámicas y cristianas, entre ellas las llamadas “de san Pedro” y de “san Pablo”. A consecuencia de tales contactos, la vox populi de los europeos creyó que los templarios, y posteriormente otros heterodoxos como los cátaros, seguidores de la doctrina sanjuanista, eran semejantes a los mandeanos, unos extraños fieles cristianos.
Los templarios al abrazar la doctrina de los seguidores de san Juan, paralelamente admitieron las de la iglesia petrista. Al fin harían congeniar creencias de “petristas y juanistas,” seguidores éstos de Juan Bautista. Los mandeanos eran llamados nazarenos, y compiten con los sábeos y donatistas, que son una secta cristiana de origen antiquísimo. Su ventaja está en que actualmente siguen hablando un lenguaje derivado del arameo, por lo cual es la única religión gnóstica que ha sobrevivido. Es evidente, pues, que el cristianismo en sus orígenes careció de un criterio unificado, hasta el punto de utilizar iconografía de la religión egipcia de la que heredó muchas cosas. En efecto, no hubo homogeneidad de criterios. Unos creían que Jesús era Dios, y otros lo consideraban un médium de la divinidad. Por otra parte, unos eran seguidores del Precursor y otros de María Magdalena. Otros hubo que rechazaban a Jesucristo, o su cruz, y otros negaban su muerte creyendo que se habría crucificado a un hermano gemelo de Jesús. Incluso los primeros padres de la Iglesia reconocían que Jesús tuvo hermanos, tal como aún lo recuerdan algunas iglesias cristianas actuales, e incluso pintores y escultores de la categoría de Leonardo da Vinci; pero no la Iglesia católico-romana.
Los templarios compartieron también el secreto del linaje descendiente de Jesús con la secta judía “Lámpara tapada”. Su norma de vida y búsqueda espiritual recordaba mucho a la que tuvieron los asesinos creados por el gran maestro sufi Hasan Ibn Sabbah, residente en el castillo de Alamut (significa Nido de águilas). Hasan predicaba fusionar el cuerpo y el espíritu (hermetismo), y durante treinta y cinco año dirigió a los ismaelitas Hijos de la Luz. Era un rey-sacerdote residente en la alta montaña, aunque dispuso de una gran biblioteca esotérica, por lo cual en 1090 se consideró directo representante del enigmático Preste Juan.
En cuanto al "Rey del Mundo", ya citado en la "Primera Parte", era un líder de dudosa localización, del que se dijo que había enviado tres maravillosos regalos al emperador Federico II, recordando con ello que él reinaba en Agharta como descendiente de los Reyes Magos que se postraron ante el Niño-Dios en un pesebre. Tal sería el motivo de que la Santa Sede de Roma enviase emisarios a Etiopía a fin de tratar de saber quien se trataba. Entonces el país era gobernado por un Negus (emperador), al que los católicos llamaron prieste. La primera noticia sobre dicho Presbyter Joannes "Rey del Mundo", la proporcionó en 1145 Otón de Frisinga, siendo transmitida en el siglo XIV por Juan de Hildesheim.
Para localizar tan fantástico reino, y al mismo tiempo las fuentes del río Nilo, el príncipe Enrique, a la vez Gran Maestre de la Orden de Cristo en Portugal, envió sus naves al continente africano sin resultado. Posteriormente fue misión encargada a Don Pero da Corilhao, quien desapareció, aunque pasadas unas décadas se dijo que vivía con honores en la corte del Preste Juan.
Pablo Villarrubias publicó en 2007 El fantástico reino del Preste Juan, incluyendo textos de las misiva que con idéntico contenido fueron enviadas en 1165 por el enigmático Preste Juan a los máximos soberanos europeos. Y ahí surge la especulación de si los habrían redactado los propios templarios de Occitania a fin de aunar voluntades ante el enfrentamiento que se prevenía contra el sultán sirio Nuradín; un conflicto que ya presenté en la Primera Parte de esta misma biografía.
Arnau de Torroja, al haber luchado antes contra el jefe de los sirios, y como en 1166 fue Gran Maestre provincial del Sur de Francia e Hispania, no pudo haber quedado al margen de aquella estrategia ingeniada por sus superiores. Resulta de toda lógica que se intentase estimular la participación militar, asegurando a las tropas que, en caso de necesidad, recibirían ayuda de un todopoderoso soberano, del cual incluso se divulgó que tenía setenta castillos cerca de donde tradicionalmente se creía ubicado el Paraíso Terrenal.
INFLUENCIA DEL SIMBOLISMO SUFI ENTRE LOS TEMPLARIOS
Los templarios, por el hecho de haberse enrolado para guerrear en la lejana Palestina, durante el siglo XII estaban preparados para aceptar cambios en su modo de pensar, empezando por renunciar a beber cerveza. Al menos el ínfimo sabor de la fabricada en Palestina (sólo 2º) respecto a la de Flandes, les facilitó renunciar a un tan gran vehículo de relación social. Más en serio, su verdadero deseo de cambio fue el deseo de redescubrir a un Jesucristo en estado puro y podían esperarse sorpresas. Es obvio que ansiasen una verdad alternativa, dado que en Europa los sacerdotes vivían en contradicción con lo que predicaban.
Los templarios se rigieron por una jerarquización piramidal, siendo su jefe supremo y supervisor general, Gran Maestre residente en Jerusalén. Los miembros de elite, o sea, el llamado "Capítulo General" de la orden del Temple, se reunían cada cinco años. Todos los maestres fueron portavoces de sus dirigentes supremos, o colegio invisible de sabios en la sombra, la llamada Orden de Sión. Arnau de Torroja fue Gran Maestre de ambas órdenes, la militar y la esotérica, hasta su muerte en octubre de 1184 (porque su liderazgo fue vitalicio); y también fue su representante ante las instituciones y estamentos del orbe cristiano, así como el guía espiritual de los caballeros y demás mandos jerárquicos a sus órdenes.
Cuando los templarios se establecieron en Tierra Santa entraron en contacto con diversas sectas, no sólo cristianas, sino también judías, islámicas y sufístas. Los primeros grandes maestres de las órdenes de Sión y del Temple tuvieron el reconocimiento de que los sabios sufíes sabían más de la vida real del Jesús de los evangelios de lo que la iglesia católica era capaz de enseñar. Allí se decía que los cuatro evangelios del Nuevo Testamento estaban escritos después del año 150, y que no eran los únicos evangelios existentes. Además, se imponía el sabio criterio de que se trataba de relatos deficientes, novelados poéticamente.
Tener fe era una heroicidad, porque además Eusebio de Cesarea dejó escrito que sólo una décima parte de los Cuatro Evangelios era verdad (F. Conde Torrens: El grupo de Jerusalén y Simon: Opera magna (Revista Año Cero, 7-192 - año XVII, ps. 66 a 71). Para su sorpresa, una vez en Palestina los caballeros templarios serían informados de que en la literatura rabínica se presentaba a Jesús como un bastardo Galileo, hijo de un soldado romano llamado Pantera. Se lo califica de mago que aprendió sus trucos de los egipcios durante las décadas que vivió allí. La reacción de los judíos fue lapidarlo al descubrirle sus trucos. No admitían ni que Cristo nunca fuese crucificado, basándose en el hoy olvidado Segundo libro de Seth (s. III).
Los templarios supieron que el libro Talmud de los judíos incluía una burlesca parodia de la vida de Jesús de Nazaret titulándola Toledot Josuah, en la cual podía ser cierto que el Señor llevaba en sus carnes un tatuaje egipcio. De ello habló incluso san Pablo (Gálatas ; 6:17), evitando decir que se trata de una parodia burlesca de los judíos sobre la vida de Jesús. También son mucho más extensas las referencias acerca de la estancia de la Sagrada Familia en Egipto. Y en cuanto al Corán, el libro más sagrado del Islam, informa de muchos detalles complementarios de la vida de Jesús. Lo hizo también Mani (+276), un carismático líder religioso de Bagdad (capital cultural del Islam), quien recibió apodos semejantes a los del Mesías, y además el título de Timonel, que fue el cargo supremo de la Orden de Sión. Mani fue el primero que llamó a Jesús “Hijo de la Viuda”, como se siguen llamando en el siglo XXI los masones de todo el mundo.
Con lecturas semejantes, los templarios de Palestina tuvieron motivos para dudar de lo aprendido en el catolicismo, y lo que resolviesen es obvio que debieron de mantenerlo en secreto. Hoy es un secreto a voces que, especialmente el evangelio de san Marcos, recuperó algunas fuentes egipcias y su cosmología sagrada pasaría al Nuevo Testamento. El problema no es éste; sino que utilizamos muy mal el referente divino que las personas de todas partes necesitamos.
Arnau de Torroja en Tierra Santa admiró que, según la creencia de los sufíes, el pleno desarrollo espiritual requería el paso por tres fases de preparación, que servían para recordar al aspirante su naturaleza sin la prisión del ego. Las tres fases sufíes básicas entonces eran: Vida-Muerte, Amor-Guerra, Naturaleza-Dios. Los sufíes expresaron sus experiencias mediante poemas, oraciones, himnos, etc.; pero previamente se exigían unos procesos que transmutaban la conciencia del aspirante o neófito. Tras superar sus dudas, cada individuo podría contribuir a la remodelación altruista de su comunidad.
Dejando a parte los avances científicos, porque serían interminables, cuando Arnau de Torroja llegó a Palestina lo que le sorprendió de aquellos monjes con espada fue que le impusieran unas enseñanzas que procuraban dilatar las fronteras de su fe, y para empezar se le invitase a ser tolerante con los dogmas de otras religiones monoteístas. Por ejemplo, según el profeta de Alá, Jesús subió a los cielos igual como lo había hecho Elías. Es decir, escuchó los argumentos que negaban la muerte de Jesús en la cruz (Sura; 4-157).
Arnau de Torroja estuvo en Palestina cuando era bien sabido que los primeros cristianos habían tenido luchas entre ellos para imponer sus diferentes criterios. Fuese cierto o no, con tales informaciones se socavó la moral y la fe de los cruzados. Mi biografiado debió escuchar todo tipo de argumentos en favor y en contra de su fe, siendo deber de sus superiores esclarecérselo con el mayor detalle. O sea, que también recibió muchas informaciones complementarias, a las cuales llamaré “malas influencias”, dado que al menos estaban en contraposición a la excelencia de virtudes de los católicos-apostólicos-romanos.
Mi admirado biografiado debió de escuchar anonadado aquel cuento que posteriormente fue varias veces remodelado para expresar bellamente la superioridad del islamismo: “La semilla del sufísmo fue sembrada en tiempo de Adán. Germinó en tiempo de Noé. Brotó en tiempo de Abraham. Inició su desarrollo en tiempo de Moisés. Alcanzó su madurez en tiempo de Jesús; siendo en tiempo de Mahoma cuando produjo vino puro”. Otra sorpresa para Arnau de Torroja sería darse cuenta de algo tan simple como que Jesús no habría jamás realizado el milagro de las bodas de Canaan si no hubiese sido su propia boda,... con su seguidora María de Magdala. Por mucho que se la haya intentado rebajar llamándola su compañera, novia, o lo que se quiera, hay hechos incuestionables. Los dirigentes de la Orden del Temple sí lo creyeron posible.
Aquellos sufíes, comparables a lo que la masonería europea fue siglos después, en el Corán se presentaban cual jóvenes valientes y justicieros y unos "guerreros durmientes de la caverna". Exentos de fanatismo religioso, simplemente esperaban instaurar un Rey del Mundo. Cuando en el siglo XII algunos templarios regresaban a Europa inseminaron las mentes de la nobleza con ideales altruistas de los virtuosos sabios sufíes de Hassan (nizaríes ), sin preocuparles que a veces el clero católico quedaba muy mal parado. Quedaba claro lo íntima que es la individualidad en asuntos de fe. Como dijo un erudito romántico: "Cada persona debe alcanzar su propio Montserrat".
El budismo y la búsqueda del "hombre superior" había calado entre los sufíes, ya que creyeron que pueden haber muchos nudos pero siempre son de la misma cuerda, o que: "Si estás presente ante Dios, estarás ausente ante los hombres y viceversa". Para Arnau de Torroja fue sorprendente saber que la más noble caballería del Islam concedía a su miembros libertad de pensar más allá del resto de su Orden, con tal que se mantuviesen siempre generosos con los creyentes. Le resultó fácil entender que eran caballeros superiores a los católicos europeos como él. Obvio es decir que copiaron muchas de sus ideas, e incluso sus hábitos color rojo y blanco, color éste que simboliza la pureza espiritual del que conoce los secretos de la naturaleza. El color blanco luego se incluyó en la Regla del Temple (artículo 17), significando que se había abandonado la vida en la oscuridad y podrían ser reconocidos por el Creador. Lo más trascendente fue que aceptaron los ritos de iniciación ajenos, puesto que los templarios aún no tenían idea de que el maestro oficial ofreciese un cáliz al neófito aspirante para que bebiese un sorbito de vino.
En la mente de Arnau de Torroja sólo un soberano habría podido hacer una semejante invitación,.. y no mediante un cáliz. La religión católica tardó mucho más en aceptarlo en sus ágapes rituales cuando cada uno asistía a la ceremonia con su plato, a pesar de que la Biblia dice: Toma el contenido y no su contenedor, y tantas otras sabias frases originarias de India y Persia, que llegaron a Palestina vía Babilonia, donde las habían escrito los rabinos judíos deportados. En tiempos de Arnau de Torroja en Mesopotamia reinaban con esplendor los soberanos selyúcidas, con influencia sobre dos millones de creyentes ajenos al cristianismo y a las cruzadas. Presuntamente, los templarios debieron combinar sus creencias con la religión egipcia y la bizantina, haciéndolo con sinceridad, pues para cualquier espíritu puro es fácil entender que: "Como es arriba, así es abajo".
Si a mi biografiado otro cristiano hubiese pretendido imponerle su fe de modo tan intransigente como sucedía en Europa, a su negación habrían añadido que: Tras una aparente ofensa puede haber una bendición disfrazada. Claramente entendieron, él y todos los sinceros de corazón, incluidos los sufíes, que quienes recomienden tal o cual vía de salvación serán unos ignorantes. Es por ello que no sería extraño que Arnau de Torroja conociese incluso algunas de las ideas que en el siglo XXI nos parecen muy avanzadas. No digo la ya superada velocidad de la luz, sino por ejemplo, a la Teoría de las Supercuerdas, aunque tuviese en el siglo XII otro nombre referente a la vibración general, porque es el cómo todo se explica en el universo de diez dimensiones. En el siglo siguiente, el XIII, al menos los modelos cosmológicos que son su fundamento ya se presentaron al mundo hebreo traducidos de un antiguo original escrito en arameo. En El Zhoar “ constaba, en fin, que de las diez dimensiones imaginadas al tratar de explicar la unidad de fuerzas del universo, intuitivamente al menos, seis de ellas actuarían como una de sola. Así consta en el libro “El Zhoar Completo” el texto fundacional del primitivo misticismo reservado a los judíos más eruditos.
Arnau de Torroja escuchó siempre decir que La paz del mundo empezaría con la paz en Jerusalén, lo cual sigue siendo hoy válido, pues la zona está amenazada de nuevo por el perpetuo afán de levantar el que ya sería el Tercer Templo, del cual ya se ha puesto simbólicamente la Primera Piedra. (El Primero fue reconstruido por Nehemías en 445 a.C., y el Segundo por los romanos el año 70 de nuestra Era). Incluso desde el día 8 de abril del año 2008 los judíos ya disponen de una vaca roja, tal como les exige la tradición para celebrar el ritual de la fundación (“Primera Piedra”). Si se hace habrán disturbios, lo cual sería un lástima ahora que los judíos ortodoxos fieles a los orígenes de su fe, aquellos que llevan cintas rituales de oración (filacteras ) cuando pasean por Jerusalén, al fin se han congraciado con los habitantes del barrio musulmán que los ocuparon en el año 632. Creen que una vez terminado el Tercer Templo de Jerusalén descenderá el Mesías para morar en su interior. Arnau de Torroja era un hombre pragmático y pudo dudarlo, precisamente por saber que las divinidades siempre se han creído aliadas por toda clase de iluminados en su eterno afán de poder. Además ¿cómo no había de rebelarse contra los dogmas un hombre que, como en el caso de Arnau, estudió que la fruta prohibida que el libro “Génesis” identifica con una manzana, para los judíos habría sido un higo, mientras que para los ortodoxos fue una naranja, y para los hindúes se trató de un trago de vino?
Por otra parte, mi paisano de tiempos pretéritos admiró de los judíos el que ellos se considerasen un pueblo de sacerdotes que debían siempre dispersarse por todo el mundo; y la prueba está en que, sin respetar fronteras humanas, también los templarios adoptaron una idéntica conducta. Además, les tenían gran respeto al haber sido el primer pueblo de la historia que lucho por su fe, tal como ellos. Los valerosos templarios recordaban aquella frase de los Macabeos: “Dios acudirá en ayuda de los fanáticos de la fe”. Confraternizaron con los judíos, y no sólo en Palestina sino también en Castilla, defendiendo en el siglo XII a los místicos cabalistas cuando corrieron serios peligros por el acoso de los cristianos más fanáticos.
LOS SANJUANISTAS, SEGUIDORES DEL PRECURSOR
La verdadera religión de los dos primos, Juan y Jesús, sería la egipcia. Yo soy el Alfa y el Omega, el principio Arjé y el fin Télos (Apocalipsis : 21, 6). Pero esta frase del Señor esconde que de los dos, el Maestro inicialmente lo fue san Juan el Bautista, del cual Jesús afirmó que no había otro hombre más importante de entre los nacidos de mujer. En los últimos años del siglo XX los autores Picknett/Prince en su libro: The Templar Revelation inspiraron a Dan Brown para que novelase una serie de creencias popularizadas muy discretamente desde teimpos muy antiguos. En resumen, Juan Bautista sería el verdadero Mesías y fundador de las ideas luego llamadas cristianas, que inicialmente siguieron ciertas ideas heréticas de los judíos, a su vez basadas en la más antigua religión egípcia. María Magdalena para los primeros cristianos habría sido una sacerdotisa, fácilmente identificable con la diosa Isis del Antiguo Egipto. Hay quien interpretó su presencia en la Última Cena de Leonardo de Vinci, en clave de igualdad respecto al mensaje de Jesús, al que probablemente ella habría estado más unida de lo nunca sospechado…Excepto para los templarios y los cátaros albigueses, que -a saber cómo- heredaron su secreto.
La secta cristiana llamada "de San Pedro y de San Juan", eran llamados mandeístas y tenían al Precursor por el Mesías esperado, y no a Jesús. Entre las dos sectas, petristas y juanistas, los templarios consideraron la doctrina de los seguidores de Juan, pero asimismo simpatizaron con la de los seguidores del extraño líder Pedro, que fue un hombre de de doctrina y no de acción, y lo obedecían los grupos de zelotes seguidores del Bautista. Ambas sectas, aunque eran muy distintas, coincidían en oponerse frontalmente a los paulistas, es decir, a la iglesia católico-romana, la cual al fin se impuso a los petristas y a los juanistas. Para los templarios (por no decir la Orden de Sión), Jesús de Nazaret había sido un líder de los zelotes seguidores de san Juan Bautista, los mismos que acabaron expulsando a los romanos de Jerusalén;...aunque, cuando éstos regresaron el año 70, arrasaron la ciudad y los echaron (la diáspora).
La Orden de Sión fue siempre claramente sanjuanista, o sea, siguieron una doctrina que modernas investigaciones anteponen, cronológica y doctrinalmente, a las de Jesús. Bernardo de Claraval fue uno de los iluminados por dichos conocimientos, y en tal contexto se inscribiría la creación de la Orden del Temple: Como un instrumento “terrenal y visible” de la Orden de Sión para influir en la Historia. Para ellos Juan sería superior, y Jesús tan sólo el “segundo Cristo”. Aún hoy san Juan Bautista también llamado Precursor, fue proclamado “el Mesías” por una secta sanjuanista que conservó sus enseñanzas puras, sin ser alteradas por el posterior cristianismo.
Para los sufíes el “Bautismo de fuego” era considerado más sabiamente: “Padre del conocimiento”, que es lo mismo que “Bautismo de sabiduría” (Abufi hamat). La idea del bautismo de fuego evoca el bautismo por inmersión, que primero aplicó en el río Jordán san Juan Bautista, llamado el Precursor. Lo continuaría uno de los más grandes profetas de la religión de Mandeo (que fue el influyente creador de una secta de Irán/Irak), cuyos fieles aún siguen siendo devotos de Juan Bautista, a quien siempre llamaron “Buen Pescador”. Eran semejantes a los que en Occidente fueron conocidos como "cofradía de los justos", los mandeanos que se presentaron como discípulos del egipcio dios Thot. Su conocimiento espiritual secreto, o “gnosis", imponía el ritual del bautismo en los ríos de Éufrates y Tigris. Mahoma los llamó "baptistas", permitiéndoles seguir en el islamismo a pesar de que su culto incluye la astrología y la magia.
Los templarios hicieron rituales a la Santa Sangre en una ceremonia remontable a tiempos anteriores a la división de los cristianos, debida a las varias formas de interpretar el mensaje redentor de Jesucristo. El libro "Hechos de los Apóstoles" refiere la pugna entre la Iglesia Primitiva, fiel a Jesús “el nazareno", y el cristianismo predicado a los gentiles por San Pablo. Los templarios, dado que no se apoyaron más en el joven Saulo de Tarso (a pesar de que empuñó la espada como ellos) hace pensar que no comulgaron con su idea del Cristo. Por otra parte, creyeron que los nazareos, sadoquitas y sicarios seguidores de Jesús, eran todos pseudónimos de zelotes. Cuando la localidad de Nazaret aún no existía, se ya autodenominaban nazarenos los seguidores de la Iglesia de Jerusalén primitiva.
JESÚS DE NAZARET Y JUAN BAUTISTA FUERON AMBOS ESENIOS
Jesús (Yoshua) simpatizó tanto con los esenios como con los zelotes, y se lo asoció siempre con dichos fanáticos cuando regresó de Egipto, porque ellos estudiaban lo divino de la naturaleza. Por precaución se procuró que la biografía de Jesús agradase a los romanos, para lo cual se le presentaba como un judío tradicionalista denigrado como los esenios. Su tradición secreta recuerda que Jesús fue uno de sus iniciados en los misterios que durante milenios habían sido perfeccionados por los esenios, que en Egipto tenían reputación de terapeutas. Era la "Hermandad Blanca", quizá fundada Tutmosis III en el templo de Luxor, casi adjunto al de Karnak. Por ella el faraón Tutmosis III, tendría el mérito del haber plantado la semilla del más antiguo "cristianismo". Así lo creí después de haber analizado el símbolo grabado en un ancestral anillo, hecho de hierro meteórico, cuyo símbolo ya se encuentra en la Dinastía Cero de Egipto. Quizá después, el mismo anillo, habría pertenecido a sus sucesores hasta llegar a Moisés y a Salomón.
Hubo intrigas políticas interesantes entorno a la persona de Jesús “el zelote”. Primero habría sido preferido por Tiberio, pero después eligió a Herodes de Filipo para ser el tetrarca de Galilea, con lo cual se terminó la amistad de Tiberio con Pilato. Por tal motivo éste se lavó las manos enviando a Jesús ante Herodes. Lo dicho se deduce del redescubierto Evangelio de Pedro y también del de Lucas (23,12-13, 31), así como del de Juan (6:15). Es un hecho que la iglesia copta de Egipto tendría sus motivos para negar la divinidad de Jesús desde el año 451 (concilio de Calcedonia), y pensaron igual los islamistas que los invadieron en el siglo VII.
En el siglo XII admitir que Jesús era un esenio era un acto de valentía, y revela que en la personalidad de Arnau de Torroja se combinaron la intrepidez y el control que siempre domina el carácter de los genios. En el siglo XXI, en cambio, el mismo sumo pontífice Benedicto XVI sorprendió al orbe católico cuando proclamó que Jesús fue esenio. Lo habían afirmado siglos antes Ernest Renan en Francia, y en 1770 el rey Federico el Grande". Era una forma de explicar el hecho del celibato supuesto en Jesús de Nazaret, a quien se presenta habitualmente vestido de blanco.
Los esenios fueron una secta apocalíptica formada por solteros, vegetarianos, a la que Juan Bautista sí que estuvo muy unido. De entre sus adeptos, Jesús, que era su primo, salió al mundo con la exclusiva misión de acoger en su persona el Cristo cósmico,...que así habitó entre nosotros. Vivían aislados del resto de la sociedad en Gedi, a orillas del Mar Muerto, y estudiaban todo el día la Ley Mosaica, a pesar de lo cual en el año 164 a.C. habían sido despreciados por los judíos que regresaron del cautiverio de Babilonia, porque allí éstos enriquecieron los textos bíblicos originales. Los samaritanos también los aceptaron mal, después de verse rechazados cuando querían colaborar con ellos en las obras de la reconstrucción del Templo que vio Jesús. Tenían ideas diferentes, empezando por el hecho de que en Babilonia, a falta de templo, los judíos deportados se habían reunido en lugares determinados llamados “sinagogas”, que fueron su primer centro de oración comunitaria. Aquella idea sería siglos después recogida por la masonería, al reunirse en logias adornadas con profuso simbolismo, que incluye un embaldosado bicolor. Por cierto, después de otra diáspora, la ordenada por el general Tito en el año 70, los judíos exiliados a Oriente tuvieron influencia social, y de ellos pudo haber aprendido el profeta Mahoma, ya que su propio padre era un nazareno. Es por ello que en el sagrado libro El Corán, a pesar de mantener una idea del cielo sexual, se tiene en gran consideración a los profetas y patriarcas bíblicos.
Los esenios vistieron hábitos blancos para parecer muy castos y puros en su voto al Creador, motivo por el cual de nazirim pasaron a ser llamados nazarenos (no era aún un topónimo). Dado su frugal régimen alimenticio, conocían las hierbas y los minerales del desierto, y por estudiar sus propiedades, alcanzaron fama de sanadores. Para un buen esenio salvar su alma era reconducirla al plano metafísico, superando la idea de un solo maestro, como fue el caso de Moisés. El año 150 los esenios estuvieron dirigidos por siete maestros visibles para los miembros de su Orden, y otros siete que eran desconocidos para casi todos. Tal tipo de gobierno, la secta de los asesinos lo copió, puesto que estuvieron regidos por un mismo número de miembros. Las órdenes de Sión y del Temple tomaron nota de aquella ejemplar organización, pues la primera estuvo dirigida por seis (¿o trece?) “sabios de la luz”, discípulos de un tal Ormus, quienes tenían como emblema la rosa y la cruz. La Orden del Temple dejó rastros de una semejante dirección, si atendemos a la orden filial que fundaron en Utel (Fr.), cerca de la frontera italiana. Ocultos dentro de sus filas existió, además, la elite de los caballeros llamados "Hijos del Valle", que fueron la más exquisita manifestación de la caballería terrenal.
La sublimación de la fe de los esenios fue conocida gracias a los textos hallados el año 1947 en Qum Ran (escritos antes de nacer Jesús), llamados Manuscritos del Mar Muerto”. Los nazarenos estudiaban los antiguos misterios de Egipto faraónico desde que el hereje Akenaton dictó sublimadas enseñanzas, entre las cuales se incluía el culto a la cabeza humana, y obviamente para ellos de Juan Bautista, sería la más sagrada, puesto que nunca admitieron ningún otro líder espiritual. Tanto en Jericó como en Yiftahel (Palestina) en la prehistoria se dio el culto al cráneo, los cuales cubrían con revocado de yeso pintado, creando una máscara con ojos abiertos como los que se guardan en la universidad de Tel Aviv.
De las ideas de aquella secta judía de nazarenos es de donde procede el actual catolicismo. Fueron los que primero se consideraron a si mismos “los guardianes de la alianza". Son los que redactaron el llamado "Rollo de cobre", repujado en el año 68 de nuestra Era, en el cual se alude, en su última anotación, a otro inventario. El "Rollo de cobre", fue descubierto en la orilla Este del Mar Muerto en 1952, y se guarda en el Museo Arqueológico de Ammán, en Jordania. Su texto está refrendado por la inscripción sobre el mármol llamado Masseket Kelim, que lo considera su fuente. Es importante, porque se trata del inventario de los tesoros del rey Salomón, y quizá fuese descubierto por las órdenes del Temple y de Sión, a juzgar por lo acontecido antes y después de la Primera Cruzada. Probablemente fuese también conocido por el conde Fulco V de Anjou, y después por el Gran Maestre del Temple, Andrés de Montbar (1154), durante cuyo mandato fue nombrado rey de Inglaterra Enrique II Plantagenet, conde de Anjou. (Aquel mismo año el rey Federico II Barbarroja fue nombrado emperador).  
PRIMER TRIÁNGULO: VÉRTICE 1        LA ORDEN DE SIÓN EN LOS INICIOS DE LA ORDEN DEL TEMPLE
Según los textos hebreos estudiados por el conde de Champagne y el abad de los cistercienses entre 1115 y 1118, la Orden de Sión original fue creada con el propósito de instaurar como rey legítimo de Jerusalén a un descendiente de los merovingios. Estos monarcas -los primeros de Europa que se convirtieron al catolicismo- descendían de Jesucristo y de la Casa de David.
La Orden del Temple fue una de las organizaciones militares más enigmáticas que nunca hayan existido, y más aún la Orden de Sión que fue su matriz. Por su vinculación a la Orden de Sión se puede entender que el rey Balduino reconociese que debía su trono en Jerusalén a la Orden del Temple, que fue brazo armado. Algunos miembros de la Orden de Sión pasaron a dirigir la Orden del Temple, pero casi un centenar de sus miembros regresaron a Francia después de la Segunda Cruzada. Viajaron embarcados en la misma nave que llevó de vuelta al rey Luís VII, y se establecieron en una abadía cerca de Orleans. Entre aquellos agustinos calabreses estaban algunos exaltados como Pedro el Ermitaño, el mismo que predicó la Primera Cruzada; la única que acabó con éxito la conquista de Jerusalén (1099). Gracias a las indicaciones de los miembros de la Orden de Sión a la del Temple, Arnau de Torroja, desde antes de ser Gran Maestre general de los templarios, había superado los dogmas de fe que le inculcaron desde pequeño. Por encima de humanas razones y muy castrantes dogmas católicos, los primeros templarios experimentaron los beneficios de pertenecer a una orden con sublimada “conciencia de centro”.
La doctrina secreta básica de la Orden de Sión, nunca trascendería del reducido núcleo de máximos iniciados de la Orden del Temple. Para la simple milicia de monjes con espada, su misión, a parte de guardar caminos en Jerusalén, fue también difundir la Luz del Mundo y evitar las tinieblas, a fin de hacer al hombre común tan superior como en Oriente siglos antes ya lo había pretendido Gautama Buda. En realidad sus fines apuntaban mucho más allá, polarizando todas las creencias de las principales religiones monoteístas;...las cuales verdades, cuando se las comprende bien, casi coinciden: Se trata siempre de superar la creencia de que nuestras almas están separadas de la divinidad, puesto que parece obvio que somos depositarios de valores y virtudes que nos son innatas, como el amor y la bondad, la justicia y la legalidad. Esta última, parece ser que planteó las primeras grandes dudas a los monjes con espada templarios. Subrayo el vocablo parece porque mi opinión personal es que ante el misterio de la vida no deberíamos vernos fuera de la probeta, sino incluidos en ella.
EL REINO DE JERUSALÉN Y LAS FORTALEZAS DIVERSAS.
Al morir Arnau de Torroja (1184), la frontera de los estados latinos de ultramar (Outremer ) comprendía desde muy al sur de Gaza y el Mar Muerto, hasta más al norte de Antioquía; si bien al norte de Jerusalén dominaron tan sólo una estrecha zona costera.
En principio debieron superar la idea de que matar era legal incluso para un moje. El primero que predicó la "Guerra Justa" fue san Agustín (354-430), el padre de la Iglesia y obispo de Hippona, argumentando que al fin todos debemos morir; lo cual a la Iglesia católica le sirvió para incitar a los hombres a enrolarse en las Cruzadas a Tierra Santa, todas ellas bendecidas por la Santa Sede. San Agustín proclamó el principio de autoridad en lo divino y siempre más tuvo una dimensión moral para el buen cristiano. Pero la demonización del adversario no fue exclusiva de ninguna religión, y además sigue viva en el siglo XXI apoyando el intervencionismo militar. Un obispo de Barcelona arengó a los barones que hicieron posible la conquista de Mallorca con estas palabras que traduzco: ...La empresa que el rey nuestro señor y nosotros nos encontramos, es obra de Dios y no nuestra (Llibre dels Feyts; cap. 62). Varios siglos después lo corroboró san Isidoro de Sevilla, refiriéndose metafóricamente a la guerra santa como: El río que va más rápido hacia la paz....La guerra es injusta, a menos que sea para legítima venganza o para rechazar a los enemigos (Etimologií, XVIII, capítulo I, par. III). Hacían una guerra defensiva, y su salvación estuvo, no en matar, sino en morir en manos del enemigo.
A través de la dominación del mundo los templarios aspiraban a la abolición total de las guerras, de las desigualdades y a la extirpación del odio fomentado por las religiones. Ayudaron a imponer, sin conseguirlo, el gobierno de la razón en un mundo que tuviese un soberano acreditado por la sangre de Jesús. Debería saber conjugar la caridad con un gobierno sinárquico que aunase el poder religioso y el poder civil, lo cual recuerda al gobierno de un faraón de Egipto. Los templarios pretendieron el Reino de Dios de las profecías bíblicas, y Arnau de Torroja fue una de las personas comprometidas en que aquel proyecto alcanzase su máximo desarrollo. Tan equivocados no estaban, puesto que el propio Sumo pontífice proclamó en el siglo XX: Habrá un solo rebaño y un solo pastor; lo cual es lo mismo que proclaman quienes se autodenominan Los Santos de los últimos días.
La institucionalización oficial de la Orden del Temple por la Santa Sede les representó una gran fuerza adicional, pues en aquel tiempo, como afirmó Pedro Lombardo (Sentencias IV, 24, 13; ca. 1090-1160): ”El concepto de orden de militia cristiana era mucho más digno que una simple organización. En este mundo, una orden es una señal, algo sagrado;… un orden es lo que podemos percibir tras el espectáculo de los planetas, donde cada elemento ocupa su lugar y su disposición sin ser un impedimento para el otro”.
Los templarios fueron la primera fuerza militar al mando del pontífice Inocencio III (de mala memoria), quien les concedió la bula Omne Datum Optimum. De sus humildes comienzos escribió el obispo de Acre llamado Jacobo de Vitry (1170-1240):
El rey (de Jerusalén), sus caballeros y el señor patriarca se llenaron de compasión por estos hombres nobles que lo habían abandonado todo por Cristo, y les concedieron ciertas propiedades y beneficios para subvenir a sus necesidades y por el alma de los donantes. Y como no tenían iglesia ni lugar en que habitar que les perteneciesen, el rey les alojó en su palacio, cerca del Templo del Señor. El abad y los canónigos regulares del Templo les dieron un terreno no lejos del palacio para su servicio; y por esta razón se les llamó más tarde templarios. Lo confirmó el cronista Guillem de Tiro, bajo el rey Amalrico I de Jerusalén: Los templarios tienen jefaturas en el palacio real, al lado del Templo del Señor, y se llaman Los Hermanos de la Milicia del Templo.
En la explanada del Templo aún existen dos antiguas mezquitas. Cuando aquel lugar tan sagrado en el 637 lo entregaron al califa Omar, los árabes se escandalizaron al verlo convertido en un vertedero de basuras. Lo limpiaron y construyeron encima el templo Al-Aksa (también llamado El-Shakra). Está muy cerca del de la Cúpula de la Roca, una de las maravillas arquitectónicas del mundo, en el lugar en que Mahoma recibió la revelación ascendiendo a través de las siete esferas celestiales. Fue transformada hacia 1142 en el Templum Domini, un edificio cristiano donde los templarios hacían su juramento sin olvidar que se trataba de la roca de Abraham. La dicha con cúpula dorada se presenta como si fuese el antiguo sancta-sanctorum del Primer Templo donde se guardaba el Arca. A pocos metros de allí los templarios se instalaron holgadamente dentro de la mezquita de Al-Aqsa donde cabían unas 5000 personas. Fue construida por el emperador Justiniano, de Bizancio, sobre las muy espaciosas caballerizas de Salomón; de ahí el nombre de templarios.
Así pues, habitaron el espacio mismo del antiguo Templo de Salomón, en la explanada de la Cúpula de la Roca. Aquel modelo arquitectónico de planta poligonal, aunque sin su cubierta semiesférica, lo repitieron en Europa la mayoría de las iglesias del Temple. La planta se trazaba superponiendo dos cuadrados iguales que tenían el mismo centro, a fin de obtener un perímetro de ocho lados iguales. (Tal diseño llamado “Cruz de las ocho beatitudes”, también tuvo relación con su alfabeto secreto). Los templarios sintieron predilección por la planta octogonal (símbolo de renacimiento), y elegían justo allí donde se registra mayor actividad telúrica. Descubrimos la presencia de la Orden del Temple tras la toponimia hispana, como cuando se añadió "de los caballeros" (Jerez, por ejemplo), y otras veces directamente se llamó Temple,, como un pueblo satelite de la ciudad de la Coruña (Galicia, en el NW. de España). Pero es que además en Burgo do Faro en el siglo XII los templarios fundaron un pueblo que impedía incluso la expansión de la Coruña.
El edificio central de su Orden en París, tenía planta octogonal, y también la iglesia magnífica de Tomar, en Portugal, que en 1159 Alfonso I de Portugal les donó entre otras posesiones. El Maestre Provincial Gualdim Pais, en 1160 hizo construir allí la simbólica iglesia La Charola, pues tuvo forma circular como el Templo de la Roca de Jerusalén. (Tomar fue su último refugio en la Península Ibérica, cuando ya se llamaban Orden de Cristo). Es la misma planta que sigue siendo muy visitada en la aislada Santa María de Eunate, cerca de Puente la Reina (Navarra). Asimismo, una semejante planta circular, con ábside, es Nuestra Señora del Monsacro, en el corazón de Asturias, todos construidos en el siglo XII. A los pies de ésta última, los templarios señorearon también en la ermita de María Magdalena, como tenían por costumbre de bautizar sus iglesias, y en alguna de ellas se creen enterrados sus tesoros espirituales. Es legendario que en le cacereña ermita de Santa Magdalena, cerca de Alconetar, a orillas del río Tajo, se ocultaron sus tesoros y fórmulas mágicas, sirviéndose de un rosal medicinal brotado de la Corona de Espinas. (En 1404 el papa de Roma avaló su “Mantel de la Santa Cena” --4,42 m. x 0,92 m.--, después trasladado a la ciudad de Coria).
En Europa llegaron a ser más de 300.000 los caballeros templarios, pero sus ideas degeneraron, y antes de ser abolidos ya parecían estar movidos tan sólo por su propio interés. Del llamado Tesoro del Temple, se sabe que que fue encontrado en la Casa del Temple de París cuando lo tomaron las tropas del rey Felipe IV. Gracias a ello reunió súbitamente noventa toneladas de plata y saneó su antes pobre economía. Aunque se encontraron tesoros de la Orden del Temple en Miravet y en Chipre, muchos siguen empeñados en buscar el Tesoro del Temple en el castillo de Gisors, en Chinon (Fr.), y también en Rennés-le-Château ,...aldea del sur de Francia, donde el ayuntamiento llegó al extremo de prohibir excavar en su término municipal.
Muchos templos y castillos carecen de documentos acreditativos de su origen templario, por destruirlos sus herederos al caer en desgracia la Orden, pero el simbolismo y situación geográfica son pruebas circunstanciales que avalan su propiedad. Además, basta con que aparezca el vocablo Frater (Milites ), que fue de aplicación exclusiva a la Orden del Temple, para entrever su presencia, porque a los monjes en Castilla y León les llamaron monacus, y a todo ermitaño lo llamaron Deo Voto.
Los temas que trató san Bernardo siempre tuvieron un toque renovador, de forma que los templarios, más que una Iglesia de Cristo, los presentó como humildes “alumnos” de Cristo, encargándose además de sus relaciones públicas, por lo cual alcanzaron un gran auge entre 1130 y 1140. En el siglo XII cualquier catástrofe natural podía considerarse un prodigio, y se les daba significado de señal sobrenatural desde que, en tiempos del Imperio Romano lo recogiese el titulado "Libro de los prodigios". El ocultismo fue muy popular, y san Bernardo de Claraval, que fue director espiritual de los templarios, ya debió reprenderlos por atender a las creencias vulgares. Es chocante, porque en su obra “Elogio de la nueva milicia” les dedicó cinco de los trece capítulos sobre su empresa en Tierra Santa. De los templarios escribió aquel santo: Recubren su cuerpo con una armadura de hierro, y su alma con una armadura de fe;...Cristo es su vida”. Es decir, disponían de la fe como si fuese una coraza en el campo de batalla.
En 1153, siendo Gran Maestre del Temple, Bernard de Blancfort estuvo en idónea disposición de haber hecho trasladar a Francia (si no lo habían hecho antes), todo cuanto los templarios habían encontrado en Jerusalén. Reinando Luís VII, los agustinos casianos fundaron en Orleáns un priorato (dotación confirmada por una bula del pontífice Alejandro III en 1178), y no se puede descartar que se depositase allí buena parte de lo encontrado en el subsuelo de la mezquita Al-Aksa, su cuartel inicial en Jerusalén. Otro lugar sospechoso de ser su escondite es la comarca del sur de Francia, hoy llamada Razés, porque una familia Blancfort aparece en Rennés-le-Château; aunque Bertrán no fue señor del castillo de la población. Nunca existió en la familia citada un Bertrán (según opinaron los tres autores de “El Enigma sagrado”), y el nombre más afín al que fuese sexto Gran Maestre del Temple, fue Bernard de Blancfort. Con tal precisión se anulan las vías que pretendían hacer del amigo de Arnau de Torroja, el señor de aquella interesante zona. Rennés-le-Château desde mucho tiempo antes conservaba enigmas por resolver,... desde que fue la capital del reino visigodo.
Debo decir que, con todo, no se puede menospreciar el apellido familiar, ya que revela el parentesco; además, la relación no tenía por qué ser directa de padres a hijos. Con los siglos el Papa Clemente V, antes arzobispo de Burdeos, cedió a las exigencias del rey de Francia para eliminar a todos los templarios; por lo que, siendo el papa de la familia Blancfort, se ha supuesto que avisó a los templarios de la comarca de Razés. El famoso párroco Berénguer Saunière, gracias a la investigación de Ben Hammott (Rev. Más Allá nº 240, año XXI p. 30), sabemos que en síntesis, dejó escrito: ”La Resurección de Jesucristo fue una broma. Su cuerpo fue robado por María Magdalena. Fue escondido en los alrededores y sería encontrado mil años después por los templarios, quienes lo habrían removido varias veces hasta que fue escondido en tierras de esta parroquia”. Apostillando, el dicho abad Saunière, que: El “cuerpo de Cristo estaría a salvo”.
Uno de los pergaminos casualmente allí encontrados en el siglo XIX fue determinante para la instalación de encomiendas (“sucursales”) y granjas templarias en el condado de Razès, en el suroeste de Francia. Sucedió que cerca de Rennés-le-Château, a media ladera del monte Cardou, fue hallado y descifrado un manuscrito que supuestamente formó parte los varios hallados en Jerusalén. También se encontró una tumba con huesos y un ánfora cerrada. En su interior había varios pergaminos que explicaban que Jesús no había sido crucificado, porque en realidad lo fue su hermano Judas. Pero ni siquiera éste, que sería un presunto hermano gemelo de Jesús, tampoco murió en la cruz, ya que, al ser descolgado casi muerto, le revitalizaron con ungüentos aplicados por José de Arimatea y Nicodemo.
Escribí mi primera investigación en forma de novela cuando llegué a descifrar la mayor parte del enigma inicial del pueblo de Rennés-le-Château; pero éstos no serán los mimbres con los que tejeré la trama de mi presentación del pensamiento y completa educación de Arnau de Torroja. Me interesa la relación interreligiosa de los templarios y su orden matriz la Orden de Sión, que tenía cariz integral, siendo muy superior por espiritualista. Arnau de Torroja debió de pertenecer a la orden matriz, ya que era hermano de un obispo amigo del Sumo Pontífice, luego Maestre Provincial, y finalmente Gran Maestre de la Orden del Temple. Todo ello le acredita como poseedor de cualidades excepcionales, así como de un saber único y ancestral, quizá de raíz sumerio/egipcia. En su iniciación, los sabios de la Orden de Sión pusieron a Arnau de Torroja al servicio de una estirpe sagrada, de la cual esperaban que naciera el futuro Rey del Mundo. Su estrategia, a largo plazo, era implantar la paz universal bajo la égida de la dinastía davídica. Según lo debió de entender Arnau de Torroja, los condes de la Casa de Barcelona, luego reyes catalano-aragoneses, eran los mejores candidatos. Más adelante volveré sobre el tema.
La antigua iglesia benedictina de Alet-les-Bains, actualmente en ruina total, está relativamente cerca de la misteriosa aldea de Rennés-le-Château (Aude) y ciertamente estuvo en poder de la Orden del Temple desde 1132 a 1180 (Malcolm Barber The New Knightood, p.256). En cuanto al tal castillo de Blancfort en Rennés-le-Château, en 1119 ya había sido concedido a la iglesia de Alet-les-Bains por el pontífice Calixto II, siendo evidente que perteneció a los templarios, quienes desde Rennés-le-Château tuvieron una muy privilegiada atalaya para vigilar los caminos de acceso de aquel vasto horizonte.
Primeros Grandes Maestres del Priorato de Sión
(Fundado por Godofredo de Bouillon en 1099)
1: Hugues de Payen de 1119 1136
2 : Robert de Craon de 1136 1147
3: Evrard de Barres de 1147 1150
4: Hugues de Blancfort de 1150 1151
5: Bernard de Tremblay de 1151 1153
6: Guillaume de Chanaleilles de 1153 1154
7: Evrard de N... de 1154 1154
8: André de Montbard de 1155 1156
9: Bertrán de Blancfort de 1156 1169
10: Philippe de Milly de 1169 1170
11: Eudesde Saint-Armand de 1170 1180
12: Arnaud de Toroge de 1181 à 1184
LA ORDEN DEL TEMPLE OCUPÓ EGIPTO EN DOS EXPEDICIONES
Arnau de Torroja supo tan sólo de dos grandes Cruzadas en Tierra Santa, la Primera y la Segunda, no obstante él debió de conocer mejor que ningún historiador actual, que además contra Egipto, por iniciativa del rey Amalrico I de Jerusalén, en el transcurso de sólo cinco años se hicieron otras seis expediciones militares extras. Arnau de Torroja participó a las órdenes de Bernard de Blancfort, Gran Maestre del Temple, que entonces colaboró con el rey Amalrico I para “apaciguar” Alejandría y El Cairo (1163-1164).
Entre los años 1163 y 1168 el rey Amalrico I de Jerusalén consiguió eventualmente ocupar Egipto y cada vez tuvo los templarios a su lado, excepto en la expedición de 1167, cuando Bernard de Blancfort se negó a participar intuyendo que sería un fracaso seguro. No contaban con suficientes tropas en Tierra Santa para, en el caso de haber tenido éxito, poder mantener Egipto. Las expediciones contra “el país del Nilo” acabaron cuando intervino Saladino (Salad El-Din Yüsef ), pues, aunque dicho líder padecía paludismo, logró al fin unificar a los musulmanes de Siria y Egipto entre 1169 y 1171, aboliendo en El Cairo el califato fatimita-chiita. Saladino utilizó todos los medios a su alcance, hasta el extremo de reclutar para su escolta personal a mamelucos que, siendo niños, eran robados de la zona del mar Negro. No eran árabes, pero resultaron buenos guardaespaldas, cuyo vistoso uniforme era una túnica amarilla. A pesar de todo, Saladino sufrió varios atentados. En 1174 Saladino conquistó el castillo de Chatelet a la Orden del Temple, y toda la zona del Vado de Jacob, cerca de Sabed.
Saladino fue sin duda el mayor problema que debe reconocerse en la vida de Arnau de Torroja, ya que en sus últimos años en vano intentó que los reyes europeos enviasen tropas de cruzados para frenar sus victorias, muriendo en su empeño. Saladino, al que Arnau con más de cincuenta años, conoció bien, era un hombre cuarentón esbelto y generoso, de carácter humilde, guerrero de honor, prudente y tenaz. Fue un magnífico líder militar, caballeresco y cortés, que nunca se mostraba cruel con lo derrotados, siendo en cambio sensible al dolor ajeno, lo que le hacía ser muy prudente y evitar, en lo posible, el derramamiento de sangre.
Es de suponer que, estando en Alejandría, Arnau de Torroja y los templarios se interesaron por la tumba de Alejandro (llamado Iskander en Egipto), aunque entonces ya nadie sabía donde estaba la tumba del “Profeta con Cuernos”, apodo que le dieron porque su corona llevaba cuernos.
En el la Primera Parte de su biografía me referí a su campaña bélica en Egipto, aunque omití la impresión que debieron causarle las pirámides de Giza, cerca de El Cairo. Tres diferentes cronistas de aquellos tiempos (siglo X, y en los años 1120 y 1143), informaron de que la Gran Pirámide aún conservaba su pulido recubrimiento exterior decorado con miles de jeroglíficos, alternados con otras escritos de civilizaciones desaparecidas y que ya nadie sabía descifrar. El profesor Hugo Fischer de la universidad de Munich, las comparó con miles de “piedras de Roseta”, lamentando que con un solo golpe de pico, se destrozasen para siempre varios siglos de historia de la Humanidad.
El cronista español Benjamín de Tudela, contemporáneo de Arnau de Torroja, las visitó el año 1173, cuando se creyeron los graneros del faraón construidos por el bíblico José. La racionalidad de Arnau de Torroja le impediría darle crédito, y debió opinar que ante todo fueron un acto de fe y nunca un lujo inútil. Era lo que cabía pensar en 1163. Cuando las vio Arnau de Torroja debió suponer que aquellas moles habían sepultado los primeros reyes de Egipto. Su modo de pensar siempre fue filosófico; o al menos lo sería después de regresar de Egipto, ya cumplir los cuarenta años, y haber conocido las instrucciones de la sabia monja, y profetisa alemana, Hildegada de Bingen, nada despreciables, teniendo en cuenta que a orillas del río Rin ya comenzaban a quemar públicamente cátaros librepensadores. Respecto a la divinidad, mi recordado paisano no podría evitar preguntarse lo mismo que yo en el siglo XXI: ¿Cómo se originaron la fuerza y el orden manifestado en las estrellas? ¿Habrá otros universos además del espacio-tiempo? ¿Existirá algún "hogar" más verdadero después de las varias y sucesivas transmigraciones?
Puedo adivinar las peores pesadillas de Arnau de Torroja en sus últimos años como Gran Maestre residente en Jerusalén, pues al deber tratar muchas veces con el joven rey leproso, que se le presentaba siempre cubierto con una máscara, Arnau de Torroja incluso creo que en sueños le vería aparecérsele con su rostro carcomido por la enfermedad. Otra pesadilla, esta vez sin relación con su natural piedad, debió de ser la obsesiva figura de un águila, pues era la imagen que decoraba la bandera del enemigo que les acosaba. Dicha ave de rapiña, con sus alas abiertas, se estaba convirtiendo en un muy efectivo catalizador para los planes de reconquista de Saladino. En el Tetramorfos el águila es la figura asociada a San Juan. Los nazis por su efectividad bautizaron “día del águila” el del comienzo de su fallido ataque a Inglaterra. En fin, los templarios con fundados motivos eligieron la tórtola como símbolo. Por cierto que el Ave Fénix -con la que a veces el águila se confunde- en Cataluña también simbolizó el espíritu de renacimiento (La Renaixença ) tras la derrota catalana.
PRIMER TRIÁNGULO: VÉRTICE 2        ANTECEDENTES DE LA HISTORIA DE LOS JUDÍOS
Porque puede parecer que este capítulo no tiene relación, anticiparé que es fundamental establecer si existieron tantas migraciones de Judíos como para crear una bolsa geográfica, como la que hubo en el sur de las Galias cuando allí vivieron legalmente establecidos.
Existió en realidad un linaje descendiente del rey David, de Salomón y Zorobabel, el cual ha podido permanecer oculto, lo que les ha garantizado su subsistencia durante largas décadas de persecución religiosa. Fue un linaje davídico sobreviviente gracias a los exilarcas que fueron deportados a Babilonia, y que allí tuvieron libertad de culto. Allí el rey Josías (640-609 a-C.) empezó a redactar una literatura de fondo político-religioso, remodelando acontecimientos de sus antepasados que conforman lo que conocemos hoy como el “Antiguo Testamento” de la Biblia. ”
Jerusalén recibió mal a los judíos deportados por el rey Nabuconodosor, liberados tan pronto el rey Ciro II conquistó Babilonia, dándoles la libertad y el dinero suficiente para construir un nuevo templo en Jerusalén, dirigidos por el sacerdote Esdras. Muchos judíos quisieron permanecer en Babilonia, pero los más fieles iniciados que regresaron incluso grabaron en las piedras, hoy subterráneas, sus ancestrales genealogías. A los que aún residían en Judea les quedaba muy poca conciencia del judaísmo, no permitiéndoles los judíos entusiasmados que regresaron de Mesopotamia ni que les ayudasen en la magna empresa de edificar la Casa de Yahvé.
Al morir el rey Herodes (4 a.C.) los judíos entraron en discordia y luego en guerra civil, olvidando la tolerancia predicada por el filósofo fariseo Gidel: No hagais a otros lo que no queráis que os hagan a vosotros. Una sabia frase que, por cierto, luego fue el núcleo de la predicación de Jesucristo para hacer posible el cielo en la tierra. Posteriormente también el pacifista Johanon Ben Zacai predicó la piedad y la tolerancia, pero a pesar de su éxito, unos judíos lucharon a favor de la dominación romana y otros en contra. La última de sus guerras fraticidas duró sólo una semana. Los fanáticos sicarios, de la secta de quienes se auto-inmolaron en Masada, asesinaron tanto al gobernador como al sumo sacerdote del templo de Jerusalén. Los sicarios, divididos en facciones, cometieron sistemáticamente asesinatos políticos, lo cual dividió aun más al pueblo de Israel, aunque luego todos unidos expulsaron de la ciudad a los romanos. Poco duró la independencia de Judea. Los que eran realmente sabios abandonaron urgentemente el país, entre los cuales los seguidores de Jesús, de ahí que se les vuelva a encontrar en el otro extremo del Mediterráneo, y predicando un cristianismo renovado encontraron paz y gran prestigio en las tierras del litoral que hoy es llamado Midí (SE. de Francia). En el año 70, al regresar los romanos, fueron expulsados de Jerusalén y tras otra revolución sesenta años después, a la vuelta de los romanos, Judea, no sólo quedó limpia de judíos sino que se llamó Palestina, y Jerusalén fue llamada Aelia Capitolina.
Los hebreos de Palestina y sus tierras en tiempos anteriores a Jesucristo tan sólo fueron un apéndice insignificante de Egipto. Se ha escrito con razón que ni el reino de David ni el de su hijo Salomón tuvieron la importancia que se escribió posteriormente en la Biblia. Ni David ni Salomón tuvieron tanta bondad ni sabiduría, porque durante la segunda mitad de sus tradicionales existencias desbarataron cuanto habían hecho de bueno en sus inicios.
Israel fue un país pequeño y sin los méritos con que se presentaron al mundo. El David bíblico no dejó pruebas de su existencia, ni del imperio que se le atribuye. En cambio son hechos de armas que parecen adecuarse a los de su contemporáneo el faraón Tutmosis III (el “Napoleón” de Egipto”). Éste dominó desde el río Nilo hasta el río Éufrates en el siglo X a.C., motivo por el que la historia considera si David pudo haber sido un desdoblamiento de la personalidad del dicho faraón, ya que las iniciales del nombre del faraón (TWT) en hebreo se convierten en DVD, que significa David, omitiendo las vocales ¿Acaso el linaje de David se trató del de Tutmosis III?
Del belicoso rey David, interesará mucho más al final de esta obra su probable descendencia, pero de momento téngase en cuenta que fue considerado “impuro” por Dios, por haber sido un hombre de guerra que derramó mucha sangre (I Corintios: 28, 3); traspasó la tarea de construir el Templo de Dios a su hijo Salomón, rey de Israel, elegido por Yahvé para que se sentara en el trono y edificara la que se consideró su verdadera casa. La edificó el año 962 a.C. sobre el monte Moriah, allí donde Abraham, el gran patriarca israelita, y al mismo tiempo profeta del Islam, intentó ofrecer su hijo Isaac en sacrificio a Dios. La construcción del Templo de Salomón ocupó a los hebreos entre siete y trece años. Pero aquel no fue el último lugar de reposo del Arca de la Alianza, la misma que guió a Moisés durante su éxodo por el desierto (1 Corintios: 28, 5-6), cuando un faraón les persiguió con su ejército como si le hubiesen robado el más valioso de sus tesoros.
Cuando Salomón fue rey de Jerusalén ya era muy antigua la idea que: Mediante un templo se expresa mejor la misteriosa relación entre el ser humano y cualquier divinidad. Y más si el templo es altísimo y tiene forma piramidal!. Sirvan de ejemplo los zigurats de Mesopotamia. El año 926 a.C. murió Salomón y su reino se dividió en dos. En el sur, donde estaba el sagrado Templo, gobernó la tribu de Judá, de la estirpe de David; y en Judea, más al norte, se asentaron los primeros adoradores de becerros de oro. Los dos reinos no se llevaban bien, a pesar de que sus respectivos reyes eran hermanos.
Las tropas de Nabuconodosor II el 587 a.C. entraron en Jerusalén, después de tres meses de asedio porque se defendían con lanzallamas rudimentarios, que los bizantinos habían perfeccionado, dada la abundancia de betún/petróleo de la zona. En efecto, los sitiados de Jerusalén se defendieron durante cinco semanas con el “fuego griego” (nafta y azufre), que era el napalm de nuestro tiempo, pero que a los babilonios, en su ignorancia, debieron de parecerles un arte matarile diabólico. Aunque entonces los babilonios no destruyeron el templo, sí que se adueñaron de los tesoros y utensilios, y se los llevaron a Mesopotamia. Todo menos el Arca de la Alianza, porque estaba bien escondida. Unos diez años después estalló una rebelión judía contra los romanos dominadores, que a los seis meses destruyeron completamente la ciudad y el templo, siendo entonces cuando el Arca desapareció. Hacia 516 a.C. se construyó una modesta estructura del Templo de Salomón, bajo la dirección de Zorobabel, pero en dicho Segundo Templo de Jerusalén el Arca de la Alianza ya no estuvo.
Dos siglos antes de nacer Jesús en Galilea, una tierra de cruce de caminos, se sublevaron contra los invasores griegos, y hubo efervescente odio también contra los romanos. Aquel odio belicoso se desbordó durante la infancia de Jesús, pues hubo un gran levantamiento judío contra el Imperio Romano, la cual intrepidez fue recordada a pesar de haber sido cruelmente aplastada. La había capitaneado Judas de Gamala. Al indagar sobre las posibilidades de una sola fe y un solo soberano, los templarios supieron que Jesús era considerado el hijo del gran héroe de Gamala (el Hombre de la Revolución del Censo). Vuelto a destruir el Templo de Jerusalén, fue reconstruido y engrandecido por Herodes el Grande durante su reinado hacia el 19 a.C. (era el Templo existente en vida de Jesús). En el año 70 d.C., volverían a ser arrasados la ciudad de Jerusalén y su Templo por orden del general romano Tito Vespasiano, cuando aún era candidato a ser emperador de Roma. Los judíos habían luchado contra los romanos y perdieron, siendo ejecutados entonces también dos hermanos pequeños de Jesús. En el siglo II hubo otra revolución, pero el Templo de Jerusalén y el monte Moriah no quedaron afectados.
BUSCANDO EL PRIMER TEMPLO DE JERUSALÉN Y EL ARCA DE LA ALIANZA
Jerusalén en el siglo XII ya era más un mito que una ciudad. Inicialmente se construyó a 800 metros de altura y los barrios antiguos, donde están los principales lugares de culto, no justifican el que su urbanismo fuese alabado en la Edad Media. Al excavar el subsuelo de la explanada del Templo de la Roca, los templarios, por ignorados motivos, supusieron que anteriormente en vano allí habrían buscado el oculto tesoro, llamado “de Salomón”, los conquistadores babilonios, asirios, persas, griegos, romanos, árabes y cruzados. Como los conquistadores no mencionaban haberse apoderado de dicho tesoro, los templarios emprendieron la búsqueda de nuevo dejando a su paso una laberíntica red de túneles en aquel subsuelo. Tal referencia a un tesoro fabuloso, acabó creyéndose que evocaría a la “sabiduría de los antepasados”; una opinión que convenía a los gnósticos: Allí se escondió un tesoro espiritual, pues la educación clásica supo que el Minotauro, habitando en un similar ambiente, simbolizó la vida desordenada, lo cual es evidente que se paga con la muerte; y por el contrario, el hombre sabio vive más y mejor.
Arnau de Torroja supo que aquel Primer Templo había sido reedificado de nuevo otras dos veces (los años 500 a.C. y 70 d.C.), aunque le costase más de lo imaginado saber cuándo, por el desfase debido a que los visigodos computaron los años con una diferencia de 38 respecto al calendario gregoriano. Sucedió que al rey Herodes le pareció pequeño el templo del monte Moriah (del siglo X a.C.), y por ello decidió edificar otro de nuevo encima de las ruinas, lo cual complica aún hoy el situar la ubicación del Primer Templo. Después, al ser convertida Jerusalén en el “Techo del Mundo” por los islamistas, éstos, en lugar de la cruz, pusieron sobre la cúpula una media luna. Fue entonces cuando aquel centro místico alcanzó la máxima popularidad entre los alquimistas medievales, pues transformaron en nombre de la ciudad en el acrónimo Vitriol, equivalente al poder de conectar con el interior del planeta Tierra. Fue el Ocultum Lapidem, o sea, la “Piedra Oculta”, fuente de poder e iluminación para los sabios medievales. No lo es para mí, pues la iluminación surge de un instante excepcional en que se tiene una visión global, tan extraordinaria como efímera. Conste lo dicho, para que tampoco se crean mías otras varias ideas expuestas en esta recopilación del saber que pudo haber tenido Arnau de Torroja en el siglo XII.
Por los escritos del rabino andaluz Maimónides (1135-1204), que fue médico, filósofo y teólogo, ya se sabía de la existencia bajo el Primer Templo de una gruta secreta subterránea, construida por decisión y mandato de Salomón, previniendo una posible destrucción del Templo. Es obvio que desde los cimientos ya se previno hacer un escondite seguro para el Arca de la Alianza. Un judío arabaita informó de la posibilidad de encontrar un escondido tesoro al aventurero británico Juvelius, quien, asociado con otros, exploraron en secreto los laberínticos túneles y grutas bajo la Cúpula de la Roca hasta que fueron descubiertos y lograron huir de Israel el fecha 17.4.1911. Los trabajos arqueológicos se reemprendieron por Ron Wyatt en 1979, pero tuvieron un semejante final, cuando en 1982, el gobierno israelí consideró que no interesaría a los judíos que llegase a demostrarse que Jesús había sido el verdadero Mesías. Explicó Wyatt que había hecho analizar una muestra de sangre de un arca que vio, resultando que, por tener sólo un cromosoma “Y”, no sería hijo de ningún padre humano.
En mi modesta opinión buscaron el contenido y no el continente. O sea, creo que lo que buscaron los templarios en aquel sagrado subsuelo estuvo en relación con la fundación de la Orden del Temple. Se había gestado en la abadía francesa de Cîteaux, que fue donde se tradujeron textos hebreos a fin de redactar la Biblia de Cîteaux. El traductor fue el rabino judío de Troyes llamado Salomón Rachi (1040-1105). Debieron leer donde encontrar más información de lo mismo que Moisés a salir de Egipto perseguido, y ello fue así por haberse llevado parte de los escritos del dios Thot. El año 1105 partió Hugo de Champagne hacia Jerusalén, y a los tres años regresó para informar al abad Esteban Harding superior del monasterio de Cîteaux. El mismo Hugo el año 114 hizo un segundo viaje a Jerusalén, y a su regreso construyó un edificio en el bosque de Bar-sur-Aube, en el valle de Absenta (Fr.). Fue allí donde la orden cisterciense por primera vez fue dirigida por el joven san Bernardo de Claraval y sus tres decenas de familiares y amigos, al poco tiempo de haber ingresado en la Orden conjuntamente.
En Jerusalén siendo Gran Maestre Arnau de Torroja residió en la fortificación anexa a Notre Dame-du-Mont-Sion, que conserva bastantes vestigios de tiempos de la dominación romana, como la vasta cisterna subterránea, además de la basílica del Ecce Homo. Al estar en lo alto de una colina, antiguamente amurallada, desde allí se tiene una vista privilegiada sobre la ciudad de Jerusalén, por lo que Arnau de Torroja en las diferentes etapas de su vida que residió allí, pudo admirar su evolución urbanística antes de las murallas que hizo construir posteriormente Solimán el Magnífico. La puerta de Sión abierta en las murallas de Jerusalén, en tiempos de Arnau de Torroja enfocaba a la única calle que atravesaba en línea recta la ciudad, pasando ante el Santo Sepulcro en construcción. Al parecer en el mismo Jerusalén aún existe otro segundo sepulcro apócrifo de Jesucristo, llamado “del Jardín”, que está fuera de la muralla siguiendo la misma calle. El convento anexo a Santa María del Monte Sión fue el principal núcleo espiritual de los templarios, y en realidad lo llamaron Notre-Dame, hacia el que dirigieron su devoción, recordándolo en otros lugares del planeta, incluida Etiopía.
La Orden de Sión cedieron a los primeros nueve caballeros templarios cuanta información recogerían referencias de los tesoros que podían seguir ocultos bajo el pavimento de la explanada del templo de Jerusalén. A Arnau de Torroja le inquietó, como a todo el mundo, determinar con exactitud el exacto emplazamiento del primer recinto del Templo de Salomón, que los árabes llaman “Noble santuario” (Haram es-Sharif). Asimismo, sin duda admiró las reglas básicas que dictó antes de morir el que fuese su constructor Hiram Abif, quien se guió por los templos egipcios, sin prescindir de las dos columnas ante la entrada principal, porque eran preceptivas en la entrada de todo santuario.
Los nueve caballeros fundadores de la Orden del Temple enviados a Jerusalén por la Orden de Sión, se dedicaron a excavar el subsuelo de donde había estado el Templo de Salomón como si lo que esperaban encontrar allí fuese la clave para acceder a un conocimiento superior capaz de repercutir en la humana evolución, para lo cual se dedicaron a excavar sin aplicarse a otra actividad conocida.
Después, durante nueve años, afiliando a otros nobles de merecida confianza, siguieron excavando en determinados lugares, y al parecer con cierto éxito. Lo que fuese (¿quizá sólo documentación?) volvió a manos de los herederos legítimos cuando ya eran cristianos unificados, porque se habían superado los siglos cuando el cristianismo estuvo dividido en facciones independientes y sin un credo ni un criterio uniforme. El judaísmo de los deportados a Babilonia también tuvo dos diferentes etapas evolutivas, la primera de cariz teosófico y la otra ortodoxa. Se podrían simplificar asociándolas al Primero y al Segundo Templo de Jerusalén construido en el monte Moriah.
El rey de Jerusalén Balduino II, el año 1118 dio el Monte Moriah a unos desconocidos que no tenían una Regla para gobernarse. Eran sólo nueve templarios que allí derribaron, excavaron frenéticamente y además construyeron y amurallaron la peña sagrada, en la cual se construyeron una estancia para servir de iglesia, puesto que la complementaron con un altar cristiano. Su afán consistió en excavar los amplios subterráneos debajo de la explanada, donde encontraron grandes espacios adaptándolos para servir de establos. También su residencia estuvo en aquella vasta zona, antes de que se acondicionasen el monasterio del monte Sión. Éste, con la ciudad “Tres veces santa” de Jerusalén, se considera aún el centro del mundo judío, tal como se lee en los “Salmos” (98): Ensalzad al Eterno, nuestro Dios, y postraos ante la montaña de su Santidad”.
A Arnau de Torroja, siendo Gran Maestre del Temple, se le reveló el secreto fruto de las excavaciones de sus antecesores bajo la explanada presidida por el Templo de la Cúpula de Jerusalén. Tan sagrado santuario fue construido en el monte Moriah el siglo VII y desde entonces fue el emblemático icono de la ciudad. Ni que decir tiene que cualquier tesoro escondido en el subsuelo le debió de interesar como buen cristiano, sin descartar que se tratase de la muy sagrada Arca de la Alianza, hecha de madera de acacia de forma rectangular (1,25 m. x 0,75 m.), la cual, según las referencias de la Biblia, estuvo forrada de oro por dentro y por fuera. Es una reliquia enigmática por sus facultades, como por ejemplo, la de generar una nube de día y una llama de noche, capaz de guiar durante cuatro décadas al pueblo hebreo vagando por el desierto del Sinaí.
En el libro Éxodo (capítulos 25, 37 y 40) se describe la forma y medidas exteriores del Arca. Como además su tapa estuvo decorada con las figuras de dos querubines, se creyó que era el Trono de Dios en el cual se sentaba Moisés en el desierto del Sinaí para comunicarse con Yahvé (Éxodo; 25 : 22). La corona del sacerdote del Templo de Jerusalén en su base llevaba el nombre de Dios escrito mediante cuatro letras vocales. Arnau no ignoró que era el nombre de la plenitud que evocan las palabras en hebreo: masculino “ Jah), ” y femenino “(Havah).” En realidad era el dios cananeo “Diah-bol” (IAH-BEL) que pasó a ser IAHBE para los samaritanos, a los que Jesús avisó junto al celebre pozo: “No sabeis a quien adorais”.
Los sabios de Sión y los templarios de tiempos de Arnau de Torroja sabían, por la Biblia, que en la primitiva ornamentación del Templo de Salomón fueron empleadas 86 toneladas de oro, 126 de plata, multitud de piedras preciosas, las más exquisitas maderas y suntuosos materiales. Nunca dudaron de que el templo reunió muchos tesoros, objetos sagrados y profanos muy valiosos, siendo especialmente venerados el Candelabro de Siete Brazos (Menorah), y la Mesa o Espejo de Salomón, a parte, naturalmente, del Arca de la Alianza, que en latín llamaban Archa Foederis. Sin duda los sabios de Sión y del Temple supieron de la existencia de una gruta secreta bajo el Primer Templo, también por haber escrito al respecto el sabio andaluz Maimónides. Según él, había sido construida por orden del rey Salomón, previniendo una posible destrucción del Templo en el futuro. Es decir, desde los cimientos ya se previno hacer un escondite seguro para el Arca de la Alianza.
Las medidas finales del Primer Templo fueron 60 cúbitos de largo, por 20 de ancho y 30 de alto. Dado que los nómadas hebreos no sabían construir, y además carecían de materiales, Salomón hizo un trato por el cual Fenicia proveería de todo, incluidos los necesarios expertos para la construcción, y se lo pagaría con especies. Salomón tuvo suerte al encontrar al sabio arquitecto Hiram-Abiff, de Tiro, que sabía trabajar el oro, plata, bronce, hierro, etc. Él construyó dos enormes columnas de bronce, huecas, que colocó a ambos lados de la entrada principal del Templo, dándoles los nombres de Boaz (izquierda), y Jakim (derecha). Ambas simbolizan la eterna estabilidad de los contrarios, aunque lo más evidente expresado con ellas sea la idea de la dualidad eterna, en especial el Bien y Mal. En cuanto al acceso de entrada al Templo, se abre entre ambas columnas, siendo una abertura que simbolizó el ingreso a la eternidad. Hiram-Abiff murió violentamente a manos de tres de sus aprendices poco después de que el Primer Templo fuese terminado.
LA CUEVA BAJO EL TEMPLO DE SALOMÓN
Arnau de Torroja asociaba la inquietud investigadora del subsuelo de Jerusalén con la que había oído explicar acerca de la Cueva de Palop, cerca de Tortosa, referente a los tesoros del Cid Campeador.
En el sector sur de la explanada del Templo los templarios encontraron una laberíntica red de calles antiguas y varias cuevas y túneles subterráneos que conectan con calles que Jesús pisó muchos metros debajo de las actuales. Teodorich, un peregrino alemán contemporáneo de Arnau de Torroja que visitó aquel subsuelo, dejó escrito que los llamados “Establos de Salomón” eran tan espaciosos que un tiro de ballesta no llegaba a la pared opuesta en ninguno de los sentidos.
El exacto lugar del subsuelo que fue foco del interés de los caballeros templarios en aquel laberinto bajo la más sagrada de las peñas del mundo en Jerusalén, fue un pozo existente dentro de la cueva de Sedecías (Zedekiahs cave ), que es la cueva artificial más grande de Israel. La entrada no está lejos de la puerta de Damasco, y el suelo hace pendiente abajo en sus 15 km. de recorrido. Ordenó su excavación dicho rey de Judá, quien a través de ella huyó de Jerusalén hacia Arava después de que los babilonios conquistasen Jerusalén en 586 a.C.. En ella se abre el “Pozo de Almas” (Aleik-es-Salam), un lugar donde parece ser que se hicieron ritos religiosos mucho antes de la llegada de aquellos hebreos que llamaron a Jerusalén Centro del Universo. En el pozo existe una cavidad con una protuberancia donde se dice que el mayor Profeta del Islam golpeó en ella su cabeza (por ello llamada el “Turbante de Mahoma”).
Los libros hebreos citaron la cueva al informar de la huida de su rey, al cual capturaron cerca de Jericó. Después la cueva fue bloqueada y perdida para la historia a partir del siglo XI, hasta ser redescubierta casualmente al buscar a un perro extraviado. Debido a su tamaño, la localización y el secreto que la rodea, hay muchos mitos judíos, musulmanes y cristianos asociados a ella. Como los británicos creyeron que los obreros de Salomón habían labrado aquellos bloques, el sector se llamó la cueva del rey Salomón" desde antes de redescubrir su entrada. Los francmasones defienden que se trata de la misma cueva que los antepasados de su discreta Orden, y a partir de 1854 la aprovecharon para efectuar sus rituales clandestinamente. Allí se escucha correr el agua, la cual fue aprovechada por los obreros constructores del primer Templo. La peña de la izquierda de la cueva está decorada con formas cuadradas y rectangulares en paredes y techo.
A Arnau de Torroja, siendo Gran Maestre del Temple tuvo que saber que había un pasadizo subterráneo que unía la cueva al Tor, una colina de 176 m. de alto que tiene varios pisos de túneles subterráneos excavados por los celtas en tiempos que, se supone, aquel lugar era una isla sagrada. En el siglo I allí seguían aquellas tribus celtas centroeuropeas, congeniando bien con los judíos y con los cristianos, siendo la mejor explicación para que en Irlanda siglos después a Jesús le llamaban “el Archidruida”.
Se llama Rex-Deus a las dinastías del judaísmo bíblico. Parece ser que tales genealogías estaban escritas en los muros de la cripta que los templarios excavaron bajo el Tempo de Salomón en Jerusalén, poniendo al descubierto grandes tramos de túneles que aún siguen siendo accesibles en parte. El mapa de la Ciudad Santa que vio Arnau de Torroja, tendría la cartesiana forma dada por Ptolomeo, pues nos ha llegado uno dibujado en 1110 que repartía su perímetro circular amurallado, trazando en su interior dos rectas que se cruzan en perpendicular, dejando Jerusalén dividida en cuatro partes iguales.
Otra línea de investigación defiende que los templarios encontraron información de que en el principado judío de Septimánia en el siglo VIII llegó un descendiente del rey David, tal como le habían solicitado. Colateralmente los sabios de la Orden de Sión recibieron secretos de todo tipo, y a su vez los ampliaron con nuevas indagaciones. Arnau de Torroja lo tenía todo bien cribado, y con planes de actuación precisos. Los textos hebreos fueron estudiados a fondo por san Bernardo, ya fuese por iniciativa propia, o inducido a ello (el mismo que volcó su devoción en imágenes de las Vírgenes de color negro, levantándoles ermitas en toda Francia), debió de encontrar indicios para descubrir en Jerusalén alguna especial reliquia bíblica. Dicho santo instalado en Troyes, entonces perteneciente al conde de Champagne, dispuso de una escuela de traductores. Posteriormente san Bernardo anunció el éxito de su misión en Tierra Santa, y obviamente aseguró a los templarios su protección para que atravesaran con sus hallazgos el territorio francés. De hecho trascendió que los templarios pusieron a disposición de su orden matriz un cofre que encontraron sobre un pilar. Los novelistas, en cambio, se decantaron por el hallazgo de un cáliz-grial. No olvidemos que eran unos siglos cuando se vivía obsesionado por ver objetos relacionados con la vida y pasión del Señor Rey Jesús.
También se sabe que tuvieron la misma información que consta en el famoso "Pergamino de cobre" escrito por los esenios de Qúmam; es decir, supieron del inventario de tesoros y del lugar donde se escondieron. En 1956 la universidad de Manchester los descifró y leyeron lo siguiente: “Enterrado debajo del Templo existía un tesoro incalculable, junto a gran cantidad de lingotes de oro y útiles rituales.”
En 1860 Ch. Warren dirigió las excavaciones para Palestine Exploration Fund", identificando los cimientos del Templo de Herodes. Más profundamente halló la red de túneles y almacenes, y también una cisterna para ritos de purificación. En 1866 Ch. Wilson presentó una correcta ubicación del Primer Templo de Salomón. El edificio deslumbra a quien lo miraba y su interior, a parte del Arca de la Alianza, también resplandecía por los objetos de adorno y otros rituales, tanto sagrados como profanos, entre ellos el Candelabro de Siete Brazos (Menorah) y la Mesa de Salomón .
Del primero y del segundo Templo, con desiguales cimientos, los británicos en 1894 trazaron mapas y hasta recuperaron una espada de los templarios del siglo XII en la ladera sudeste del Templo. En fecha 17 de abril de 1911 localizaron también una gruta gracias a lo escrito por Mosés Maimónides (1135-1204), traductor al hebreo del “Tratado Arabaita". Dicho filósofo español, en su obra “Mishneh Torah” (1180), explicó que el rey Salomón previno un escondite secreto, a gran profundidad del monte Moriah, para ocultar si llegaba el caso de ocultar el Arca de la Alinaza. Excavaron una cueva secreta muy profunda antes de construir encima el Primer Templo. La entrada se había tapiado con la misma piedra de fundación, la misma que el año 642 el rey Josías removió para volver a esconder el Arca de la Alianza.
Antes de la invasión de Nabuconodosor, el profeta Jeremías, cumpliendo órdenes del sacerdote del templo, la ocultó junto con otros tesoros sagrados, debajo de la mezquita al-Aqsa, donde los primeros templarios vivieron. No se mencionó el Arca ni entre los objetos que se llevaron a Babilonia (II Reyes; 25,13-17), ni tampoco entre los que regresaron a Jerusalén el año 537 (Esdras ; 1,7-11).
Existen otras versiones de la real existencia del escondite, pues, para evitar que los alimentos de las ofrendas contactasen con los rollos de la Toráh, se previno que nunca fueran arrojados a la basura, por lo cual construyeron un cementerio para objetos sagrados (Guenizá). Cuando el Arca fue ocultada allí, la acompañó el recipiente que contenía el Maná, porque dentro del Arca ya había tenido contacto con las Tablas de la Ley .
Otros escritos (Libro del servicio del Templo, 17) dicen que el Arca descansaba sobre una piedra. Tienen crédito, porque entonces tan sólo los cabalistas eran antirracionalistas, y en cambio las Orden de Sión y del Temple eran pragmáticas. Aun así, admitieron que tras las sílabas del vocablo “ka-ba-la” se evocaba el espíritu, el cuerpo y las circunstancias “(KA-BA-AJ)” con que los sacerdotes del antiguo Egipto distinguían las tres partes que integran cada individuo.
PRIMER TRIÁNGULO: VÉRTICE 3       DEL ARCA DE LA ALIANZA SE HICIERON VARIAS COPIAS
Consta en la Biblia que en el año 642 a.C. el rey Josías de Judá ordenó al sacerdote del Templo que sacase el Arca de la Alianza de su escondite, para ponerla de nuevo en el Sanctasanctorum (II Crónicas: 34) del suntuoso Templo de Jerusalén, el cual no tenía otra razón de ser sino albergar el Arca. La última vez que se escondió fue el año 605 cuando Jeremías evitó que fuese profanada. Después sólo se sabe de las copias exactas que se hicieron del Arca.
Incluso el Arca de la Alianza original (1,50 x 0,92 x 095m.), fue una copia de las arcas sagradas de los templos egipcios, donde tuvieron la utilidad de servir de “hogares” portátiles para los dioses. En Egipto tuvieron arcas protectoras, que acompañaban a los faraones al campo de batalla. Akenaton (tanto si fue como si no, la misma persona que Moisés), introdujo un concepto idéntico entre los Israelitas, reforzando su inspiración egipcia.
Ya en el siglo XII los iniciados de la órdenes de Sión y del Temple tuvieron dudas acerca del Arca de la Alianza. La Biblia ofrece de ella dos descripciones que no coinciden. En el libro “Éxodo” (25, 10-22) se describe un Arca muy rica, mientras que es modesta en “Deuteronomio” (10;1-3). Actualmente nos basamos por igual en especulaciones técnicas, porque nadie vivo la ha visto. Del Arca de la Alianza, según explica el sacerdote que la custodia en Etiopía: “Es de fuego”. De su peligrosidad se sabe, en efecto, que los filisteos que la robaron durante un tiempo, necesitaron utilizar asientos especiales debido a haberse generalizado entre ellos los hemorroides. Un experimento científico anti-radiación nuclear, llamado “Oranur”, fue realizado en 1950 por Wilhelm Reich. Le sorprendió que un sólo milígramo del elemento Radio, introducido en un acumulador orgónico, desencadenase una radiación capaz de matar unos ratones enjaulados a 30 m. de distancia. En prevención aquella zona fue deshabitada durante varios meses.
Arnau y sus superiores sabían que el rastro del Arca de la Alianza se perdió entre los años 701 a.C. y 626 a.C., cuando reinó el idólatra Manasés en Jerusalén, en cuyo templo profanó el día que obligó a entronizar en su interior un ídolo pagano (650 a.C.). Si el Arca entonces no estaba oculta en una gruta debajo del Templo, y tampoco en el monte Moriah, sólo quedaba investigar la historia explicada por el destronado soberano de Etiopía residente en Israel.
Los templarios al llegar a Etiopía, vía la isla de Filae en el río Nilo; encontraron judíos que custodiaban un Arca dentro de una iglesia. Después de examinarla, se convino protegerla mejor y la fórmula consistió en hacer que todas las iglesias de Etiopía tuviesen sus propias reproducciones del Arca de la Alianza. Su antigüedad entre los etíopes está confirmada por su piadoso e ingenuo arte, cuyos exvotos siguen gozando de la máxima devoción religiosa. Los etíopes afirman que guardan el "Tabot ", como la llaman ellos al Arca auténtica, pero no la dejan ver a nadie. En compensación tienen miles de copias, una en cada iglesia, las cuales se sacan anualmente en procesión siempre cubiertas todas ellas con algún tejido. El “Tabotat” del Manbara (plural del “Tabot”) tiene considerable interés sagrado, siendo simplemente un ataúd que contiene una madera del altar llamada Tabot.
EL ENIGMÁTICO PAÍS DE LA REINA DE SABA
Los templarios al decorar la catedral de Chartres dejaron esculpido en un capitel del frontispicio el Arca de la Alianza sobre un carro, pero ello sólo indica que fue transportada, y no que se ocultase en aquel iniciático templo francés. Se puede entrever su simbolismo porque también en la misma catedral es muy elocuente otra imagen esculpida del Arca en la entrada norte y cerca de un relieve con individuos negros, incluyendo a la reina de Saba de pie sobre la cabeza de un etíope.
La búsqueda del Arca de la Alianza en tierras etíopes se efectuó en tiempos relativamente cercanos. Empezó en Kirkus y en Axum, donde investigaron exploradores interesados en ver los templos y las decorativas estatuas de los judíos de Etiopía. Lo mismo habrían hecho en el siglo XII los caballeros templarios, aunque tuvieron mejores razones para investigar dicho país africano, pues conocieron más que simples leyendas, y fue por boca de un soberano etíope refugiado en Jerusalén. Lo decidieron los sabios de la Orden de Sión, quienes tuvieron a Arnau de Torroja como Gran Maestre general también de los templarios. Ellos le aconsejarían enviar tropas al sur de Sudán, ya fuese por ayudar al rey Lalibela, o por buscar el oro de la costera Bernicie Pancrisia (redescubierta en 1989), que en el siglo XII atrajo aventureros como un imán, al creer que era la legendaria Ciudad de Oro. Por el motivo que fuese, el caso es que los templarios adecuaron un puerto y tuvieron navíos en Aqaba, al norte del Mar Rojo.
Los templarios tuvieron noticia de que en la epopeya etíope del siglo XII, titulada La Gloria de los Reyes, (Kebre Negest,) escrita en Axum, no sólo se menciona la reina de Makeda (Saba), sino que explica que el Arca de la Alianaza llegó allí el año 642 a.C., vía la comunidad judía de Elefantina (Nilo medio, Egipto), pasando por el lago Tana en el norte de Etiopía, el cual forma triángulo equilátero con las ciudades de Lalibela al norte, y Axum al sur. Lo apoya el que el Arca no consta en la lista del botín de Nabuconodosor cuando, en el año 586 a.C., saqueó Jerusalén. El rey Josías se cree que pudo haberla ocultado en el siglo VI a.C. en los subterráneos debajo del templo. También se lee en el Libro II de los Macabeos que Jeremías la escondió supuestamente en una gruta del monte Nebo, a 150 km. lejos de Jerusalén, limítrofe con Jordania. En "I Reyes" (14:26) se informa que el rey Roboam, cinco años después de morir Salomón, se llevó todos los tesoros para evitar que cayesen en manos del faraón Sissac. En la Biblia consta que aún estaba en Jerusalén cuatro siglos después de morir Salomón y su hizo Manelik. El hecho de buscarla en Etiopía demuestra que el Arca de la Alianaza los templarios en Jerusalén, nunca la hallaron a pesar de sus esfuerzos.
La campaña de la Orden del Temple en Etiopía, cronológicamente debió de dirigirla Arnau de Torroja, comprometido en volver a sentar en su trono al depuesto rey Lalibela. Lo cumplió con éxito, justo pocos meses antes de acabar el año 1184, cuando, falleció siendo Gran Maestre de la Orden de los Pobres Conmilitones de Cristo y del Templo de Jerusalén. Por cierto, no ignoro que se ha escrito que Arnau no llegó vivo a Verona, sino que ya habría fallecido al desembarcar en la portuaria Brindisi (Italia). Su enfermedad se ha supuesto que pudo ser debida a una infección bacteriana llamada disentería, causada por un parásito que inflama el intestino. Eran frecuentes las muertes de disentería entre los antiguos navegantes, y parece una lógica explicación, pero habría que contrastarla.
Se cree que en Verona fue enterrado en la iglesia de San Vitale. Cuando siglos después se inundó, sus restos fueron trasladados, y en 2018 probablemente serán identificados por comparación del ADN de Arnau con el de su hermano Guillem enterrado en la catedral de Tarragona (N:E. de España)
Me imagino la gran sorpresa de fray Arnau de Torroja al saber que los cristianos de la lejana Etiopía, un país del llamado "Cuerno de África", tuviesen a Poncio Pilatos como un santo más en los altares de sus iglesias. Con el tiempo Arnau supo que los judíos negros que habitaron el oeste de Etiopía habían abrazado el cristianismo antes que los europeos, aunque congeniaron su fe con las tradiciones judías. También fue refugio de una de las herejías más chocantes para los cristianos europeos: el Monofisismo, puesto que defienden que Cristo tuvo naturaleza divina, si bien la perdió con su cuerpo y la recuperó después de su Resurrección. Fueron condenados por el concilio de Calcedonia (451), aunque se propagó desde Asia Menor hasta África, y en Etiopía aún tiene adeptos en las iglesias ortodoxas, como también en las de Siria, Armenia, y en las comunidades coptas de Egipto.
Los primeros que en nuestro tiempo informaron de las leyendas etíopes, y de sus numerosas iglesias rupestres construidas por hombres blancos en Etiopía, fueron los navegantes portugueses, extrañándoles que allí celebrasen el Año Nuevo siete años, nueve meses y once días más tarde que el calendario gregoriano. La iglesia dedicada a Nuestra Señora en la ciudad llamada Lalibela está decorada interiormente con cruces de los templarios. Allí veneraron a su Virgen Negra, siendo a partir de dicha campaña en Etiopía cuando los caballeros del Temple la llamaron “Nuestra Señora de la Luz” ¿Quizá en recuerdo de la reina de Saba, madre del rey Manelik?
El interior de un viejo castillo de Axum (Etiopía), tiene la planta decorada con la cruz templaria. Allí, anualmente cada mes de enero, se celebra la fiesta Timkat, concentrándose miles de fieles llevando copias del Arca de la Alianza. Las procesiones de barbudos con hábito blanco recuerdan a su patrón san Jorge (Bet Giorgis), pero también los mantos blancos de los nobles caballeros del Temple, según lo escrito en 1207 por Abu Salih, un cronista armenio que especificó: A los picapedreros etíopes, egipcios y coptos, los dirigieron hombres de blanco que tenían una tez blanca y rojiza, y el pelo rubio. Antiguamente fueron los portadores del Arca cuando era sacada en la procesión del Timkat.
En Etiopía también se encuentra entre los símbolos templarios de Lalibela el Cuadrado mágico llamado SATOR-ROTAS (que descifrado significa: Pater Noster), encontrándose entre los símbolos templarios del castillo de Gisors (Fr.). El de la iglesia etíope parece más antiguo, ya que empieza por SADOR-ALADO y termina en OBERA-ROTAS.
Tan antiguos dibujos dejan pocas dudas de la intrusión de los templarios, pero además está documentado que en 1185, Manelik ya ocupaba de nuevo su trono en Lalibela. Allí, en agradecimiento a los templarios que le ayudaron, al ser rey hizo excavar en el suelo de peña once iglesias que sorprenden por estar unidas por túneles subterráneos (a veces son trincheras laberínticas al aire libre) complejos y desconcertantes. A todas se entra por algún túnel oculto tallado en la piedra. Tan raras construcciones interiormente imitan las iglesias cristianas normales, incluyendo columnas y capiteles. Se distribuyen en dos grupos de cinco, uno a cada lado de su rió llamado Jordán. Para excavar la onceava y última iglesia se justificó con la aparición en plena batalla del ángel san Jorge, luchando junto al rey Lalibela. Vestía hábito blanco y montaba un brioso caballo albino, decidiendo rápidamente la victoria. Le dedicaron el mayor y más impresionante de los templos rupestres perfectamente cúbico. Bet Giorgis mide 12x12x12 m., y está lejos de los demás, aunque en su conjunto pretendieron ofrecer una idealizada Jerusalén. Ciertamente el rey Lalibela quiso reconstruir la ciudad santa de Jerusalén en su Rhoas natal, porque Jerusalén había sido capturada por musulmanes, y la peregrinación hasta ella resultaba muy peligrosa para los cristianos etíopes. La presión a favor de Axum la ejerció el obispo cristiano de Etiopía, que era un monje sirio y allí tenía su sede.
El principal beneficio de los templarios en Etiopía fue la posesión de la sagrada reliquia que es el Arca de la Alianza. En España son conservados en Ucero (Soria) idénticos dibujos del Arca que hay en las iglesias etíopes. Según F.J.B. Manzano, adentrarse en San Bartolomé de Ucero, un templo construido en el cañón de Río Lobos, es viajar a la lejana Etiopía a través de los símbolos allí existentes. El fundador del Museo Nacional de Etiopía, J.O. Kinnaman, dijo haber visto personalmente el Arca de la Alianza gracias a un permiso especial que le concedió el emperador Haile Selassie; por cierto el último que llevó el titulo de "Rey de reyes", porque fue descendiente directo de Manelik, hijo de Salomón y la reina de Saba.
LALIBELA, DESCENDIENTE DEL REY SALOMÓN EN ETIOPÍA
Ciñéndome a la información que tuvo Arnau de Torroja, recordaré al enigmático Rey del Mundo, un líder de dudosa localización, ya citado en la "Primera Parte". Había enviado tres maravillosos regalos al emperador Federico II, recordando con ello que reinaba en Agharta como descendiente de los Reyes Magos, aquellos míticos personajes que se postraron ante el Niño-Dios en un pesebre.
En 1164 el arzobispo de Colonia, canciller del emperador Barbarroja, aprovechó el saqueo de Milán para transportar sus supuestos restos, allí venerados, hasta la catedral de Colonia. Hoy sabemos que estuvieron muy confundidos, pues ni eran tres, ni reyes, ni magos, pero entonces era un tema muy serio y creyeron poder seguirle a uno la pista a través de su descendiente el Presbyter Joannes, el Rey del Mundo. La primera noticia suya la proporcionó en 1145 Otón de Frisinga, siendo transmitida en el siglo XIV por Juan de Hildesheim, motivo por el cual el Santo Padre desde el Vaticano envió emisarios a Etiopía, gobernada por un Negus (emperador), al cual los católicos llamaron “prieste”.
En 1.160 llegó a Jerusalén un príncipe fugitivo llamado Lalibela, de Etiopía, quien permaneció allí durante varios años. Debió de relacionarse con los templarios y pedirles ayuda. Estaba siendo perseguido después de haber sido injustamente derrocado por su hermanastro Habbré que le usurpó el trono. Gracias a Lalibela los templarios conocerían el libro Kebra Nagast, en cuyas páginas se recogió la tradición que antes estaba gravada sobre dos losas de piedra, y otros objetos que ya estarían dentro del Arca de la Alianza venerada por una numerosa comunidad judía desde el año 950 a.C. Los templarios lo investigaron, y después ayudaron a Lalibela a recuperar su trono a cambio de resarcirse con "algo". Para empezar, constato la sospechosa coincidencia del nombre del templo de Aksum donde se sigue guardando el Arca de la Alianza: Se llama Nuestra Señora de Sión, como la que tuvieron anexa a su casa-madre en la ciudad de Jerusalén.
El rey Lalibela nació en Roha (Etiopía) a mitad del siglo XII, cuando Aksum no había sido aún fundada. Era el hijo más joven de la dinastía de Zagwe, y a partir de entonces gobernó el norte de Etiopía hasta el año 1207. A pesar de tener varios hermanos mayores, desde niño Lalibela estaba predestinado a ser rey, porque poco después de haber nacido, su madre encontró un enjambre de abejas alrededor de su cuna, lo cual le recordó una leyenda antigua de su tribu y exclamó: Las abejas saben que este niño será rey! (Lalibela). Las abejas representaban para ella a los soldados que un día servirían a su hijo, y eligió dicho nombre para él.
Circulan diferentes tipos de opiniones acerca de lo que pudo haber sucedido con el Arca de la Alianza, y ambas incluyen al rey Manelik de Etiopía, hijo del rey Salomón y la reina de Saba. En el primer caso hay a su vez dos opciones: Fue robada, o fue cambiada, por Manelik, quien quizá sólo dejó en Jerusalén una copia cuando se despidió de su padre el rey Salomón. Siglos después también el Arca desapareció de la vista de los habitantes de Jerusalén durante el gobierno del idólatra Manasés (678-642 a.C.). En el interior del templo del rey Salomón entonces se veneró un ídolo pagano; e incluso se mataba a los profetas, por lo que urgía proteger el Arca, siendo lo más lógico alejarla del Templo y de Jerusalén, por lo contaminante que hubiese sido el mal ambiente para la seguridad de tan gran reliquia. Sin embargo, aún sería posible aceptar que fuese destruida, para obtener el mucho oro que la forraba, a raíz del ataque de los babilonios del rey Nabuconodosor (Cabeza de oro). Tanto oro debió de despertar una gran ambición, pero en contrapartida juega también el general temor de que era un mueble capaz capaz de fulminar a quien osase tocarla (Samuel; 6: 6-7, y Crónicas; 13: 9-10). Éste y muchos otros secretos sus antecesores se los traspasaron a Arnau de Torroja.
Así pues, quizá el año 650 a.C., coincidiendo con la visita del etíope hijo del rey Salomón a Jerusalén, el Arca del Templo habría sido transportada hasta la isla Elefantina, en Alto Nilo (Egipto), donde hubo un templo judío dedicado a su veneración durante más de dos siglos, puesto que tan sólo estaba justificada su construcción si servía para albergar el Arca de la Alianza. Lo edificó una colonia de judíos que antes, durante un siglo, habían guardado la frontera de Israel. Sólo para custodiar el Arca se establecieron en Egipto, a pesar de serles un país hostil. Cuando aquella comunidad decidieron que se les hacía pequeño el santuario para tan gran tesoro de religión, se llevaron el Arca de la Alianza, no a Jerusalén sino a Etiopía, donde vivía una numerosa comunidad judía que se la reclamaba. Al fin, los etíopes son los únicos que perpetúan su veneración física, siendo evidente que le demuestran su mayor fe.
La ruta terrestre entre Meroe, en Nubia, y Rhoas en Etiopía, está muy bien estudiada por ser la tradicional de las más antiguas caravanas comerciales. En tiempos de Manasés (687-642 a.C.) primero el Arca se llevó a la isla Elefantina y a la isla de Filae, en el río Nilo (donde los blenios de Nubia rindieron culto a Isis por última vez en todo Egipto). Después, los portadores del Arca se asentaron para venerarla a orillas del lago Tana, en el las tierras altas de Etiopía (410 a.C). En un documental de TV, vi que en Tana Kirkos, una isla del dicho lago, aún existe un pedestal que sirvió para sostener el Arca de la Alianza durante 800 años. Con tal peregrinación hacia Axum, en el sur, se cumplía el sueño de Salomón: El sol iria hacia el sur, lo cual, según el mismo interpretó, significaba que su reino se desplazaría. Finalmente se la veneró en una capilla anexa a Santa María de Sión, cuyo nombre es el mismo que el templo que fue sede matriz de los templarios de Jerusalén.
Por agradecimiento a los caballeros de la Orden del Temple, el soberano Lalibela mandó excavar en la dura peña del suelo las iglesias rupestres con planta de cruz templaria en la provincia de Lasta. Hay también una iglesia subterránea del mismo período en Aubeterre (Francia), y conozco otra San Justo y Pastor, en Olleros de Pisuerga (Palencia-España). Las once iglesias rupestres alrededor de Lalibela son: Abba Libanos, Madhané Alam, Maryam, Denagel, Mika'él, Amanu'él, Marquréwos, Sellasé, Golgotha, Gabriél-Rufaél, y Giyorgis (san Jorge).
Lalibela una vez coronado explicó que en un sueño Dios le mostró los diseños de las iglesias, así como en dónde construirlas y cómo adornarlas. En realidad debió de ser el Gran Maestre del Temple, y entonces lo era Arnau de Torroja. Fue en el curso de su juventud cuando por primera vez se utilizaron planos de construcción. Antes ni existían, pero a mediados del siglo XII incluso se copiaban, distribuían y archivaban por las logias de constructores que disfrutaron, por fin, las ventajas de organizarse también como canteros, logrando hacer valorar su oficio. Las iglesias de Lalibela están entre las creaciones arquitectónicas más extraordinarias de la humanidad. Sin embargo, ni Lalibela ni los templarios inventaron las iglesias rupestres, porque dos siglos antes de subir al trono ya fueron construidas algunas en Tigray (Etiopía).
La iglesia ortodoxa etíope canonizó al rey y cambió, más adelante, el nombre de la ciudad de Roha por el de Lalibela, el suyo propio, a fin de revitalizar el cristianismo en su recuperado reino. También rebautizó el río llamándole Jordán en recuerdo del precursor Juan Bautista, primo de Jesús. Lalibela fue enterrado en un lugar de allí llamado Gólgota, y a partir de entonces fue la ciudad santa de los cristianos etíopes (que son casi la mitad de la población), los cuales viven tan rodeados de países islámicos como Israel. Ello es así, desde que a principios de nuestra Era el cristianismo fue introducido por influencia copta. El emperador Ezana la elevó a religión oficial en el siglo IV.
El Arca de la Alianza evoca tanto una leyenda, como pasión y drama histórico. Finalmente quizá fuese depositada (955 a. C.) en un templo que ya se había empezado a construir en Jerusalén once años antes. Es la ciudad santa por excelencia, al ser cuna de las tres grandes religiones monoteístas. Ello no la libró nunca de ser escenario de guerras y luchas. Durante la historia de la Humanidad cada líder poderoso siempre tuvo gran interés por de ser dueño de los Santos Lugares. Trataron de ejercer su poder en Jerusalén y en el monte del Templo, que es su centro de máxima devoción, porque allí existe una piedra bruta que conectaría simbólicamente con el centro de la Tierra. Dicha peña está en el suelo del Templo de la Cúpula dorada.
DIÁSPORAS, ÉXODOS, EXPULSIONES Y MIGRACIONES JUDÍAS
Fueron varias las migraciones del pueblo hebreo al norte de los montes Pirineos. Además, es notable la afluencia de personajes históricos en tierras de Septimania. En el año 12 de nuestra Era, Roma exilió allí al hermano de Herodes Antipas, Aquelao, tetrarca de Galilea y de Perea, que se fue a vivir al barrio judío de Vienne, cerca de Lyon, en Francia. Unos veintiocho años después, a Herodes Antipas lo mandaron al exilio a la misma zona, castigado al desatarse graves disturbios debidos a la gratuita decapitación de san Juan Bautista.
Cuando el año 63 de nuestra Era, Judea pasó a ser una provincia de Roma, también muchos judíos emigraron a la zona sur de las Galias y al norte de la provincia Tarraconense, previendo la caída de Massada (72 de nuestra Era). Los romanos obviamente, trataron de cortar de raíz otra sublevación del nacionalismo de los zelotes y eliminaron sistemáticamente a los grupos exaltados, como los defensores de Jerusalén y de otras ciudades importantes. Entonces debido al miedo emigraron muchos. Según el judío Flavio Josefo, que trabajó como escritor en Roma, en su libro Las guerras de los judíos, murieron casi un millón y medio de personas que no emigraron a Damasco y Alejandría, se distribuyeron por Oriente.
Antes del año 200 de nuestra Era, los judíos preferentemente emigraron a Italia y a España, vía África del norte. La diáspora judía aún se incrementó debido a la caída del Egipto y de los griegos en Siria. Aquí interesan aquellos que optaron por asentarse en Lyon y Burdeos, entre los años 500-600, concentrándose entre Narbona y Marsella.
Allí los judíos de Zaddoki-Melquisedec debieron de llevarse bien con los descendientes de otros judíos, ayudando a los reyes francos merovingios que derrotaron a los visigodos en Vouillé, cerca de Aquitania en 510. Los visigodos de las Galias se habían retirado al sur de los Pirineos empujados por los francos de origen germánico, pero resistieron los de la romana Galia narbonense. Después de dos siglos se retiraron a Barcelona y Toledo. Añadiendo los territorios visigodos de Gascuña, Languedoc y Provenza, los príncipes judíos formaron el principado de Septimania, y de su estirpe salieron los primeros condes de Barcelona, desde Wifredo I hasta el rey Martín “el Humano”.
En el departamento del Aude actual ya había cristianos en la segunda mitad del siglo III. En el siglo IV crearon el obispado de Narbona y el año 587 el de Carcasona. En el Aude los católicos resistieron las diversas incursiones musulmanas. Los reyes Pipino y su hijo Carlomagno, uniendo fuerzas de cristianos y judíos, no sólo derrotaron a los musulmanes en el sur de Francia, sino que después ambas comunidades allí convivieron en paz. Fue con el paso de muchas décadas que los cristianos se expandieron, y lograron tener iglesias en cada pueblo y ciudad, siendo entonces cuando se fundaron los primeros monasterios.
Arnau de Torroja en el siglo XII fue bien informado de los avatares de un secreto linaje sagrado que vivía en clandestinidad. Algo ya sabría, porque en la región de Septimania (la Cataluña francesa actual) desde el siglo VIII era legal la religión judaica y, por ejemplo, en Solsona, ciudad natal de la familia Torroja, había dos "calls", o barrios, de manera que, cuando Arnau aún era niño es de suponer que ya se habría hecho explicar su diferente estatus social,...pero lo hicieron los profesores religiosos que le educaron. Tanto Barcelona como Girona, Ampurias y otras ciudades, tuvieron muy influyentes comunidades judías desde tiempos de los romanos. La mayor tolerancia se dio en el Languedoc, donde Arnau de Torroja desde 1166 fue Maestre Provincial de la Orden del Temple cuando los judíos aún ostentaban cargos públicos en su capital Toulouse.
Una de las primeras crisis de los judíos europeos la sufrieron después de la predicación de las dos primeras cruzadas a Tierra Santa, porque los que se enrolaban para luchar allí, durante el camino perdían el control, de modo que por los pueblos que pasaban muchos inocentes pagaron con su vida el que sus antepasados crucificaran a Jesucristo. Es más, se creía un acto de devoción católica el hecho de robarles sus cosechas y sus bienes.
TRIÁNGULO SEGUNDO: VÉRTICE 1               LOS DESPOSYNI SE EMPARIENTAN
La ciudad de Jerusalén no era importante bajo la tribu de Benjamín. Aquella tribu después del rey Saul fue gobernada por mujeres, y se especula si cuando el rey Salomón decidió casarse con una princesa egipcia quizá fuese para acreditar su dinastía con legítima Sangre Divina. Leyendas muy antiguas de Palestina recuerdan que antes de nacer Jesús de Nazaret, unas tribus de judíos descendientes de un rey divino huyeron de Palestina y se refugiaron en regiones de Grecia.
En el libro "El enigma sagrado" la implicación de la tribu de Benjamín se considera que habría sido el origen de la linea de sangre que enlazó a los judíos con los reyes merovingios, pues en el siglo V de la tribu de Benjamín nació la tribu de los sicambros. De Grecia miles de judíos pasaron a la isla de Sicilia, a los Alpes y otros remontaron los ríos Rhin y Danubio. La zona donde se asentaron la llamaron Austrasia, y comprendía las actuales Francia, Bélgica y partes de Suiza y Alemania, aunque sobresalían los de la zona entre Moisson, Mosa y Somme en Lorena; debido a lo cual los francos siempre han reclamado su ascendencia de un pueblo semita emigrante. Sucedió a finales del siglo V, y se los encuentra también en el siglo VI. En resumen, los sicambros pacíficamente ocuparon las regiones de abandonadas por los romanos. Por ello los francos siempre han reclamado su ascendencia de un pueblo semita emigrante.
La clave de su concentración en el Sur de Francia, está en que había sido la zona donde los emperadores romanos expedían a los desterrados; y como prueba está la tradición que recuerda el paso por la Galia meridional nada menos que el rey Herodes Antipas y Poncio Pilato, después que ambos cayesen en desgracia a los ojos del emperador.
Las monarquías merovingias dominantes en Europa estaban emparentadas con algún miembro del linaje directo de los herederos de Jesús, los desposyni, o sea, unos judíos marginados. Todos los esfuerzos para cortar sus sucesiones fallaban y la única manera que la Santa Sede del Vaticano podía establecer su posición suprema era tomando el control de la estructura monárquica. Para ello el papa Zacarías redactó un falso documento escrito 400 años antes, que dijo haber encontrado firmado nada menos que por el emperador romano Constantino. Hoy consta en las enciclopedias como: “La mayor falsificación del mundo”; pero al ser publicado ya no se permitía dudar de que el Sumo pontífice era el exclusivo representante elegido personalmente por Jesucristo en la tierra. Solamente el papa tenía la energía y la autoridad nombrar reyes y reinas como subordinados suyos. Hallazgos semejantes no eran raros, pues ya el rey Josías de Judá identificó un viejo pergamino que revolucionó las creencias de los antiguos judíos.
Durante aquellos años en la convulsa Europa el catolicismo no era el gran protagonista religioso-político, sino que triunfaba el arrianismo, cuya creencia sobre Jesús era muy similar a la que se nos ofrece en los textos gnósticos: Jesús habría sido un maestro extraordinario, pero que sólo era, nada más y nada menos, que un hombre: “Cristo -afirmaban- ha sido creado por el Padre, luego no es eterno y es diferente a Él”. O sea, que para un arriano Jesús no era Dios, y lo defendían diciendo que Él mismo lo adoraba llamándole “Padre”. De entre los reyes visigodos Clodoveo fue el más popular, y tal vez el más importante. Gobernó entre los años 482 y 511, y tras vencer en 486 al duque galorromano Siagrio, arrasó con lo poco que por entonces ya quedaba en las Galias de la herencia del Imperio Romano. Después, todo le fue bien al bueno de Clodoveo, hasta que a su esposa Clotilde quiso vestir los hábitos religiosos. Tal circunstancia tuvo una inmensa importancia, puesto que tanto él como todos sus súbditos eran sicambros paganos.
Como la esposa cristiana de Clodoveo tenía por confesor al monje Remy (que luego fue santo, lo mismo que la reina Clotilde), en la Santa Sede de Roma consiguieron que la reina, aleccionada por el fraile, convenciese a su esposo Clodoveo de que debía convertirse al catolicismo bajo la siguiente condición: La Iglesia dominaría en lo político-religioso. Clotilde tuvo éxito y en un solo día aquel rey arriano, por el hecho de ser bautizado, pasó a ser cual un “Nuevo Constantino”, siendo nombrado heredero legítimo del “Sacro Imperio Romano”.
Clodoveo victorioso en la batalla de Vouillé (507), dominó el territorio franco hasta los Pirineos. Conectó entonces con la descendencia del Nazareno, que gobernó el reino de Septimania de forma autónoma -entre Nimes, Narbona y los Pirineos– hasta la irrupción de los árabes en el siglo VIII. La dinastía se mezcló con la sangre merovingia, resultando que los descendientes davídicos tendrían derechos sobre el trono francés. Tras la muerte de Clodoveo, el año 511, otros reyes merovingios se sucedieron, siendo tal vez el más notable Clotario I. Pero hay que seguir con la historia para entender los desenlaces finales que habrán de sorprender a los historiadores del mundo en los tiempos venideros.
En su momento defenderé la ascendencia de aquella familia originaria de la Septimania, un Principado Davídico, habitado y gobernado por judío semi-autónomos, que actualmente se llama Midi, en el sur de Francia, incluyendo siete grandes ciudades: Narbona, Carcasona, Lodève, Nimes, Magalona, Agde y Tolouse. Es la misma zona donde siglos después se desarrolló el catarismo, porque los occitanos desde mucho antes ya habían convivido ejemplarmente con ideas de origen oriental.
No resulta tan extraño cuando se sabe que ya acogió hebreos desde el éxodo de la diáspora del año 70, cuando el futuro emperador Tito Vespasiano hizo reunir en aquella zona a todos los ciudadanos deportados de Jerusalén. Aquel principado judío con lo siglos tuvo la necesidad de ser encubierto entre los historiadores católicos, motivo por el cual su localización y reciente estudio en el sur del País Galo concluye considerándolo “el secreto mejor guardado de la historia”.
Es un hecho que la historia se ocupa también de lo que se cree verdadero sin serlo. Su dignidad está en negarse a confundir lo real con lo imaginario, pero a veces no hay más remedio que artísticamente se rellenen las lagunas con verosimilitudes, dependiendo de si son o no abrumadoras las probabilidades. Hasta que no fallecen los viejos profesores, por comodidad corporativa los esquemas históricos falsos se perpetúan convencionalmente, sabiendo que se presentan sesgados y erróneos y que antaño estuvieron sujetos a los intereses político-religiosos dominantes. Me acuerdo de don Marcelino Sainz de Sauntuola, descubridor de las pinturas de Altamira (1875), quien se gastó una fortuna para darlo a conocer y murió como un impostor. Un ejemplo más cercano en mi país natal, es el caso del investigador del catarismo Jordi Ventura Subirats, a quien personalmente le escuché quejarse de que, habiendo escrito él tres decenas de libros de historia, no constaba en las listas oficiales de escritores catalanes. Fue demoledor para mí, porque con sólo tres autoeditados ya lo notaba. En fin, lean a Jean Chesmau ¿Hacemos tabla rasa del pasado? (Ed. 1976), donde concluye que la historia es demasiado importante para dejársela a los historiadores en nómina.
Salvo honrosas excepciones, para ser historiador hoy no se necesitan grandes habilidades. Tienen los hechos a mano. No ejercitan la imaginación más que para glorificar a los poderes político-financieros, quienes a su vez lanzan anatemas contra quien intente criticarlos. Es defraudador, pero tal es el “gran triunfo” intelectual de la burguesía, que tiene al historiador como su funcionario fiel y eficiente, porque su miseria consiste en aceptar exigencias y de paso les evita discurrir. Lo critico, porque yo practico la interpretación de algunos documentos antiguos y acorralo la evidencia gracias a muchos años de trabajo libre y altruistamente;... y si puedo también presento mis vivencias.
LOS MEROVINGIOS DEL SUR DE FRANCIA
En el siglo I los judíos helenizados del Sur de Francia rendían culto a la negra imagen de la diosa egipcia Isis, pero aceptaron bien a los setenta y dos exiliados seguidores de Jesús que llegaron por mar hasta la costa provenzal. Entre muchos famosos santos se encontraba María Magdalena, con su irresistible faceta de portadora del recipiente sagrado, tal como era distinguida toda gran sacerdotisa de la Antigüedad. Ya en Mesopotamia se veneraba el vaso con el cual se ungía al “elegido” (el Mesías en arameo, y Cristus en griego). Una diosa era la faceta femenina de la divinidad, y los templarios, a falta de esposas, sería lógico que se entregasen con fervor a la veneración de María Magdalena, de la cual tuvieron una exacta visión. El beneficio inmediato fue ser capaces de “cultivar su mitad femenina”. Muchos hombres, al no tener en cuenta tal compensatoria necesidad humana, ignoran que su descuido es la causa de muchos divorcios.
Los reyes merovingios serían descendientes de santa Sara (Sara-Tamarh), que para la gnosis medieval fue la presunta hija de Jesucristo y María Magdalena. Después de la Crucifixión madre e hija llegaron al sur de Francia, donde se supone que fueron bien acogidas por la bolsa de etnia judía en aquel sector. Después probablemente aquellos vástagos, hijos o nietos, de santa Sarah-Tamar, habrían sido iniciadores de la saga de reyes merovingios,...los de largas cabelleras, aquellos que en las Galias presumieron mucho de reinar por derecho divino.
Los reyes francos al testar dividían su reino entre sus descendientes masculinos, promoviendo varias guerras fratricidas. Si el reino de Clodoveo I había sido durante cierto tiempo relativamente pacífico, la situación fue muy diferente bajo sus sucesores. La reina viuda Clotilde fue maltratada por su marido Alarico con quien se había vuelto a casar. Era el rey de Septimania, pero ello no impidió que los hermanos de Clotilde se unieran para invadir Narbona (531) y vengarla. Seguidamente arrebataron a los visigodos la Septimania del norte de los Pirineos. A pesar de que la herencia familiar se reunió de nuevo en Lotario (558-561), al morir volvió a dividirla entre sus herederos que no pararon de disputar entre si. Fue el mismo periodo cuando reinó el despiadado Kilperico de Neustria, al cual san Gregorio de Tours describió como "...Peor que Nerón y Herodes juntos". Aquella estirpe de reyes merovingios eran mucho más rudos y salvajes, y en ellos se inspiró la obra "Los Nibelungos", recordando cuando el año 870 los vencidos visigodos emigraron a Hispania. No agradaban a la Santa Sede, puesto que incluso al obispo de Tours (Fr.) lo martirizaron cruelmente.
Se considera a la dinastía de reyes francos del siglo VII el eje de la civilización occidental, pero los beneficios otorgados inicialmente por Clodoveo a la Iglesia los anularon sus sucesores, ya que hubo varias guerras fratricidas. En 607 los monasterios fueron saqueados y destruidos, empezando una etapa culturalmente muy obscura para la Historia. Superadas las guerras por el dominio del reino Franco, Clotario II fue el único superviviente. Comenzó entonces un período de paz caracterizado por un apogeo de la vida monástica bajo el reino de Dagoberto (629-639). Su sucesor Dagoberto II, nacido en 651, fue raptado por un mayordomo de palacio llamado Grimoald, quien afirmó que el heredero había muerto y maniobró para hacerse con el poder. Sin embargo, cometió el error de dejar con vida a su hijo pequeño, que también era heredero, confiándoselo al obispo de Poitiers quien lo envió a un monasterio irlandés. Al crecer aquel niño terminó por casarse con una princesa celta llamada Matilde, la cual sólo parió hijas, y además murió en 670 en el tercero de los partos. Dagoberto II llegó de nuevo a Francia y recuperó el reino que le fue arrebatado. Se casó en segundas nupcias con Giselle de Razés, región próxima a Rénnes-le-Château, donde el príncipe montó su cuartel general a la espera de recuperar la corona, por lo cual de nuevo hablamos del Languedoc, no lejos de dónde toda esta historia deja escapar sus antiguos y sorprendentes misterios con cuentagotas.
Con su nueva esposa Dagoberto II tuvo otras dos hijas y, por fin, nació el varón que ansiaba como heredero: Sigisberto. Lo malo fue que sus enemigos, entre los principales la Santa Sede del Vaticano, buscaban su perdición. La muy resentida nobleza estaba representada por el mayordomo de palacio (eufemismo para designar a su general con máximo poder militar). Sucedió que siendo rey merovingio Childerico II, su mayordomo era el vigoroso Pipino el Breve, quien, con un golpe de mano se hizo con el trono (751). A pesar de ello, la dinastía merovingia continuó en la clandestinidad porque el heredero, que era el joven Sigisberto IV, insisto en recordar que logró escapar de la matanza y encontró refugio en Rennés-le-Château (Aude), la antigua capital de los visigodos.
Antes de hacerse con el poder el ilegítimo Pipino, prudentemente sondeó la opinión del Sumo pontífice Esteban II, y al fin decidió dar un golpe de mano quitando el poder al merovingio Childerico II, erigiéndose aquel mayordomo en rey de los Francos. Después, el Sumo pontífice en persona fue a pedir ayuda a Pipino, al cual coronó el 28 de julio del año 759 en Soissons (Fr.). El papa declaró que Pipino había sido escogido para reinar desde el seno materno...y reinaría por la gracia de Dios, resaltando las semejanzas entre Pipino y el rey David. Su coronación (la primera de los reyes francos) reinstauró la primitiva alianza entre el trono y el altar, iniciada bajo el emperador Constantino, en la Roma del siglo IV. Con la coronación de Pipino terminó la dinastía merovingia de los francos en el País Galo, quedando en rey Pipino comprometido en la defensa de Roma contra ataques de los lombardos. Los carolingios, en fin, habían conseguido ser emperadores de pleno derecho.
El rey Pipino hizo alianzas con la Santa Sede de Roma, ayudando a la Iglesia católica-romana a guerrear contra paganos, tanto en Alemania como en Lombardia, sucediéndolo Carlomagno. Poco se puede añadir a lo que fue el emperador Carlomagno para Europa, tanto durante su vida como para la posteridad, incluso para nuestra sociedad actual. Carlomagno acabó sus días siendo monje, algo bastante común entre los mandatarios, ya que con ello se quisieron hacer perdonar sus pecados. Veamos cómo dicha sucesión de grandes reyes permitieron un principado judío en la mitad sur del actual Estado francés.
La saga de los judíos descendientes del rey David, en Francia fueron llamados príncipes Nasí, y merecen ser recordados. Los llamaré Supremos nasí, porque todo cargo inferior también se llamó nasí. En el siglo IX la estirpe de Guillem de Gellone, conde de Toulouse del Languedoc (755-812); según algunos historiadores fue primo de Carlomagno, cuya hija Kunigunda, en 779 se casó con dicho Guillermo I de Toulouse, hijo de Makhir David-Teodoric I de Septimania y Alda Martel; es el mismo que al morir subió a los altares (Saint Guilhem, o Wilherm ).
Guillermo I acompañó a Carlomagno en su expedición a Hispania hacia el año 778, pero al habérselo nombrado santo católico se creo -y aún mantiene- un conflicto de su personalidad entre los historiadores, por haber sido hijo de Makhir David-Teodoric I, un “Rey de Reyes” procedente de Bagdad, que entonces era la máxima sede del Islam. Quien al enlazar por matrimonio con la regia casa pipinido-carolingia les traspasó a ellos y a sus sucesores la necesaria legitimidad para reinar, no solo en Francia, sino también en Jerusalén donde vivieron los reyes del “Pueblo Elegido”. Todo obedecía a una estrategia de Pipino “el Breve”, pues había asesinado al rey legítimo y usurpado su poder. Después de adoptar a Makhir David-Teodoric I pudieron actuar por “Derecho divino”, como si los galos fuesen un nuevo Pueblo Elegido por Dios, dando a sus reyes poder para el gobierno de toda la cristiandad.
A san Guillermo I le sucedió su hijo Bernardo como Supremo príncipe (Nasí) de los judíos de Septimania; una línea de sangre que recibieron la mayoría de reyes de Europa, incluidos los de Cataluña, por su parentesco con el conde Ramón Berenguer I de Barcelona. En Francia fue donde mejor se ha estudiado los linajes privilegiados, y así en el siglo X, Hugues de Plantard, descendiente directo tanto del rey Dagoberto II como de Guillermo I, fue padre de Eustaquio (Eustache), primer conde de Boulogne. Un nieto de éste fue Godofredo de Bouillon, duque de Lorena y conquistador de Jerusalén en la Primera Cruzada, cuyo asedio comenzó un día 14 de julio del año 1099 (como vaticinando la actual fecha de la fiesta nacional francesa), si bien Jerusalén fue tomada el día siguiente. Habían transcurrido unos pocos siglos de paz, hasta que se tomó cruelmente Jerusalén, y la vanguardia con su líder avanzaron hacia el Monte del Templo. Los reinos europeos reconocieron de inmediato la importancia histórica-espiritual de aquel enclave en la zona alta de la Ciudad de David.
De Godofredo nació una dinastía que hizo remontar sus orígenes a la orden religiosa fundada por los descendientes del Rey David sobre "la Roca de Sión”. El rey Godofredo no regresó a Francia porque consideró Palestina su legítimo patrimonio familiar, recuperado gracias al apoyo y empeño de cierto abad de la Orden de Sión (1099).
PROSPERIDAD DE LOS JUDÍOS DE NARBONA
Pipino “el Breve” fue derrotado por los musulmanes a los ocho años de haber instaurado la dinastía carolingia. La población judía acudió en su ayuda e incluso le abrió las puertas de Narbona para protegerlo. En recompensa, Pipino después nombró aquella capital la primera “ciudad-estado” del principado judío de Septimania. Se trató de un reino independiente gobernado por condes de ascendencia judía. Además de estarles realmente agradecido, les concedió tantos privilegios porque aquella zona sureña le serviría de “colchón” contra los musulmanes de la frontera. De hecho, ocuparon las dos vertientes de la cordillera pirenaica, desde el Atlántico hasta el Mediterráneo, siendo por ello el origen de la Marca Hispánica.
El príncipe judío que debería gobernar la Septimania, se consiguió que, además, fuese descendiente de la Casa de David. Se llamaba Natronai Makhir David, exilarca de los judíos en Bagdad y un erudito que, habiendo sido relevado de su cargo político en Bagdad, su califa lo envió a Septimania, accediendo a la solicitud que le hacían los pipínido-carolingios. Natronai-Makhir David-Teodoric llegó casado y con hijos, pero al enviudar se casó y su nombre fue latinizado añadiéndole Teodorico. Su esposa fue Alda Martel de Autun, hermana del rey Pepino III “el Breve”. Se le popularizó como el diminutivo Thierry "d'Autun", por ser el condado que gobernó entre 771 y 812. En fin, este príncipe (Supremo Nasí, titulo que se traducía entre los judíos como rey) de Septimania, también fue al mismo tiempo duque de Toulouse del Languedoc y cónsul de Narbona. De hecho Natronai-Makhir David-Teodoric aún se casó por tercera vez, resultando una mayor confusión para los historiadores. En efecto, todos los de su estirpe fueron descendientes legítimos del rey David, dejando en el País Galo tres ramas oficiales y otras dos encubiertas. Una hija de Makhir David-Teodoric fue Berta de Toulouse, señora que, gracias a casarse con el rey de Italia, que era hijo de Carlomagno, años después hizo posible el restablecimiento de la línea Rex-Deus, al aceptar que su hijo fuese nombrado Supremo Nasí.
Carlomagno en 791 confirmó la Septimania como un estado permanente, y además acordó con el emir de Córdoba (812) la legalidad de dicho principado judío entre sus dos reinos. Concedió plenos derechos a los judíos de su imperio, resultando equiparables socialmente a los cristianos, otorgándoles permiso para poder celebrar su mercado un día que no fuese sábado, como era normal. Es más, los judíos podían hacer préstamos a interés contraviniendo la norma de la Santa Sede, que siglos después se la concedió también a la orden del Temple, siendo para dicha Orden el principal motivo de su enriquecimiento. El heredero de Carlomagno perseveró en beneficiar a los judíos, debido a lo cual llevó el apodo de "Pío " (Luís, o Ludovico el Piadoso,
Ahora bien, tantos privilegios merecieron una repulsa del pontífice Esteban III a Pipino en el año 768, pues la concesión de aquella provincia como un arrendamiento hereditario era contraria a la política de la Santa Sede. El pontífice Esteban III escribió su descontento en una bula que envió el año 768 al obispo Eriberto de Narbona y a los nobles de Septimania, en la cual se lamentaba de los privilegios que los emperadores Pipino y Carlomagno concedieron a los judíos, por ejemplo, el de no pagar cargas fiscales; y por si fuese poco, aún eran beneficios que podían ser heredados. Jamás una "Tierra de Dios" se podía dar a perpetuidad a los judíos, aunque lo hubiese autorizado su antecesor en la silla de Pedro.
El principado judío se consolidó y engrandeció por las muchas victorias en el sur de los Pirineos del gran héroe Guillermo I (Guilhelm) de Toulouse, hijo de Natronai-Makhir. Entonces el principado de Narbona abarcaba desde el río Ródano, que desemboca en el Mediterráneo, hasta los montes Alberes, incluyendo comarcas enteras del norte de los Pirineos, y por el sur, Guillermo I gobernó los condados catalanes citados más arriba.
Cuando Natronai-Makhir murió en 793, su nieto Bernardo I de Septimania fue el príncipe nasí del sur de Francia y en Cataluña conquistó hasta más al sur del río Llobregat. El principado de Septimania aumentó de categoría y pasó a ser un verdadero reino judío, manteniéndose hasta el final de la dinastía pipínido-carolingia. Septimania fue, durante varios siglos, una especie de coraza que tuvieron los francos gracias a los príncipes judíos, para contener, e incluso contraatacar, a los invasores musulmanes del Sur de los Pirineos. Después volvieron, pero ya sólo serían breves intrusiones de saqueo a la ciudad de Barcelona, la cual debió ser protegida por castillos a la entrada del río Llobregat, por ejemplo, el de Matarranya y su satelite la Torre-Roja de Viladecans. En litoral mediterráneo, durante el siglo XII la frontera pasó de las costas de Garraf, hasta las dos orillas del río Ebro, gracias a que los templarios tuvieron castillos que desde Monzón (Huesca) hasta Tortosa distribuyeron sus castillos para ser cual “llave de paso” fluvial.
TRIÁNGULO SEGUNDO: VÉRTICE 2 
ARNAU DE TORROJA PEREGRINÓ A COMPOSTELA
Defender que mi admirado paisano del siglo XII peregrinó a Santiago de Compostela para visitar la supuesta tumba del Apóstol, tiene un trasfondo muy bien fundado. En el confesionario se imponía como penitencia a los nobles, pues al fin todo peregrinaje significa precisamente penar. A veces con tal castigo se evitó la ejecución. Otra cosa es que Arnau fuese solo o acompañado de su hermano el obispo Guillem. Santiago de Compostela era el mayor polo de atracción para los cristianos de su tiempo, pues allí acudieron peregrinos de todo el mundo también después que se resolvió que sería Roma, y no Santiago, el principal centro del cristianismo.
La peregrinación es una de las figuras de la iniciación, y llegar hasta “Tierra Santa" es, en sentido esotérico, lo mismo que la "búsqueda de la Palabra Perdida", o la del "Santo Grial". Negarle a Arnau de Torroja el tan esforzado desplazamiento, sería conocerle mal, dado el gran auge de peregrinos de toda Europa que hacían la Ruta Jacobea. Desde que fuese el Cid Campeador a postrarse ante el sepulcro del Apóstol, luego hicieron la peregrinación tanto reyes como emperadores, prelados y mendigos, y todos, como Arnau de Torroja, se quedarían sorprendidos por el furor de la actividad picapedril a lo largo de cientos de kilómetros, de lo cual son buena muestra las catedrales que jalonan la ruta hasta el Finisterre; por cierto, muchas de ellas promovidas por la Orden del Temple porque las entendieron como un lugar de convergencia entre Dios y los hombres, y por tal motivo las construyeron cual un homenaje a su gloria. Sirvieron todas como verdaderos castillos del espíritu, más que para cobijar el asiento de un obispo, verdaderos “castillos del espíritu”.
Ante la empresa que para el obispo de Barcelona Guillem de Torroja representó planificar la futura catedral románica, tenía sobrados motivos para viajar hasta el Finisterre. Debía aprender el modelo de templo que estaban erigiendo en Santiago, entonces considerado el mayor de toda Europa. Se trataba de que Barcelona se consolidase como la capital de Catalunya (se conservan restos arqueológicos de su primera catedral y del Palacio Condal). Arnau de Torroja, que probablemente viajó a Santiago con su hermano, fue contemporáneo del maestro Mateo, aunque durante su visita tan sólo vería terminada la llamada catedral vieja, que corresponde a la actual cripta, pues se empezó en 1075 y se terminó 1178. Su entrada está justo bajo el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, que luego el pontífice Alejandro III consideró Ciudad Santa.
Cuando las peregrinaciones a Roma eran preferidas a las del lejano Jerusalén, la Iglesia católica "cristianizó" el camino de peregrinación a Santiago de Compostela gracias al milagroso "descubrimiento" de la tumba del apóstol. Probablemente, al ser nombrado Maestre Provincial de la Orden del Temple Arnau de Torroja también habría encontrado motivos para de nuevo volver a Santiago de Compostela, ya que la rápida expansión de la Orden del Temple hacía imperiosa la creación de nuevas encomiendas. Por el litoral mediterráneo las crearon hasta en el castillo-santuario de la Vera-Cruz, en Caravaca de la Cruz (Murcia), y también las tuvieron cerca del cabo Estaca de Vares en Galicia. En mi paso por la zona supe que en la isla Coelleira, (en el municipio de O Vicedo, que vigila la entrada de la ría de Viveiro), existió un antiguo monasterio dedicado a san Miguel, el cual sirvió de refugio a 38 caballeros templarios. Tenía un castillo con foso marino, y en el siglo X ya estuvo habitado por otros monjes benedictino. Según la tradición, en la isla Coelleira fueron degollados 36 caballeros de la Orden del Temple cuando huían del rey de Francia, y uno de los que logró escapar nadando hasta la costa se llamaba Guillelme. La autoría de la dicha masacre la reconoció en su testamento Gonzalo Bernardo de Quirós, un conde asturiano vasallo de Fernando III, puesto que dejó previamente encargadas 36 misas: ”Por las almas de los templarios que hice degollar por orden del rey en una sola noche en la isla Coelleira”.
Desde Normandía a Galicia, los templarios supieron situar bien sus encomiendas jalonando las principales vías de comunicación, incluidas las marítimas, gracias a lo cual al abrigo del Temple muchos peregrinos costearon la ruta hasta Santiago por el litoral cantábrico. En vida de Arnau de Torroja el peregrinaje a Santiago se hizo mucho más cómodo y seguro que cuando la ruta aún pasaba por la costa de Álava y Asturias. Mi biografiado debió de pasar ya por el camino interior. Si se editó la guía llamada Codex Calixtinus fue porque los caballeros templarios hacían bien su trabajo de alejar a los bandidos. Ellos serían entonces más garantes de los desplazamientos viarios de lo que fueron las autopistas actuales. Proteger a los peregrinos, después de todo era su misión principal.
Historiadores como Enrique Cal Pardo, y Carlos Pereira Martínez investigaron la presencia en Galicia de caballeros templarios: Los encontraron en: Pontferrada, en Ourense, en San Fiz do Hermo (Guntín), Lugo, Vilar de Donas, Melide, pero también con importantes posesiones y atalayas marítimas en: A Guarda, Vigo, Illa de San Simón, Pontevedra, Coia, Canido; Muxía, Muros, Malpica, Laxe, A Laracha; el muy importante asentamiento de Burgo de Faro, en A Coruña, Ferrol, San Sadurniño, Caaveiro, y el que particularmente me pareció más interesante de todos: Betanzos, y no por la gran personalidad del maestre templario Andrade O Bó, sino porque aquella ría colateral a la de Coruña ofrecía antaño muy buen refugio a toda una flota. Aunque actualmente aquella ría ya no sea navegable, en el siglos XII fue más idónea -por recóndita- que el muy famoso puerto de La Rochele (Francia). Por una donación del rey Alfonso IX de León, en Betanzos los templarios construyeron una encomienda con convento, que fue matriz de la actual población.
Hay recogidas dos leyendas, una a cada lado del océano Atlántico, que pudieron ser conocidas por mi ilustre biografiado. Entre las tribus cherokees del estado de Georgia el “Mito del hombre blanco” era ancestral, y creo que debe estar relacionada con los dos viajes que desde las costas de las Islas Británicas realizó el príncipe Madoc. Al regresar a Galicia reveló con detalle sus descubrimientos fantásticos y se volvió a embarcar hacia poniente para no regresar jamás. Para las mentes más despiertas quedó abierta la posibilidad de que cuanto les había explicado el príncipe y su tripulación fuese cierto. Con el tiempo los templarios pudieron pensar tener oculta en la ría de Betanzos su flota, por ser uno de los puertos más seguros del mundo, aunque hoy no sea ya navegable.
SIMBOLISMO RELIGIOSO
La Edad Media era rica en simbología por el simple hecho de que, al no saber leer, el pueblo se ilustraba viendo imágenes pintadas y esculpidas en la piedra. Era un realismo mágico (para las creencias) y a la vez fantástico (para la imaginación). Los colores negro y rojo de la Orden del Temple simbolizaron tanto la luz como el sacrificio. Para recordarlo llevaron colgada una cinta bicolor alrededor de sus cuellos, de forma que evocaron la frase del inicio del canto “Magnificat: Exaltemos a la Madre de Luz.” Por influencia de la Isis egipcia, dedujeron que María, como Señora de la Luz, tuvo su piel oscura, como todo lo que no sea el sol “(Cristo es nuestra Luz, y Sol que vence la oscuridad.) ”
Debe ser tenido en cuenta que, entonces y siempre, no hace falta que algo sea verdad, sino que basta con que se crea que lo es. En aquel tiempo los cátaros presentaron su “Iglesia pura”, capaz de ser una alternativa a la católica-romana, porque había un centenar de evangelios, igual de antiguos, que fueron despreciados por haberse escrito con espíritu librepensador (gnósticos), los cuales diferían de los cuatro aceptados.
Para poder mejor situarnos en la mentalidad del siglo XII, recuérdese que la sociedad vivió obcecada entre la supersticiones y los milagros, temerosos tanto del demonio como del "mal de ojo", por todo lo cual se fabricaron amuletos protectores, y llevaban también talismanes propiciadores de buena suerte. Es más, hasta un cerdo fue acusado formalmente de regicidio. Se había introducido entre las patas de un caballo, por cuyo tropiezo cayó el príncipe Felipe, hijo del rey Luís VI. Si tales juicios esperpénticos se realizaron en el siglo XVII, que no sucedería dentro de una sociedad paupérrima en el siglo XII, de mayor incultura y abusos señoriales. Así pues, la Orden del Temple, metafóricamente, puede compararse a la visión de una isla de gente concienciada en un mundo donde se manipulaba la razón de forma mucho menos sofisticada que en nuestro tiempo;...sin contar la gran desinformación de las masas por los medios de comunicación.
Ciertamente hoy padecemos de otro tipo de lastres, y me disgusta que la ciencia institucional esté encasillada por paradigmas convencionales. Algunos de los problemas fundamentales permanecen ignorados, tratados como si fuesen un tabú, o relegados en el último lugar de la agenda. Lo padecen todas las ramas de la ciencia, pero desde mi punto de vista es mayor en los estudios de Historia y de Arqueología. Para ésta, por ejemplo, numerosos vestigios procedentes de un pasado inadmisible, consiguen que los actuales eruditos en nómina permanezcan impasibles. Ellos siguen respetando los dogmas, porque se enquistan en corporativismos, a pesar de ver como se resquebrajan los amarres que antaño los justificaban ante una ciudadanía sin información ni cultura. En cuanto a la Historia, es bien sabido que la escribe el vencedor y la manipulan los intereses económicos. La verdadera Historia creo que no recordará los nombres de los actuales licenciados, y en cambio su peor juez serán sus propias conciencias.
Además de tener su propio alfabeto, los templarios adoptaron la costumbre de encriptar de alguna forma sus mensajes, siendo llamado Alefato hebreo, porque llegó a Europa vía los gnósticos cristianos de Egipto y Palestina. Era parecido al Código Pesher, aplicado a los manuscritos del Mar Muerto. Con ello, tras una inocente narración los iniciados esenios pudieron ser alertados de asuntos graves sin ser descubiertos. Les debió de parecer muy novedosa idea, pero ya existía el método Abraxas para encriptar escritos secretos, el cual fue inventado varios siglos antes de nuestra Era, y su origen fue oriental. Consiste en sustituir cada letra por otra, empezando por la primera que, siendo una A se convierte en la Z, según descubrió H. Shonfield. También tuvo éxito la substitución de letras llamada Código Cesar, por ser practicado por Julio Cesar.
La transmisión de los secretos de la Orden del Temple, aunque se restringió a unos cuantos máximos iniciados, es evidente que se salvó. La prueba más fehaciente de su continuidad, la constituye una donación manuscrita del siglo XVII en la que la reina de España, Mariana de Austria, concedió doscientos escudos al prior de la Orden del Temple fray Pablo Inglés.
LA PATA DE OCA
Un símbolo templario muy iniciático es la Pata de Oca, cuyo diseño se observa a lo largo de todo el camino de Santiago, al punto que se cree que identifica los lugares de preferencia de la Orden del Temple y sus tumbas. Por el solo hecho de presentar un Crucificado colgando de sus muñecas, el gráfico simbolismo de la Pata de Oca nos informa, ante todo, que los caballeros templarios reflexionaron basándose en la realidad sin atender a las dogmáticas suposiciones.
La inspiración simbólica de la Pata de Oca, más que al gráfico diseño de la pata del animal que evoca, para los templarios tuvo que ver con las tres estrellas del Cinturón de Orión, de la constelación El Cazador.
La Pata de Oca les sirvió de inspiración para su famosa cruz patente (la paté, griega), la cual les fue otorgada por el Sumo pontífice el día 27 de abril de 1147 con motivo de partir a la Segunda Cruzada. Antes en su Regla no se la mencionaba. Superponiendo el símbolo, invertidas una respecto a la otra, incluso surge el diseño de la estrella de seis puntas rodeada con membrana. Los sepulcros de piedra que presentan su tapa decorada con una Pata de Oca en cada extremo, se consideran que allí fue enterrado algún caballero templario. (véase mi investigación sobre El anillo de Moisés descifrado) .
El Codex Calixtinus (una guía de ida y vuelta, del s. XII), que se guardaba en la catedral de Santiago de Compostela, y considerado el más valioso del mundo, en muchos sentidos, ha desaparecido de donde lo guardaban el mismo día que escribo esta noticia aquí. En cuanto a su trasfondo, se cree que fue, más que una guía, la clave de la “Obra alquímica.” Los templarios transformaron concretas indicaciones en el popular “Juego de la Oca, ” al ser un animal símbolo de sabiduría; y ellos, mediante dicho juego ,enseñarían una ruta de peregrinación simbólicamente “descafeinada” utilizando sesenta y tres casillas enroscadas en espiral y catorce ocas, intercaladas entre la primera y la última ¿Se referían a viajar de una encomienda a otra, o se bien a sus iglesias a lo largo del camino? Las casillas mismas representaban las etapas; así como la famosa frase: “De oca a oca, y tiro porque me toca” informaría de haber concluido una peregrinación con éxito gracias a pasar de una encomienda a otra. A pesar de su secretismo, se advierte que la imagen del puente también se refirió a ir de un albergue a otro, así como que cada pozo del tablero de juego evocó las depresiones de los peregrinos al transitar a pie por “el Camino. No fue un juego relajante para los templarios, puesto que tenían prohibido jugar a los dados y ajedrez. La idea de la Pata de Oca parece que se la brindó el Disco de Festos hallado en dicha ciudad de la Grecia Antigua, adaptándolo al también llamado Camino de San Jaime. Gracias al paisaje y la meditación, quienes lo han hecho a pie pueden pensar que es mediante aquel cambiante esplendor de la naturaleza, que todo lo mejor de este mundo se nos anticipa para estimularnos a merecerlo.
En Cataluña he visto el símbolo Pata de Oca en la iglesia de Barberà de la Conca, decorando la rodilla izquierda de una imagen de la Virgen y el Niño del siglo XII. Fue cuando el juego llamado Jardín de la Oca hacía furor, relacionado con mujeres que peinaban sus largas cabelleras rubias con un peine de oro. Se decía que eran unas guapísimas, xanas”, “lamias”, y hasta “mouras”, pero su común defecto era tener una pata de oca. Desde el Antiguo Egipto que se relaciona tal símbolo con el principio y final de toda vida, ambos incluidos en el Juego de la Oca.
En Puente la Reina (Navarra) la Orden del Temple hacia el año 1130 edificó la Iglesia de Nuestra Señora de los Huertos y un albergue, muy necesario para atender a los peregrinos. En 1142 los templarios allí ya tuvieron una encomienda. Su importancia quizá fuese por recordar el simbolismo que le dieran a la forma de la letra la letra Y griega; o quizá por estar la población llamada Puente la Reina, ubicada equidistante de “Campo-de-Estelas” y Marsella, ya que allí tienen los montes de l’Etoile”, que tiene forma de estrella.
Un Cristo sin cruz es venerado en un ábside de la Iglesia del Crucifijo en Puente la Reina (Navarra), donde se reúnen los cuatro caminos de Santiago para ser uno solo. El pueblo, con un esbelto puente románico, se construyó en el siglo XII allí donde confluyen el camino “Francés” procedente de Somport, y el Camino Navarro procedente de Roncesvalles. El Salvador se presenta con sus brazos extendidos en uve (V) para formar la simbólica Pata de Oca. Lo he visto también grabado encima de una calavera en una piedra del Languedoc, exactamente en la pared de la casa de la Rue des Grans Ducs de Foix. El Cristo sin cruz de los templarios remite al “hombre iluminado,” según su frase: Ponte un objetivo digno y alcanzarás la luz. Los masones lo expresaron diferente: ”Abre los brazos de tu compás y trabaja en la rectitud”. Actualmente un dibujo invertido de la dicha Pata de Oca dentro de un círculo se ha convertido en símbolo universal de paz.
En la iglesia templaria de Palma de Mallorca encontré un par de semejanzas con el peculiar Cristo de la “Iglesia del Crucifijo, ” en Puente la Reina; y son: la cruz del Crucificado, y los pies del mismo. Además, ambas cruces están llenas de tallos, florecientes brotes, como jóvenes ramas del “Árbol de la Vida.” En el caso de los pies significaría: “Aquel que caminó y buscó finalmente la liberación”. La cruz de la Iglesia del Crucifijo es más peculiar que la de Palma de Mallorca, por tener la forma de Pata de Oca, tan importante para los templarios, porque de ella nació tanto su cruz pectoral, y también su alfabeto secreto, con muchos símbolos basados en la letra V.
No voy a extenderme en explicar su secreto alfabeto, ni su relación con el “Árbol de la Cábala,” que en su parte superior sostiene invertido el triángulo de su alfabeto básico. Recordaré tan solo que desarrollaron tanto elementos judíos como católicos al ser publicado el Tratado de la Claridad; -o Bair-, escrito en 1150 en el Sur de Francia. De allí la Inquisición les obligó a huir, y sus adeptos se establecieron en Girona, que alcanzó renombre de Ciudad madre de Israel. A mi no me gustan las cábalas con implicaciones de doctrinas judías, árabes y hasta neoplatónicas. Lo mismo diré del Tarot, una especie de chuleta (“Ars Notoria”) para los dualistas que insisten en remontarlo al Antiguo Egipto. Éstos reconocen que sus símbolos están mezclados con el matrimonio de Jesús y la Magdalena, cuyo tocado suele ser el diseño de una mitra (letra M). Debo decir que la carta en que se presenta el Ermitaño sosteniendo una lámpara con estrella, las puntas de ésta aluden a la planta de las iglesias octogonales de los templarios. No lo comentaría, de no ser una carta del Tarot desde siempre asociada a Arnau de Torroja.
Haré una breve alusión a la cruz patriarcal de doble travesaño (el de arriba sería para el INRI), aunque en realidad sea de origen oriental. En España son famosas las veneradas en Caravaca de la Cruz (Múrcia), la de Estella (Navarra), la de Pontferrada (León) la de la catedral de Valencia y la de Betanzos (A Coruña), donde la llaman Benbibre. Con todo, como catalán me quedo con la de Bagá (Barcelona).
Una Pata de Oca mirando en dirección contraria a la otra, me recuerda que los templarios copiaron de los caballeros musulmanes el cabalgar por parejas, dado que juntos se complementaron como almas gemelas haciéndose responsables el uno del otro. Lo corrobora el que los templarios decorasen su sello con dos jinetes montado un mismo caballo, pues por razones estratégicas, pudieron defenderse mejor en combate. Los capitanes de una batalla tuvieron montura propia; siendo varias las que tuvo todo Gran Maestre del Temple, quien cabalgaba un brioso corcel oriental, disponiendo los movimientos evolutivos de la tropa y transmitiendo órdenes a los portaestandartes para evitar la confusión en el campo de batalla. Hay que tener en cuenta que el caballero medieval era muy valeroso, pero a la vez muy indisciplinado, porque en cada refriega buscaba el reconocimiento personal.
NUESTRA SEÑORA DE EUNATE (NAVARRA)
El templo que en Jerusalén se presenta aún con una cúpula dorada semicircular, fue construido para proteger la peña que (conectada con el “Centro de la Tierra”), sigue siendo venerada por tres religiones monoteístas en la explanada del Templo de Jerusalén. En recuerdo de la misma, en todas partes donde se asentaron los templarios, copiaron su forma octogonal porque les recordó la belleza de la simetría y lo fundamental de la sabiduría. La Cúpula de la Roca, de Jerusalén, fue para ellos mejor referencia que el también circular “Templo de Agripa,” en Roma (150 d.C).
En sus construcciones religiosas los templarios utilizaron conocimientos de sus trascendentales ritos para que, ordenado tales espacios, fuesen capaces de pasar de las tinieblas a la luz; o si se prefiere, de lo perecedero/físico, a lo espiritual (al menos en el plano astral). La iglesia más iniciática construida por indicación de los templarios en Hispania, es la segoviana llamada “de la Vera Cruz” porque en su magnífica cripta se guardó una astilla de la cruz de Cristo antes de ser depositada en Zamarramala). Como símbolo de Jesús prefirieron, sin lugar a dudas, la figura del indefenso “Cordero Pascual” , decorando con su ternura dentro y fuera de sus templos, como aparece más abajo, en estas fotos tomadas en el interior del que tuvieron en Palma de Mallorca.
Los símbolos y mitos, aunque no deben tomarse al pie de la letra, ofrecen un espíritu que cuesta describir. Si hoy se ven degradados a publicitar productos comerciales, es porque no se puede dudar de su gran utilidad, en especial cuando se trata de inocentes plafones para ordenar el tráfico. En la Orden del Temple tuvieron símbolos propios muy peculiares, empezando por dejar imágenes pintadas o esculpidas del “Cordero Pascual”, o Agnus Dei. Aunque lo identificasen como Juan Bautista, fue el símbolo cristiano que evoca la humildad de Jesús y la enseñanza evangélica. Por cierto, la Ley Mosaica establece que el “Cordero Pascual” debe ser atravesado por dos palos en cruz para asarlo al fuego y luego comerlo ceremonialmente. Atención a este diseño. Yo al menos lo estudié exhaustivamente por su antigüedad e implicaciones en otra de mis investigaciones.
Presento las explicaciones bíblicas acerca del ““Cordero Pascual” ” en el Anexo a este escrito, al ocuparme del hermano eclesiástico de Arnau de Torroja, pues creo que también este símbolo debió de ser muy de su gusto. Guillem de Torroja fue muchos años Señor de Viladecans (Barcelona), y debió de traspasar a sus feligreses aquella devoción, pues incluso hoy día utilizan el “Agnus Dei” para decorar los cristales de la parada de los autobuses municipales.

La orgiva característica del arte gótico ya se construyó precozmente en Inglaterra y Normandía y también en Armenia en vida de Arnau de Torroja. Un ejemplo más cercano, fueron los casi verticales nervios de la bóveda de Nuestra Señora de Eunate (atribuida al Temple en el siglo XII). El nombre Eunate significa en vasco “cien puertas", sugerido por los muchos arcos que rodean tan bella iglesia octogonal, hoy aislada y rodeada de campos de cultivo. Entre los símbolos grabados en las columnas de su entrada, hay un bastón de forma espiral (abacus ), parecido a la las plumas de Amón, dios egipcio del “sol nocturno”.
Aquella zona de Navarra fue muy apreciada por la Orden del Temple, a juzgar por las iglesias que incluyen arte islámico y simbolismo esotérico mediante elementos arquitectónicos hispano-árabes. La ruta de peregrinación hacia Santiago de Compostela a partir de Puente la Reina (que está a 3 km. de Nuestra Señora de Eunate), sigue jalonada por los templos románicos de: Torres del Río, Castrogeriz, y Villalcazar de Sirga. Sus construcciones octogonales fueron preferencia de los templarios, quienes previnieron en ellas un lugar de meditación elevado para que el neófito pudiese velar sus armas la noche antes de hacer su juramento. Santa María de Eunate ya dije que conserva sólo la escalera de acceso al mismo, añadida al muro exterior.
Exterior es también allí su claustro, aunque no es tan insólito como parece, pues imitó el de la Cúpula de la Roca de Jerusalén. Aunque en Eunate se presente hoy descubierto, sirvió como deambulatorio procesional, la cual idea los monjes templarios copiaron viendo las ceremonias de los sufíes de Palestina. Allí se celebraron rituales recorriendo el espacio exterior al templo ¿Como lo hizo el rey David ante el Arca? Sí,...pero antes lo experimentaron los celtas, y antes aún los primitivos constructores de dólmenes y cromlechs de la prehistoria europea. Me remito a un ritual medieval que en Francia efectuó incluso el obispo de Chartres, al evolucionar danzando dentro de la mayor y más iniciática catedral del mundo. En la decoración del citado templo gótico no se dio puntada sin hilo, y no me refiero a la simbología habitual, como por ejemplo: las columnas son los apóstoles, sostén de la Iglesia; pues aquí trato de aspectos que llevan más allá de la belleza de edificios. Se trata del alma de las personas.
Construir un techo siempre es el principal problema de cualquier edificio. El vasto plan de construir en suelo galo catedrales sabiamente dispuestas sobre una muy región entera, imitando la disposición en el cielo de las estrellas de la constelación Virgo (Isis), se gestó a partir de 1160, que sería la fecha aproximada de cuando Arnau de Torroja se enroló en la Orden del Temple. Otros conocimientos que se practicaron en el siglo XII nos extrañan debido a nuestro actual orgullo, olvidando que siendo superiores deberíamos ejercer de humildes. Por ejemplo, emplearon como pararrayos, puntas de hierro en sus edificios cubiertos, porque ya las hubo en el techo del Templo de Salomón de Jerusalén. Es más, ya los egipcios de la antigüedad los usaban en los templos de sus divinidades.
EL BAPHOMET (INVERTIDO: “TEM-OHP -AB”)­
Con su símbolo llamado Bafomet los templarios recordaban al Precursor, decapitado por el rey Herodes cuando estaba encarcelado. Evocando a san Juan Bautista pudo tratarse del símbolo del “hombre completo”, si se tiene en cuenta que Jesús dijo de él que: “No ha había otro hombre nacido de mujer que fuese mayor que él”. El Precusor gozaba de la sabiduría divina, y la compartía por el “bautismo de agua”, de cuya inmersión salían todos renacidos en espíritu (o fuego, porque se repitió el día de Pentecostés). Si se lee invertida es un anagrama de la orden del Temple que reza así: El padre del templo. Paz universal a los hombres.
Arnau de Torroja, por haber conocido bien las ideas de los herejes mandeanos (quienes, como la secta de los nusayries eran seguidores de Juan Bautista), debió de opinar que la fea cabeza Bafomet sería como el “demonio socrático” que cada persona lleva en su interior. Es decir, no se opondría a la divinidad, pero debe ser controlado porque de lo contrario se es víctima de las propias pasiones. Un símil en la religión de la antigua Roma sería la figura de Jano, con dos rostros, simbolizando el inicio y el final de la obra merecedora de un digno empeño. Ahora bien, el culto al cráneo es ancestral, y siempre habrá dudas acerca de cual pudo ser su origen.
Si al nombre Bafomet se le aplica el código de sustitución de letras llamado Atbas (conocido desde cinco siglos a.C.), se obtiene la palabra sabiduría. María Magdalena y la palabra sabiduría, fueron sinónimos para los gnósticos y ocultistas, por su convencimiento de que la primera divinidad universal era femenina y se veneró en todo el mundo durante cientos de miles de años. Los fundadores de la Orden del Temple lo tendrían en consideración, así como debieron atender a cuantos les explicaban que Jesús en realidad había sido un hereje dentro del judaísmo. Lo dignificó Saulo de Tarso al convertirse a la fe cristiana; y lo hizo sin que los demás apóstoles sospechasen lo más mínimo de su plan, que acabó institucionalizando la Santa Iglesia Católico-Romana.
Cuando Godofredo de Bouillon en Tierra Santa conoció las ideas de los seguidores del Precursor (entre los cuales Jesús de Nazaret), institucionalizó la Orden de Sión, con la convicción de que el espíritu humano tiene supremacía sobre la carne. Así se pretendió explicar que los grandes maestres de dicha Orden adoptasen el sobrenombre de “Juanes”, ignorándose si con ello, además de recordar a san Juan Bautista, querían remontarse a Oannes, el “dios-pez” de Sumer.
El Baphomet, una ruda forma de cabeza humana barbuda, les recordaría la sabiduría heredada, por corrupción de la palabra “Abufiamet.”. Es verosímil su adoración a dicha cabeza cortada, porque en numerosos capiteles de sus templos se presentan cornudas cabezas con muy feo aspecto. Quizá evocarían a la Síndone, así llamada la Sabana Santa de la catedral de Turín (It.), pues estando plegada mostraría sólo el dibujo de una cabeza ¿O quizá el Baphomet fue un referente a la "cabeza parlante" inventada por el pontífice Silvestre II? Aquella que contestaba "si/no" mecánicamente, sin necesidad de esconder interiormente a ningún vocero.
Referente a la sábana llamada Síndone, dudo que Arnau de Torroja la conociese, ni tampoco el lienzo de la Santa Faz de la Verónica, guardado en la catedral de Oviedo (Asturias). Inicialmente fue llamado “Tetradyplon,” por sus cuatro pliegues, y posteriormente “Mandylion,” cuando fue enviada dicha reliquia a la ciudad de Edesa para curar al rey Abgar V (según transcribió Eusebio de Cesarea en el siglo IV). Desapareció de Constantinopla el día 12 de abril de 1204, y cuando de nuevo apareció casualmente fue en Lirey, diócesis de Troyes -Corte de Champagne-, justo en el mismo bosque selvático de preferencia de los antiguos druidas de Francia. Allí fue también donde por primera vez se reunieron los nueve primeros promotores de la Orden del Temple.
Por haber sido cabezas cortadas, son cabezas famosas, tanto la del dios egipcio Osiris como la del gigante Goliat, pero ninguna como la de Juan Bautista reclama tantas veces la autenticidad en muchos templos de diferentes religiones. Se resalta la forma de la cabeza en algunas iglesias, y personalmente puedo constatar que hasta bien entrado el siglo XXI, he visto una gigantesca talla colgando debajo del órgano de la catedral de Barcelona; presuntamente sería la cabeza de san Juan Bautista (Ahora está en el “Museo Marés,” al otro lado de la calle).
La catedral de Amiens, que fue construida para guardar reliquias, custodia también la presunta auténtica calavera momificada del Precursor, traída de Constantinopla por Gualterio de Sarton en 1206. De ser ello cierto, no entiendo como hay gente empeñada en seguir buscándola en tierras de Siria. En Flandes también es venerada la cabeza del Precursor clavada por su nuca a un relicario. Está en la vieja iglesia templaria de Anzeghem. Otras están en la iglesia de Saint Merry de París, con aspecto de busto cornudo. No es extraño que las orejas sean puntiagudas, pues como toda pluma sobre la cabeza de los indios pieles rojas, siempre se evocó, igual que en todas partes, disponer de conexión directa con la divinidad celestial.
Los templarios veneraron varios santos decapitados, como santa Eufemia y santa Úrsula, y todo ello sirvió para acusarles de unas ceremonias de magia negra que empleó cráneos humanos, quien sabe con que objeto. En la iglesia románica de los templarios en Palma de Mallorca, iniciado en el siglo XII durante el período musulmán (Almudaina de Gomara), siguen en su sitio dos capiteles con cabezas del tamaño de un puño pero en máximo relieve, ambas sobre las columnas de cada lado de la entrada. Por ser propiedad particular nadie ha roto aún las dos cabezas que sobresalen por encima de cada columna del arco de entrada.
En las iglesias de Cantabria los templarios esculpieron en capiteles caras barbudas flanqueando a las Tres Marías. En Palencia la iglesia circular de Vallespinoso (Aguilar del Campo) dos personajes barbudos aparecen entre motivos vegetales y sostienen dos llaves. He visto cabezas semejantes esculpidas cerca de una estrella de seis puntas y una cruz de Jerusalén en Penya-roja de Tastavins, cerca de la ciudad de Tortosa (comarca de Matarraña). Las cabezas humanas adornando templos de la Orden del Temple, decoran muchos templos de los Pirineos. Al arte románico me remito a continuación para revelar una “Estrella de David” subliminalmente oculta en el rostro más famoso del Museu Nacional d’Art de Catalunya (Barcelona). El símbolo de la dicha estrella de seis puntas que se incluye en el interior de la cabeza de mi diseño de Orante inicial, es evidente que simboliza la mente humana. En mi esfuerzo literario tan novedosamente “transponedor”, a punto estuve de recoger en un solo capítulo las opiniones personales que aparecen repartidas. Para concluir con el arte románico catalán en el siglo XII, recuérdese que tuvo preferencia por el Cristo-Rey triunfante ¡incluso estando crucificado!; obsérvese el saludable aspecto de “El Pantocrator” que se pintó en la iglesia de Santa María de Tauhll (Pallars Sobirà). Así de subliminal, e invisible, siempre se ha mostrado el rito del “Matrimonio Sagrado” (Hieros Gamos) de los gnósticos y de los herejes cátaros.
Al haberse criado Arnau de Torroja en una sociedad rural, en el siglo XII más que hoy, convivió muy cercano a los animales domésticos. De entre los más cotizados de la pirámide alimentaria en el centro de Cataluña, estaba (y sigue estando) el cerdo. Puedo imaginarme lo sorprendente que debió de parecer a mi biografiado el conocer la altísima simbología geométrico-matemática de la estrella de doce puntas. Cuando recibió las primeras clases de simbología iniciática en la casa-madre de Jerusalén, los dos triángulos concéntricos, pero invertidos, supo que configuran la llamada Estrella de David (y "Sello de Salomón" si tiene inscritos hexagramas). En consecuencia Arnau no podría dejar de pensar en la doble hilera de seis tetillas a cada lado del vientre de las cerdas alineadas. Era en aquellas doce urbes donde la Naturaleza se había mostrado desde siempre sabia y generosa, pues brindó antes que nadie el "numero de la plenitud" en el animal básico para la subsistencia; ...y para colmo cada tetilla vista de perfil ya daba la misma cantidad de triángulos que la dicha estrella de seis puntas, o sea, la misma que con los siglo pasaría a identificar la bandera de Israel. Con razón los musulmanes se negaban a comer "galufo" (cerdo), debió de pensar. En todo caso, Arnau valoró inmediatamente el triángulo y la estrella que, según le decían, era la base misma del intelecto humano. Los prehistóricos que habitaron la zona donde él había crecido, aún los apreciarían más a los cerdos, no en vano los sacrificaron ritualmente en sus altares en forma de toro hueco que son llamados dólmenes porque decapitados por los siglos los ingleses los creyeron mesas de gigantes.
Continuando con los antiguos enclaves templarios de la Península Ibérica, hay un Bafomet en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (Ráfaels-Teruel), y otro en en la iglesia de Santo Bartolomé de Ucero (Río Lobos, a 53 km. de Soria), donde además se rememora el Arca de la Alianza con los enigmáticos Tabotat, siempre sobre montados de un rostro humano. En la antes citada iglesia navarra Santa María de Eunate una piedra muestra un rostro esculpido con el típico “Tercer Ojo” de los hindúes, situado en mitad de su frente, para indicar que el iniciado en la Orden había alcanzado la revelación. En los capiteles de Eunate es curioso el hecho que se presenten muchos temas a pares. Por cierto, un capitel de la entrada NW tiene esculpidas dos cabezas humanas de enormes ojos abiertos, y con grandes barbas enrolladas formando cuatro espirales ¿Simbolizando haber superado el “laberinto” de la vida? En tiempos de Arnau de Torroja se deseaba que los nobles también tuviesen su vía alternativa para alcanzar la Verdad pura, y con ello hacer posible su renacimiento, superando los tiempos cuando sólo estuvo reservado a los clérigos. Son tan numerosas las esculturas templarias con el mismo tema, que en la iglesia de Aldea (Gran Canaria) llegaron a esculpir una roca entera con forma de cara humana, y cerca suyo una cruz templaria.
En Ucero, los relieves de cabezas se agrupan en número de cuatro, y remiten al nombre de Dios, por las letras empleadas para escribir sus anagramas (tanto los cristianos como los musulmanes), debido a las influencias asimiladas por los templarios durante su misión en Palestina. Se creía que las cabezas cortadas revelaban una sabiduría que las personas somos incapaces de descubrir sin ayuda. Simbolizaban una clase de vida intermedia entre Dios y los humanos, y quizá por ello Julio Cesar en la antigua Roma guardó la cabeza cortada de Pompeyo. Guillem de Malmesbury, en la Edad Media, estimuló la imaginación literaria cuando presentó a los europeos el culto a las cabezas cortadas; tanto, que se creyó que el papa Alberto Magno tenía una que era capaz de emitir sonidos imitando la voz humana.
Cuando los templarios gritaban “Selah” durante su ritual presidido por el Baphomet, quizá recordaban la palabra judía femenina “Shiloh”, que era un antiguo lugar sagrado cercano a Jerusalén, cuyo nombre aparece en el Antiguo Testamento relacionado con el Mesías. Otros lo han interpretado como el nombre oculto del bautismo relacionado con Mahoma por omisión de su parte central, o sea, Baph(tismoMah)omet. Su raiz griega Baphe, significa tintura por inmersión, y Meté-os es alusión al espíritu, por lo cual sería el “bautismo espiritual”. Para los gnósticos, remite a la sabiduría heredada, por ser corrupción de la palabra “Abufiamet”.
Dejando a parte el descifrado obtenido aplicándole los códigos Abraxas, o el Atbash, hay estudios sibilinos que agotan -y se escapan al profano como yo- el simbolismo de la palabra BA-PHO-MET. Hay que invertir dos veces sus sílabas, obteniéndose entonces abreviaciones de múltiple adaptación. Por ejemplo, después de la doble inversión de MET-PHO-BA, resulta: TEM-OHP-AB, que por lo visto significa: Templi-Omnium paces- Abas (El dios del templo de la paz entre todos los hombres).
Los templarios, además de venerar la cabeza Baphomet, también hicieron rituales a la Santa Sangre, en una ceremonia remontable a tiempos anteriores a la división de los cristianos, debida a las diversas formas de interpretar el mensaje redentor de Jesucristo (a parte de los triunfantes "paulinos). De tales antecedentes, la Iglesia de siglos posteriores no quiso recordar nada; le repugna, como también el hecho de que a veces las prisas para ir al campo de batalla obligasen a los caballeros a asistir a la santa misa sin desmontar de sus cabalgaduras.
LA CRUZ ANSADA (“ANKH”)
La “Cruz Ansada” de los antiguos rituales egipcios, quizá sea el más divulgado de sus símbolos en el resto del mundo, si bien hoy su función es puramente decorativa. Se ha comparado a la cruz cristiana por su gran parecido, ya que tan sólo se sustituye el vástago superior por un círculo, el cual sin duda debió de significar el diseño esquematizado del sol. Aquel círculo puesto sobre el papel, acabó ofreciendo la forma del ábside de toda iglesia románica, superando el diseño cuadrado de los templos visigóticos.
El símbolo de la cruz cristiana inicialmente fue la “Cruz Ansada” Ankh, significando vida universal oculta en todas las cosas, y también la continuidad de la vida en el “más allá”. Particularmente opino que su forma se debe a la deformación del sol al soportar el enorme peso de las dos mayores pirámides de Giza, que se construyeron, creo, para servir de platos de una hipotética balanza “cósmica” y, junto con la Esfinge de Giza, completaron el esquema de la Estrella de David, sentando las bases de lo que se divulgó con el cristianismo.
Según los expertos, Joshua, el nombre griego de Jesús, procedería de la forma de la “Cruz Ansada”, la cual es muy parecido a los símbolos del origen del universo y de la vida que tuvieron las tribus de los Dogón en África. Por extraño que parezca, dicha tribu, negroide y analfabeta, también inventaron otros conceptos utilizados en el Antiguo Egipto.
El trazo de la Tau no fue original de la Orden del Temple, pues se la encuentra en el norte de Europa simbolizando al dios Thor (por su martillo), siendo más interesante aún la forma que aparece en el arte egipcio. La sostiene en su mano el dios Toth (luego fue llamado Hermes y también Mercurio) como símbolo de equidad, pues la T es también el diseño de los dos brazos de la balanza con que se pesaba el alma del faraón difunto. Sólo quitando de encima de la letra T el círculo que distingue la cruz ansada egipcia, conocida como la Cruz de la vida”, ya se obtiene el símbolo básico de la Orden del Temple ¿Acaso les estorbaba el círculo del sol (Ra) que era llamado “dios-de-la-cara-única”?
LA LETRA TAU (T)
Al presentar la letra Tau de los alfabetos hebreo y griego, se nos remite al Apocalipsis de san Juan (7:2-3), donde es el símbolo de Cristo, o el sello del Dios Vivo. En fin, según el libro de Ezequiel (Cap. IX), siempre la Tau es un símbolo protector para los cristianos, puesto que se atribuyó a Moisés, simbolizando la cruz de Cristo, pero sin el cartel INRI sobre su cabeza. La francmasonería medieval, para recordar la cruz ansada trazaron la forma semicircular del ábside, igual en todas las plantas de las iglesias cristianas con lo que siguen mostrando la forma de la Tau; y quizá el símbolo del grado del Arco Real que sería la Triple Tau, del estandarte judío de las tribus de Rubén y Judá. Enlazadas las tres letras Tau, conjuntaban la idea de unir tres poderes: El poder real, el sacerdotal, y el don profético.
La advocación del apóstol Pedro más venerada por los templarios fue el que había llevado la pesada cadena conservada en la iglesia San Pedro ad Víncula, en Roma, cuando estuvo en prisión, como Juan el Bautista. Uno y otro se asocian al signo de la Tau, a la cual convencionalmente le dieron un valor de 400. Para los hebreos amantes de la cábala (árbol de la vida, para la mística judía), la letra Tau es el símbolo del nombre de Dios y de toda la Humanidad, pues la simiente divina anima la Creación y a Dios mismo, final de todas las cosas. Lo dicho valió para los templarios y gnósticos de antaño; pero no para mi, pues mi idea de Dios no disminuye si se retira todo el universo visible, sin ni tan sólo dejar ni un punto de luz en todo el negro firmamento.
La letra griega Tau está relacionada con el Ankh, la “Cruz Ansada” del antiguo Egipto, y es la forma de la cruz sobre la cual fue crucificado Jesús, porque tal era la norma entre los romanos de su tiempo. Es un símbolo que se destaca de entre los muchos dibujados sobre las setenta láminas de diferentes metales y tamaños que se descubrieron en Jordania en el año 2006. Están muy corroídas, gracias a lo cual se pudieron fechar en el siglo I. Lo que ya se ha descifrado avisa de la llegada de un Mesías, y podrían llegar a ser un revulsivo para la historia del cristianismo. No se trata de rollos, como era norma de los judíos (Torah), sino formando un libro cuyo lomo está cosido también con tiras de metal.
Antes de centrarme en la Tau recordaré que cruces de muchas formas ya existían en todas partes del mundo desde siglos antes de que Jesús hubiese nacido. Los templarios tuvieron permiso del Sumo Pontífice para decorar su hábito blanco cosiendo una cruz Paté, o de Malta, sobre su hombro izquierdo y también en su capa. También ocupaba la parte curva superior de un escudo con perímetro almendrado, pues abajo terminaba en punta. En el siglo XII aquella cruz de cuatro grandes brazos iguales, repartidos sobre un espacio cuadrado, era un símbolo extraño para los cristianos europeos. Los templarios cien años después llegaron a tener diez variantes para distinguir regiones y jerarquías. Eran más comunes las llamadas “griega” y la “patriarcal”, pero aquí me referiré a la que tuvo forma de vara de Moisés, o sea la letra T, como una muleta del siglo XX.
La letra T era la marca de Yahvé que los antiguos cenitas llevaron sobre sus frentes desde siglos antes de que Moisés se les uniese en su llegada a la península del Sinaí. Es la última de las 22 letras del alfabeto hebreo, y de su relación con el 69 resulta el número 3,1415 ( ), lo cual según el Zohar informa, convierte al 69 en un número divino. La Tau debió de ser aquel trazo mágico pintado sobre las puertas de los hebreos, luego guiados por Moisés fuera de Egipto, con objeto de que el Ángel exterminador” pasase de largo y respetase sus vidas aquella noche fatídica de la Pascua judía.
De forma natural, la letra T, variante secreta de la cruz templaria (pues usaron una decena, y acabaron dando un color diferente para cada conveniencia), decora la espalda de los escarabajos, siendo para los antiguos egipcios un símbolo de transformarse-renacer “(Jeper” en los jeroglíficos). La simbología egipcia no tiene desperdicio, y traspasa los siglos subliminalmente. Más que ninguna otra esfinge del mundo antiguo, la colosal de Giza antaño simbolizaba la unión del gobernante de turno con la religión institucional. A la esfinge simbólica entre los hebreos la substituyó el león rampante que decora aún tantísimos blasones heráldicos; el cual remite al bíblico Rey de Reyes, vía el heroico san Guillermo I de Gellone (Fr.), aunque actualmente la nobleza lo ignore.
A mi, que resido en Barcelona, me complace admirar como aún es recordado el antiguo símbolo Tau, muy grande y de piedra, emplazada en lo más alto de la Fachada del Nacimiento” del templo de la Sagrada Familia. Pero debo reconocer que aún gozo mucho más levantando mis ojos al techo de la gran nave de dicha monumental iglesia situándome en el altar mayor para ver iluminado todo el techo, pues ofrece subliminalmente una bella cruz convencional. Es decir, Antonio Gaudí la diseñó empleando todo el techo de su obra más universal. Su impacto aumenta por el esplendor luminoso provocado por decenas de claraboyas, símbolo de los santos de la Iglesia.
En el castillo de Pontferrada (León), donde los templarios tuvieron un imponente castillo, es donde la letra Tau es más visible; y también en Santa María del Naranco (Oviedo). Su diseño difiere de la cruz tradicional, porque los templarios fueron reacios a recordar el instrumento con que Cristo fue martirizado. Por ejemplo, su “Cruz de Malta” la miraban más como un símbolo de equidad, que como cruz de tormento. La llamada Tau, para mi aún tiene más alicientes añadidos. Con dicho trazo se forma el género femenino en el lenguaje kármico y en los idiomas semíticos, pues derivan de la misma fuente común que dio el berebere, el etíope y el libanés. Me interesó estudiar el misterio de Rennés-le-Chateâu (Aude-Fr.) porque está basado en las letras TET, que tanto en hebreo como en egipcio vienen a dar la idea de un embrión. Intenté verificarlo por la vía del valor numérico de cada letra y resultó el vocablo “ombligo,” lo cual me inquietó porque está situado en el centro de la “geografía” del cuerpo humano.
Las cosas del mundo tiene valor por la utilidad que se les da, y yo puedo dar fe de que la enfermedad bien utilizada resulta beneficiosa. Viene a cuento, por el hecho de que la letra Tau fue un símbolo útil, pues sirvió a los templarios para distribuir en el siglo XII los continentes del mundo conocido: Asia encima, y Europa y África a cada lado del trazo vertical. Lo basaron en el diagrama T-O, siendo la O la forma circular del mapamundi, y la T separaba las tres porciones de una geografía que siempre tuvo Jerusalén en el cruce de líneas central, y el norte magnético a la izquierda. Era una idea clásica que en siglo XI presentó primero san Isidoro de Sevilla (“Etimologías”) para dibujar su mapamundi. Si no se conservaron más Mapas T, fue porque incluían dibujos de caballeros templarios. Dado que la Orden fue anulada en 1313, y los caballeros con suerte escaparon de ser detenidos, se llevaron muchos de sus tesoros y también sus libros. Otros documentos quizá los destruyesen los mismos templarios. No sería extraño, pues se sabe que, tanto el faraón Tutmosis III y Quetzalcoat en Méjico, ambos hicieron destruir todo el arte plástico y escritos referentes a sus predecesores.
El disco solar sobre una letra te mayúscula (T) remite a la posición de una persona en esquema simplísimo, presentada con sus brazos extendidos. Es así como en las culturas clásicas de Grecia y Roma siguieron después representando a los llamados "Orantes", sin importar a las divinidades que desearon implorar.
Un fiel en actitud tan piadosa como el rezar, remite a la forma esquematizada de mujer esculpida en una tumba del cementerio de Byrse, en la antigua Cartago. Hoy aquel diseño se identifica con la diosa Tanit, antiguamente venerada también en la isla de Ibiza, (Islas Baleares). Se esquematizó la figura femenina orante en la lápida funeraria de aquella cultura intermedia a nuestra actualidad europea, tanto en el espacio como en el tiempo, mediante un triángulo sobre montado en su vértice superior por un circulo como forma de aludir al sol. Entre ambas figuras geométricas incluye una linea que se corresponde con los brazos de una persona orante vista muy esquematizadamente.
TRIÁNGULO SEGUNDO: VÉRTICE 3            DIVAGACIONES SOBRE EL SANTO GRIAL
El Grial se buscó en todas partes y siempre, por tratarse de la búsqueda de uno mismo. Todos debemos afrontar las grandes preguntas de la humanidad, empezando por cómo nos comportaríamos en determinadas circunstancia. Hay que conocerse y marcarse metas para alcanzar un superior nivel de conciencia, después de haber logrado olvidar el lastre que nos lo impida. Muchos han de tenerlo difícil, porque el planeta Tierra, visto desde el planeta Júpiter, no ofrece ni un punto de luz, por lo cual parece obvio que poco ha de importarle al cosmos si hay vida o no en nuestro mundo. El caso es que la hay; y además conciencias humanas muy loables y otras incluso enternecedoras. A mi me basta con creer que ni el “Cosmos” -ni nada- podría dar aquello que no tiene: Mi conciencia, por ejemplo; y lo escribo muy humildemente.
Volviendo ya al Santo Grial, su visión física más difundida fue el cáliz de la Última Cena; finalmente, el año 1218, adoptado por la Iglesia en el rito de la “transubstanciación”, como contenedor idóneo de la Sangre de Jesucristo crucificado. Durante los doce primeros siglos el cristianismo ignoró el cáliz Grial, y también la descendencia de Jesús y de María Magdalena. Era considerada una idea peligrosa, por blasfema, y habría significado la muerte de quien osase exponerlo.
Arnau de Torroja tuvo suficientes contactos con los ingleses para haber conocido las opiniones de quienes creían en tales leyendas, y a buen seguro tuvo una exacta opinión de los hechos. Se decía que José viajó hasta Glastonbury (Somerset-Inglaterra), donde fundó la primera iglesia en el siglo I, la cual se recuerda como el primer templo cristiano de toda la Europa occidental, dedicado a la veneración del Santo Grial conteniendo la Sangre de Cristo.
La idea del Santo Grial que explicaron a Arnau de Torroja al ingresar en la Orden del Temple, superaría en mucho el simplón objeto presentado en los romances de los trovadores. Había crecido escuchando el trasfondo de las narraciones sobre el Grial cuando ya era un tema casi herético, a pesar de que su esforzada búsqueda y custodia la divulgasen “descafeinada” unos nobles trovadores. Éstos, inculcaban que la felicidad no es una meta, sino la capacidad de superarse cada día, y lo demostraban llenando su tiempo con enriquecedora creatividad. Su recompensa era el fruto de su esfuerzo, hoy llamada “buena suerte”. Lo cierto es que gozaron de la vida, por el solo hecho de no ceder a lo negativo.
Arnau de Torroja ya habría escuchado de pequeño el relato sobre el mítico cáliz llamado San Grial (en catalán Sang Reial), que fue presentado muchas décadas después por Chretien de Troyes como una búsqueda, no para encontrarlo, sino para averiguar su naturaleza. En la Champagne (Fr.) ya en el año 717 se había escrito una obra titulada el Gran Seny-Graal" (manuscrito en lengua francesa), el cual se publicó cinco siglos más tarde. Fue la primera versión del Grial, y en ella se narraba como Jesús dio un librito a un ermitaño pagano; pero tampoco se dice nada de su esencia, ni menos del supuesto linaje descendiente de María Magdalena. Su autor anónimo explicó haber soñado que Jesucristo, al que presentó muy humano, le recomendaba leer un librito donde constaba su propia genealogía davídica. (Hay una copia en la Biblioteque. Nationale de París, titulada: Seytgraal). Por lo demás, el germen de la obra fue el mismo que impregnó las mentes de los caballeros de las órdenes de Sión y del Temple: La búsqueda y salvaguarda de algo trascendental y útil, capaz de proporcionar un rey de linaje divino y capacitarlo para imponer un solo credo.
Aunque la idea del Grial circuló a nivel popular, hasta el siglo XII la obra no fue publicada, siendo tan sólo accesible a algunos de los nobles europeos. Entonces a las mujeres incluso ya les fue reconocido el derecho de sucesión, y recibían mejor educación que los varones, por lo cual, las que supieron leer, ya disfrutarían, y mucho, de un tan novedoso como atrevido tema “de faldas”. A los clérigos puede que les estuviesen prohibidos tal tipo de romances. Es paradójico, pues ellos podían apreciar mejor las referencias evangélicas;...una ventaja que se perderá a partir del siglo XXI, debido a que la educación laica actual ya casi hace incomprensible la muy rica símbología medieval. Cuando en Valencia el clérigo Janot Martorell escribió el Tirant lo Blanch (s. XIV), resultó ser una trama caballeresca, pero obscena.
El autor Chretien de Troyes divulgó popularmente su cuento: Parceval, o le comte du Graal (aunque nos haya llegado inconcluso), el mismo año que falleció Arnau de Torroja. Posteriormente el editor lo mezcló con otra novela de aventuras para darle sentido, y así llegó a nuestros días. Chretien de Troyes explicó que lo había escrito por encargo del duque Felipe de Flandes (entonces hermanado con la Casa de Barcelona), y que sólo se limitó a hacerlo rimar mejor aquella obra. Felipe había peregrinado con su ejército a Jerusalén entre 1177 y 1178, donde rechazó la regencia de la Ciudad Santa que le ofreció su primo el rey leproso, con quien Arnau de Torroja tuvo que tratar habitualmente el ser Gran Maestre en 1180.
En el judaísmo no se aceptan redentores, ni cualquier otro intermediario, que no sea Moisés, para acercarse a Dios. Los católicos tampoco admitimos más que a Jesucristo para llegar hasta el Padre. La Iglesia durante el siglo XII condenó la tradición del Santo Grial, porque proponía otro héroe “redentor”, pero no la declaró herética, a pesar de que Parsifal les resultaba muy molesto. El contenedor Grial, al fin se impuso en la celebración de la misa, y los platos de los cristianos, que cada uno se traía de su casa para celebrar los ágapes rituales, fueron eclipsados por los cálices. Realmente, en vida de Arnau de Torroja, formas de contenedores griálicos ya decoraron muchos templos católicos, aunque actualmente los cristianos europeos pueden confundirlos con simples floreros.
A partir de la versión del cáliz cristianizado que escribió en el siglo XIV el eclesiástico Roberto de Borón (“Historia del Santo Grial y Merlín”), subliminalmente los romances sobre el Grial trataban de la importancia de la Sangre de Jesús y de su linaje secreto. Era la verdad oculta de la Orden del Temple, que, limitándose a unas aspiraciones sinárgicas, después fue tergiversada y provocaron la caída de la más digna de las órdenes de caballería medievales. Pero el linaje davídico no culminó en Godofredo de Bouillon, conquistador de Jerusalén, y sin duda el más universalmente famoso descendiente de los antiguos reyes merovingios. Fue en el siglo XII cuando se divulgaron los romances escritos del Santo Grial, y donde al héroe se le exige humildad. Con estas directrices formó parte de la fantástica Orden de la Tabla Redonda, que le sirvió de “cápsula del tiempo” al ser sinónimo de alocadas aventuras.
En el libro de E. A. White: La Iglesia oculta del Santo Grial (1902), se identificó el Grial con el anillo del mítico rey Arturo. Se tiene noticia de anillos especiales desde que se erigieron los monumentos megalíticos, cuando a los círculos de menhires (cromlechs ) les dieron simbolismo solar, pasando a impregnar miles de leyendas por la unidad que su forma sugiere; pero sobre todo, por reproducir gráficamente la idea del tiempo cíclico universal. Hoy constatamos el gran éxito alcanzado por los anillos mágicos en todo el mundo, al hacerlos, además, portátiles y enjoyados, como sortijas que son. Basta con repasar los títulos, y la multimillonaria taquilla de beneficios, de las películas de cine para adolescentes.
EL OLVIDADO ASPECTO FEMENINO DE LA DIVINIDAD
Sobreponiéndose a los abusos de las jerarquías católicas, el rey de Aquitania (país entonces con más extensión que Francia), creía en una diosa. Guillermo IX, apodado Monarca de Judá y que tuvo la máxima influencia en la corte de Carlomagno, cultivó su lado femenino, siendo el primer trovador del que se tiene noticia. La alquimia tiene en cuenta lo femenino, porque no hay misterio sin una mujer. Jesucristo lo expresó diferente en un evangelio apócrifo: “No hay mayor misterio que el de los esposos.”. Se referiría a la religión bipolar de la diosa, aquella que los “petristas” persiguieron. Ignoraban que en el Templo de Salomón Yahvé compartió su santidad con la imagen de Asera, que probablemente fuese considerada su esposa. Se la cita en el bíblico “Libro de los Reyes”, y está corroborado por una incripción en cerámica del siglo VIII a.C. hallada en el templo de Kuntillet Airud (Sinaí).
Probablemente tanto el emperador Carlomagno (coronado en el Vaticano el día de Navidad del año 800) como Guillermo IX de Aquitania desearían, cada uno por su parte, heredar el cetro del “linaje divino”, vacante por la muerte de los rey merovingios, puesto que se creían extinguidos el año 754. Pero no lo estaban, pues los autores Cagigal/Ros encontraron en Carcasona (Fr.) un acto de vasallaje donde se confirma que en 871 el conde de Toulouse (según la “Crónica de Moissac”), descendía de los reyes merovingios, vía el conde Sigisberto. Otro escrito del año 1118 también dejó la misma constancia (El Grial secreto de los merovingios; Nowtilus S.L, ed. 2005).
Los dirigentes templarios, de mente abierta y preclara, mantuvieron semivelada su devoción por el aspecto femenino de la divinidad, de lo cual habían sido precursores los monjes agustinos calabreses de Jerusalén. Fueron los que fundaron la Orden de Sión cuando se fusionaron con los esenios “Sabios de la Luz”, cuyo símbolo era la rosa y la cruz. Por dicha vía secretamente las enseñanzas de Hermes y las iniciaciones del faraón hereje Akenaton entraron en el esoterismo cristiano establecido en Alejandría (Egipto). Las sociedades secretas indagan el origen de la humanidad a través de las pirámides de Giza y la esfinge. Y es que incluso buena parte del doble juego de deberes, que son los Diez Mandamientos, en las normas son parecidos al egipcio Libro de los Muertos. Su redactor los copió de escritos babilónicos, como éstos lo debieron copiar de los sumerios. Incluso se sospecha que la tal correa de transmisión de saberes al Antiguo Testamento fuese directa, gracias al bíblico patriarca Abraham y su familia, puesto que fueron oriundos de Ur de Caldea (Sur de Mesopotamia).
En el siglo XII los intentos para restablecer la dignidad de la esposa mística de Jesús fueron abortados por la Santa Sede, al no ser los cardenales capaces de superar la idea del matrimonio físico, o sexual, por un casto “matrimonio espiritual” inmaculado. En el III Concilio de Letrán el pontífice Alejandro III, que mientras por una parte hizo las paces con el emperador Federico Barbarroja, por la otra dictó severas disposiciones contra los herejes de Provenza y del Languedoc donde Arnau, siendo Maestre Provincial tuvo jurisdicción. Le apenaría con seguridad, pero más lamentó saber que en dicho concilio (1179) se habían criticado los excesivos privilegios de la Orden del Temple.
Al cabo de un año que Arnau era Gran Maestre de Jerusalén (1181), la Silla de Pedro en el Vaticano fue ocupada por Lucio III, de Lucca (1181-1185) quien se encontró con el cuerpo de su paisana la condesa Matilde, enterrada en el interior de San Pedro del Vaticano en una tumba esculpida por Bernini, que el Sumo Pontífice ya habría deseado para si mismo. En fin, los herejes perecieron, pero sus ideas fueron transmitidas en clave, y estaban en sintonía con las de los cátaros, quienes a su vez congeniaban espiritualmente con los bogomiles de los Balcanes. Todos veneraron encubiertamente imágenes de matronas de color negro que servían de trono a su hijo, y a las cuales llamaban en argot “Nuestra Señora” (Magdalena).
La línea familiar merovingia fue un secreto que se amplió, procurando indagar en sus genealogías hasta la dominación romana. En base a una bolsa de etnia judía en el Sur de Francia, se popularizaron teorías con fines interesados aprovechando las carencias documentales. Los templarios fueron grandes protectores de los hebreos, quizá por haber encontrado antiguas genealogías judías que los emparentaban. No fue por capricho que el pontífice Gregorio I “Magno” ordenó quemar todo cuanto pudo de los archivos del Imperio Romano. Como ya demostré en otro libro (autoeditado el 1989 en Barcelona) san Gregorio I era enclenque, pero tenía un carácter absoluto, y habría manipulado en secreto las reliquias que creyó eran de san Pedro apóstol a fin de adaptarlas a una arqueta, la cual justo doce siglos después apareció enterrada en un monasterio del NE. de España (Reliquias de San Pedro apóstol encontradas en Cataluña.)
PROTECCIÓN Y SALVAGUARDA DE LOS “REX-DEUS“
En tiempos de la educación del joven Arnau de Torroja nadie habría podido ignorar el trascendental papel social de los judíos en Cataluña. Sabían del renombre de los, tan sólo en apariencia, cristianizados de Septimania. Era vox populi que estaban introducidos en las familias reales europeas, como me empeño en evidenciar. Los nobles llevaron un minucioso registro de cada rama de su árbol genealógico, y nunca ignoraron que los matrimonios de sus antepasados los emparentaban con el pueblo de Israel. En tiempos de Felipe II, en España tan sólo cuarenta y ocho familias no tenían sangre judía, y en su mayoría no eran nobles.
Los libros que he leído, salvo dos excepciones, observo que se arrellanan en lo fácil, y más después de tantos años de ser un tema tabú, porque los eclesiásticos se esforzaron en ocultarlo. Los hechos verídicos de los condes medievales de Occitania sólo pudieron ser narrados de forma encubierta tras algunos romances legendarios. Lo que no pudieron ocultar los antisemitas fue la evidencia de que muy sabios e influyentes judíos del Sur de Francia se hubiesen establecido firmemente en Toledo, haciendo un sólo bloque con los que allí residían desde antes de nuestra Era. Una imagen de Virgen Negra venerada por los templarios, está bien documentada en Toledo desde 1174.
A pesar de la tolerancia y las libertades de Occitania, Bernardo I de la familia Autum-Toulouse, nieto del príncipe rabino Natronai Makhir David-Teodoric, prudentemente ocultó su árbol genealógico que lo emparentaba con el rey David y con Jesús. Pero existen otras formas de identificar una estirpe a parte de su árbol genealógico; incluso el color de las fachadas de sus casas aludió a sus orígenes. Los normandos, por ejemplo, tenían la costumbre de pintar las fachadas de blanco; los griegos prefirieron pintarlas de azul, y los árabes de rosa, o bien de rojo. Los judíos, en cambio, decoraron sus fachadas con el color amarillo. De todas formas, la nobleza y las casas reinantes llevaron, al menos hasta el siglo XII, un minucioso registro de su árbol genealógico, sabiendo que por matrimonios muchos se emparentaban con descendientes del rey David de Israel.
Cuando Arnau de Torroja debió de trabajar ayudando a su hermano en la curia del obispado de Barcelona, ésta se encontraba cerca de la muralla romana y de donde luego construyeron la catedral. Las segundas murallas tardarían todavía un siglo en construirse. Durante su juventud él y su hermano opinarían que, considerarse un descendiente de Jesús era una idea herética;. El tema entonces era muy confuso, a no ser, claro está que la familia Torroja fuesen conocedores de su ascendencia judía, dado que la idea de un supuesto linaje davídico circularía sólo de boca a oreja entre los familiares implicados de muchos países europeos.
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Haciendo historia, el rey Childerico (+481), padre del primer rey de Francia llamado Clodoveo (Clovís), tuvo gran afecto a ciertos símbolos paganos, como son el escarabajo y una cabeza del toro Apis egipcio sosteniendo el sol entre sus cuernos. El emperador Carlomagno recogió dicha simbología mediante el metamorfoseado dios Serapis de los griegos, el cual vistió mini-túnica, a pesar de sus barbas, y sobre la cabeza sostenía un cesto con fuego, o sea el Grial. Era la deformación voluntaria de que María Magdalena había portado el cáliz-grial en su útero al desembarcar en la costa francesa. Con ello se refuerza el Linaje del Grial, tan popular en Europa, donde hizo furor en el siglo XII. El linaje merovingio se perpetuó en la clandestinidad hasta nuestros días, de modo que el “Rey Perdido” actualmente aún sigue de incógnito.
De aquella mentalidad nos dejaron los llamados Cristo en majestad, pues el arte románico en aquella época incluso vistió a Jesucristo con túnica y corona. Es una alusión a los reyes merovingios, y me lleva a recordar el asesinato de su rey Dagoberto II, el año 679 cerca de Stenay (Ardenas-Fr.). A su hijo Sigisberto IV no lo mataron gracias a ser puesto a salvo por Meroveo Levy, un sicambro puro, quien escondió en secreto al niño heredero de la corona merovingia en Rennés-le-Château, la que en el Sur de Francia había sido antigua capital del reino visigodo. De mayor, Sigisberto IV, de sobrenombre Plant-Ard (retoño ardiente), se casó con Giselle, condesa de Razes (Redae), hija del hispano rey visigodo Wamba, de cuyo enlace nació el linaje de los condes del Razés, hoy una comarca del departamento francés Aude. Es la misma zona antes llamada provincia Narbonense, y luego pasó a ser la Septimania. Con aquella boda, los linajes godos se unieron con los descendientes del rey David.
En el sur de Francia, en vida de mi paisano de siglos pretéritos, las tres culturas monoteístas gozaban de una tolerancia ejemplar, de forma que las palabras godo y judío eran sinónimas. Aquella situación no tenía porque haber acabado mal, ya que los primeros frutos fueron reconquistar Jerusalén para su verdadero dueño, un descendiente de la Casa de David. Las pruebas que les permitieron predicar una cruzada tan lejos de Europa, sólo podían basarse en irrefutables evidencias de que se había conservado la línea de sangre del Rey Jesús. Tal vez fuese un libro ¿Escrito por el propio Jesucristo? (insistentemente aparece en sus imágenes con un volumen entre sus manos).
Otro misterio subsidiario es el hecho de que en los templos europeos la imaginería católica fue más mariana que cristiana, siendo en la catedral de Chartres (Fr.), donde mejor se constata. Gracias al relajamiento de costumbres, y libertad para hacer tertulias que les era innata, los occitanos del siglo XII vivieron un renacimiento espiritual, que se mezcló con su afán de independencia hasta que Santa Sede logró abortarlo. Pero Arnau de Torroja jamás habría podido imaginarse el fatal desenlace que acabó con la esplendorosa cultura occitana, cuando la Iglesia se apropió del patrimonio del conde de Toulouse del Languedoc. Las diversas cruzadas papales, aunque acabaron con la más avanzada cultura europea, no interesan a estas páginas, sino aquella que el año 1099 acabó conquistando Jerusalén.
La iniciativa de liberar Tierra Santa es probable que fuese idea de la muy poderosa y aguerrida condesa italiana Matilde de Lucca, o de Toscana (+1115) porque ella fue la enigmática pariente del rey Dagoberto II, el último de los reyes merovingios detestados por la Santa Sede. Matilde pasó a la historia por ser aliada militar de dos pontífices, Gregorio VII y Urbano II, siendo éste último de quien ella consiguió que en 1095 se promulgase la Primera Cruzada destinada a liberar Tierra Santa. Allí, en 1099, su sobrino Godofredo de Bouillon recuperó la ciudad Tres Veces Santa para su familia.
La condesa Matilde, es la única mujer que tiene una intrigante tumba con su hierática escultura dentro de San Pedro del Vaticano, (está sosteniendo una tiara y las llaves de san Pedro), exigió al Sumo pontífice el derecho a celebrar misa por privilegios de su divino linaje. Obviamente nunca se le concedió. A propósito de dicha heroína, quizá fuese por la información que ella proporcionó al rey Luís XI de Francia, que éste pudo proclamarse descendiente de María Magdalena. Era el único linaje que podía aspirar legítimamente al trono de Francia. Tal pudo haber sido -se conjetura- el secreto genealógico-dinástico contenido en los pergaminos encontrados por el abate Saunière en la Iglesia de Rennés-le-Château, acuñados por el sello de Blanca de Castilla, reina de Francia.
En 1958, el profesor Norton Smith, de la Universidad de Columbia, con buenas relaciones con Teodoro, patriarca de Santa Catalina del Monte Sinaí, al visitarlo, casualmente vio un rollo que contenía un fragmento inédito del Evangelio de Marcos. Se trata de una carta que no había sido perdida, sino sólo suprimida. Es un ejemplo actual de como se siguen manipulando las mentes religiosas, porque el dicho evangelio existe y es auténtico, aunque Teodoro, para negarlo, argumentó: “Esa, ni otras cosas verdaderas deben ser dichos a todos los hombres” (Smith, “Secret Gospel”, p.14 a 16).
CÁTAROS y TROVADORES: LA GRAN DAMA
Además de los fieles a Jesús, existió una secta sanjuanista que conservó las enseñanzas “puras”, sin que fuese alterada por el posterior cristianismo, y que renacieron vigorosas en el siglo XII, cuando la misa en Europa era obligatoria. En los siglos siguientes floreció en el sur de Francia una fascinante herejía dualista, dado que los llamados cátaros, y los bogomiles, admitían dos Creadores, que serían ambos los dos "Príncipes" de este mundo (el Bien y el Mal). En el medioevo, los cristianos librepensadores fueron llamados albigueses (de Albi-Fr.), siendo más una religión que una herejía, y por descontado una gran revolución socio-religiosa. No eligieron buen momento para imponerse a las normas enquilosadas del pensamiento religioso, y pagaron con sus vidas el haberse anticipado. En 1163 fueron llamados por primera vez cátaros, a fin de asociarlos al curanderismo, pues todos ellos eran vegetarianos muy convencidos. Además, no podían comer ni beber sin haber rezado antes un Padrenuestro. Todavía diré en su favor, que cuando en el JMJ de Madrid (21-8-2011), el Papa previno amorosamente a cuantos autónomos buscan a Jesucristo, empleó las mismas palabras que son reversibles para ser aplicadas a los católico-romanos.
En Occitania se pasó de la intolerancia para con los herejes, al colapso de una sociedad de avanzada cultura. Las luchas religiosas entre católicos bautizados comenzaron al final de la vida de Arnau de Torroja, siendo la más probable causa de su muerte después de haberle sido anticipado por el Sumo pontífice que: Se llevaría a efecto una cruzada contra los cátaros occitanos, porque aquellos bautizados menospreciaban su autoridad oponiéndose a la Iglesia católica. Los cátaros explicaban los misterios de la existencia con una lógica que la Iglesia nunca pudo superar. En el siglo XIX la Santa Sede, por fin, consideró a los templarios y otros heterodoxos como los cátaros, unos fieles sanjuanistas, o sea seguidores del Precursor, heredero legítimo al trono de Jerusalén.
Los templarios tuvieron un plan para regenerar la sociedad, el cual, en caso de ser realizado a nivel general, se convertiría en un revulsivo para optimizar el buen orden a nivel mundial. El gobierno imperante debería reunir un triple aspecto: Una sola religión y un solo pontífice máximo para todos los creyentes. Para fomentar una regeneración universal, primero instruyeron a las personas enseñándoles artes y oficios, y después les enseñaron cómo organizarse de forma ordenada y en base a una dinámica administración. Al mismo tiempo les inculcarían las prácticas de la religión católica, aunque en armonía con las raíces de sus creencias paganas más ancestrales. La Orden del Temple desarrolló una organización económica ejemplar, con normas religiosas y a la vez militares. Su fuerza exotérica y profundas raíces esotéricas estarán presentes en las fundamentales manifestaciones de la cultura medieval. En las zonas por ellos regentadas estuvo presente el sincretismo y la tolerancia entre cristianismo, islamismo y judaísmo.
Los primeros cruzados habían encontrado en ruinas, y sin murallas, la predominante cima del Monte Sión, allí tan sólo había una modesta iglesia bizantina, a la cual hicieron una solemne procesión previa al asalto de Jerusalén en 1099.  Una vez en Jerusalén los monjes calabreses que allí se enclaustraron incorporaron al catolicismo fragmentos de las tradiciones bizantinas, griegas y egipcias. Por dichos antecedentes, allí fue donde se institucionalizó el adoptar un sincretismo religioso que los cristianos compartiesen con los nobles judíos, o incluso islámicos, quelo solicitasen. Por extreaño que parezca, esta fue una de las principales directrices de la Orden de Sión fundada por Godofredo de Bouillon en 1099.  Poco después se restauró el templo siendo llamado "Santa María del Monte Sión", cuando se convirtió en uno de los principales lugares de culto de Tierra Santa, y a cuyo alrededor Godofredo de Bouillon mandó levantar una muralla almenada dándole el nombre de "Nuestra Señora del Monte Sión y del Santo Espíritu", (M. de Vogué "Eglises de l'Ordre de Notre-Dame de Sion"). Cuando fue necesario los templarios recuperaron las tradiciones esotéricas milenarias, con lo cual fomentaron los contactos entre filósofos e intelectuales, a fin de unificar las tres principales “Religiones del Libro” que consideran Jerusalén su Ciudad Santa. Todas veneran al mismo Dios, aunque dándole cada una nombre diferente.
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Guillermo fue duque de Toulouse del Languedoc, y su hija Leonor de Aquitania, que le sucedió, era tan anticipada a su tiempo, que fue la fundadora de las "Cortes de Amor ". El espíritu de regenerar la sociedad ella entonces ya lo emprendió enviando trovadores a Inglaterra, aunque en realidad eran misioneros del amor cortés. Aquella gran dama, (o Domna, Domina, etc.), que fue reina de los trovadores, era también reina de Francia y después Inglaterra, por sus matrimonios sucesivos. En efecto, Leonor se casó en segundas nupcias con el rey Enrique II Plantagenet, conde de Anjou (1154), dueño de la mitad occidental de Francia.
En todas partes a sus trovadores les hacía presentar a Nuestra Señora como una "inspiradora del amor", como si fuese una pagana diosa Venus. La popularizaron con el nombre de Midonis (Señora mía), o sea, la añorada Gran Dama, ya que fue su amor imposible. En realidad simbolizaba el alma regenerada que proclamaba el Amor como único soberano. Los hermanos Torroja debieron de lamentar que Enrique II, segundo esposo de Leonor, estando emparentado con la Casa de Barcelona, fuese excomulgado por el Sumo pontífice Alejandro III, en 1170, nada menos que por haber ordenado el asesinato de Thomas Becket, arzobispo de Canterbury. Dicho año también prohibió canonizar por iniciativa de los cardenales fuera de la Santa Sede de Roma.
Arnau de Torroja supo por boca de su hermano obispo, de aquellos excesos, como también de los éxitos de los librepensadores cátaros en Provenza y en el Languedoc. Para ellos Jesús de Nazaret no era, ni más ni menos, que la segunda persona de la Santísima Trinidad, que se hizo hombre sin dejar de ser parte de Dios. Su predicación fue imparable cuando, el año 1117, el obispo bogomil Nikitas llegó a Narbona. Es evidente que los templarios se llevaron bien tanto con los dualistas cátaros, como con los judíos,...e incluso con los musulmanes. Éstos en vida de Arnau hacia siglos que habían sido expulsados del Sur de Francia, porque Carlos Martel derrotó el año 750 a los ismaelitas. La reflexión que tantas veces debió de hacerse mi biografiado, es que, ni asentándose los musulmanes en Europa, tampoco habrían triunfado, porque ciertas latitudes de nuestro planeta son demasiado frías para los rigores de sus creencias.
Mi biografiado, entonces con responsabilidad en aquel sector de Occitania, fue el hombre mejor preparado para asimilar la purificación del espíritu de los herejes cátaros, cuya idea de la cercanía de Dios en cada alma sobrevivió gracias a los encubiertos mensajes divulgados por los trovadores. Fue entonces cuando se enviaron a Occitania los primeros monjes cistercienses, pero predicaron en vano. Afortunadamente para Arnau de Torroja él ya no sufrió los nueve años de cruzadas sucesivas contra los propios europeos que abrazaron el catarismo, por cuya matanza el papa Inocencio III conservará siempre el terrible honor de haber sido el más masacrador de gente bautizada de toda la historia de la Iglesia.
Empezaron por atacar las grandes ciudades: Narbona, Béziers, Carcasona, Lodève, Nimes, Magalona, Agde y, como no, Toulouse. Era la misma zona que siglos antes estuvo también poblada por judíos, como si los occitanos llevasen en sus genes el saber convivir ejemplarmente con ideas de origen oriental. El clero estaba en impostura, pues ni daban la extremaunción. Sólo acreditaba a la Iglesia católica el hecho de que prefería conceder jerarquías a los hijos segundones de la nobleza. En cambio el pueblo llano, o sea, los súbditos de los nobles, sí eran sentidamente buenos católicos; tanto que querían volver a las catacumbas. En fin, al norte de los Pirineos vivieron tan plenamente fascinados por el catarismo, que incluso los católicos los defendieron cuando hizo falta. De ahí que en la toma de Béziers (Fr.) por los cruzados franceses, éstos no hicieron la menor distinción para librar a los católicos de ser igualmente muertos a espada.
Después de ser masacrados los dichos herejes cátaros, por desear promover la restauración de un “Principio femenino” dentro de su "Iglesia del Amor" (...a Nuestra Señora), los templarios actuaron como una sociedad secreta que ofrecía protección a los empeñados en restaurar estirpe del rey David. Los trovadores, pues, tuvieron motivos para referirse subliminalmente a la Iglesia católica como el marido celoso. Dado que la Santa Sede, en el cenit de su poder terrenal, fue incapaz de acallar pacíficamente la línea de pensamiento que ofrecía un nuevo modelo de héroe redentor (Parsifal), además de Jesucristo y Moisés, resultó que el tema del Santo Grial acabó siendo el mayor éxito de la literatura medieval. La solución de la Santa Sede fue incorporar los símbolos que promovían los herejes a las propias celebraciones litúrgicas, como fue el caso del cáliz de la Última Cena. El Grial fue el símbolo de aquella lucha -que aún subsiste- entre los fieles a san Pedro y los de María Magdalena. Es decir, entre los herederos de la fe y los herederos de la Santa Sangre.
CÍRCULOS GRÁFICOS (DE MAYOR A MENOR)         EL EXTERIOR, EL INTERIOR Y EL DE LA OREJA
Concluidos los metafóricos capítulos correspondientes a los dos triángulos equiláteros superpuestos e invertidos, escribo los siguientes que serán simbolizados con círculos de decreciente tamaño. El propósito es conformar el óvalo del rostro y la profundidad del pensamiento que, procedente de la inteligencia cósmica, volverá a ella algún día. En efecto, no se debe descartar un superior nivel de existencia. Hasta entonces, procuremos poner de moda la educación entre los jóvenes, con objeto de que con el tiempo los asuntos del corazón acorten la distancia con respecto a los avances científico-técnicos. La persona que no sea capaz de entenderlo así es parte del problema. Metafóricamente, ¡quien tenga oídos para oír, que oiga!
EL CÍRCULO EXTERNO               MAKHIR DAVID-TEODORIC : PRÍNCIPE JUDÍO DE NARBONA
Cuando Arnau era Maestre Provincial del Temple para tierras de Provenza e Hispania, y con residencia oficial en los castillos de Miravet (en la desembocadura del río Ebro), o bien en el castillo aragonés de Monzón, escribió el cronista Benjamín de Tudela (1166) que: Narbona era la "Ciudad de la Tora" (que son los dos rollos desplegables conteniendo la Ley de Moisés escrita). También decía que sus príncipes judíos tenían poder en muchas regiones. Benjamín además proporcionó los nombres de los reyes judíos a partir del hoy conocido como rey Natronai Makhir David-Teodoric (720-793).
Recuérdese que, ante la ciudad de Narbona, el rey Pipino el Breve prometió a los judíos de la ciudad que si les rendía la plaza les proporcionaría un príncipe judío para que los gobernase. Cuando los judíos de Narbona el año 759 abrieron las puertas de su capital a las tropas de Carlomagno, le correspondía a Pipino o a su hijo Carlos ser gobernador de los judíos allí concentrados después de muchas generaciones, pero incluso el futuro emperador Carlos “el Grande” allí fue mal aceptado. Cuando consiguió encontrar para ellos a un dirigente más adecuado, resultó ser un legítimo descendiente del rey David. Veamos cómo fue posible.
Tan insólita situación fue debida a que el usurpador Pipino, padre de Carlomagno, fue informado de la existencia en Bagdad (Mesopotamia) de unos descendientes Rex-Deus, y astutamente solicitó una alianza militar para crear un eje que incluyese los califas abasidas de Bagdad, los reyes de la Galia, e Italia, con el Sumo pontífice de Roma, porque el imperio Bizantino ya no podía defenderlo contra los lombardos de Rávena, una vez éstos invadieron las tierras que los bizantinos tenían en Italia (568). Sin embargo, lo que decidió orquestar aquella alianza fue el furor expansionista de los disidentes omeyas de la Península Ibérica. Pipino selló pactos de colaboración con los godos del norte de los Pirineos, y resultó ser tan efectiva, que la generación siguiente, aunque estaban establecidos en el sur de dicha cordillera, incluso solicitaron protección al emperador Carlomagno yendo a su sede de Aquisgrán (Aachen, también llamada Aix-la-Chapele).
Se lee en los Anales de Lorsch (730-803), de la “Bibliotheque Nationale de Paris,” al ocuparse de los años 730 al 803, que el 782 existió realmente la misión diplomática enviada por Carlomagno a Bagdad. Dicha ciudad, fundada el año 746, primero fue llamada Ciudad de la Salvación “(Medinet-es Solam;)” por el califa El-Mansur (762-766) que la eligió como residencia. Por cierto que hasta el año 800 Bagdad ocupaba sólo la orilla occidental del río Tigris. Los contactos con Bagdad no eran raros, pues en Barcelona, donde también está documentada una aljama hebrea desde el siglo IX, bajo el gobierno de Wifredo I el Velloso, su rabino solicitó, y obtuvo, un libro de oraciones escrito por Amran (869-887), Gaón de Babilonia (un titulo honorífico de los judíos). La noticia de la delegación diplomática carolingia a Bagdad la corroboran otras fuentes de la época, resolviéndose que se trataba de firmar una alianza, y al mismo tiempo solicitar el traspaso a las Galias de un Supremo nasí descendiente del rey David.
De hecho varios líderes visigodos se llamaron antes Teodorico, e incluso un hijo de Clodoveo que heredó Austrasia, pero la iniciativa de presentar como judío descendiente del rey David a Makhir David-Teodoric ante los historiadores del siglo XX fue del investigador A. Zuckerman mediante su libro “A jewish princedom in feudal France (768-900), donde presentó las condiciones y repercusiones de una tan increíble elección de los pipínido-carolinios. Los eruditos hubieran debido imaginarse mucho tiempo antes que para poder reinar con un disfraz de legitimidad, aquellos usurpadores del trono procurasen ,como fuese, entroncarse con un descendiente de la familia de Jesucristo, y lo consiguieron.
La embajada enviada a Bagdad el año 768 está bien documentada por varias fuentes de la época, y las circunstancias históricas del lejano país lo hacen verosímil. El rabino, y ex califa de Bagdad, Makhir David-Teodoric había sido depuesto por su propio primo después de una revuelta, y generosamente le proporcionaron el beneficio del exilio, satisfaciendo con ello la solicitud de los carolingios. El rabino Makhir David-Teodoric llegó a Francia acompañado de su familia (cinco hijas y tres hijos), y sólo se le exigió que, para gobernar con legitimidad la Septimania judía y disimular su procedencia de cara al resto del País Galo, añadiese a sus muchos nombres el de Teodorico, con el cual pasó a la historia de Europa.
En el año 768 se creó en la Septimania, al norte de los Pirineos, un principado judío leal al rey Pipino, siendo semi autónomo. Sus hijos y sus nietos también lucharon contra los musulmanes, los lombardos y lo sajones a las órdenes de Pipino el Breve, y después bajo Carlomagno. De ambos reyes Natronai Makhir David fue leal consejero, diplomático y a la vez embajador político, pues era reconocido tanto por Pipino como por el legítimo califa de Bagdad, su primo, como legítimo portador de la semilla de la casa real del rey David.
Natronai Makhir David Teodoric pasó a la historia con el nombre de Teodorico. Aunque no era de la noble estirpe de los galos, le fue entregando todo el Principado de Septimania, gobernándolo de forma autónoma. Tampoco era sajón, ni hispano, ni del norte de Italia, aunque siglos antes un ostrogodo homónimo tuvo su capital en Rávena. No descendía de reyes europeos, y menos de los ilegítimos de la línea pipínido-carolingia, pero restableció el equilibrio de poder galo en el Sur de Francia, y además despejó de intrusos la frontera amenazada por los súbditos de los Omeyas de Córdoba (al–Andalus). Para conseguir su aceptación general fue imperioso dotar a Makhir David de una ascendencia adecuada, empezando por darle un nuevo nombre. Después reafirmó su derecho a gobernar la zona de la Septimania, y cuando enviudó pudo volverse a casar con la hermana del rey para formar una nueva familia.
En las cortes de Pipino y el emperador Carlomagno Makhir David-Teodoric fue consejero de gobierno, y además Carlomagno concedió al dicho Rey-Mesias (Nasí) todas las posesiones que habían tenido los merovingios, siendo gobernadas desde la población de Lagrasse (sur de Francia), una comunidad famosa por el todavía muy influyente monasterio benedictino donde se venera una Virgen negra (y también, por cierto, un museo fijo de capiteles esculpidos por el Maestro Cabestany).
Las tres ramas familiares de Makhir David-Teodoric a su vez produjeron una veintena de enlaces matrimoniales y finalmente convergieron en el rey francés Hugo Capeto, porque reunió en su persona tanto la rama cristiana como la judía. Ahora bien, si para unos Hugo fue un rey bueno, en cambio los judíos no aceptaron la línea carolingia, aunque al fin bajo Hugo Capeto se consolidó de nuevo la descendencia principal de los carolingios, identificados con los reyes de Israel que gobernaban por “Gracia divina”.
LOS SOBERANOS JUDÍOS DE PROVENZA Y SEPTIMANIA
Según una investigación rigurosa, la vida de san Guillem de Gellone fue idéntica a la del bíblico Isaac “el Judío”. Al ser hijo de Natronai Makhir David-Teodoric, cuando éste falleció, Guillermo fue Supremo nasí de los judíos de Septimania. Lo paradójico es que dicho héroe, siendo merovingio y judío de sangre real de la Casa de David, también fuese un santo cristiano. Que él era un hombre circunciso, lo dice su preferencia por el diseño de la flor de lis (dibujo de un lirio idealizado, ya que no se da en la naturaleza), el mismo que simboliza la Santísima Trinidad del catolicismo. Además revela su pertenencia a la Casa de David, el que en su escudo, tanto si es en alto relieve, como si es dibujado sobre algunos documentos del monasterio de Saint-Guillem-le-Desert, nos ha llegado con el héroe Guillermo llevando a su lado el perfilado dibujo de un “león rampante”. Es más interesante cuando se le presenta cabalgando mientras derriba con su lanza a un gigante.
San Guillermo (Guilhem de Gellone 771-28.5.812) fue conde de Aquitania (795-806), de Septimania, de Toulouse y de Rouerge, Así como también de Quercy, de Albi y de Rodez (788-806). Fue marqués de la Marca Hispánica (de 789 a 806 seguido, pero lo fue de nuevo hasta 812). También fue conde de Barcelona (801-806) al mismo tiempo que de Girona y de Rouerge. De aquellas luchas entre francos carolíngios y musulmanes en Septimania, el escritor Wolfram von Eschembach encontró inspiración para escribir su obra “Willehalm” dedicada al conde Guillem de Orange, cabeza de la dinastía guillermida (guilhermide), a pesar de que en vida de Wolfram ya se había extinguido. Guillem de Orange fue el tercero de su trilogía sobre los héroes -buscadores unos, y custodios otros- del Santo Grial.
Guillem de Orange, Willehalm, ha pasado desapercibido para la mayoría de historiadores el hecho de que también fue Supremo nasí de Septimania. Willehalm fue el comandante del ejército que Luís el Piadoso, que expulsó a los musulmanes más allá del río Ebro, para cuya expedición reclutó a hombres francos, burgundios, aquitanos y provenzales. Además estuvieron apoyados con importantes contingentes de gascones del duque Lupo, y por los godos que estaban al mando del conde Bera del Rosellón. Aunque oficialmente Luís el Piadoso encabezó expedición al sur de los Pirineos, el mando real en la campaña fue responsabilidad de san Guillermo, popularmente motejado como “Nariz corta” (Curt-nez). Con las dichas tropas cruzó los Pirineos y avanzó hasta capturar el castillo de Tarrasa y reconquistar la Barcelona musulmana el año 801.
Guillem de Gellone, por sus numerosas gestas victoriosas fue uno de los mayores héroes de la Edad Media. En sus condados siempre promovió el entendimiento entre las comunidades judías y cristianas, organizando reuniones para acercar posiciones. Siendo judío, su conversión al cristianismo fue debida a un milagro sucedido a su hija de doce años, porque ella se mantuvo viva otros tres años sin más alimento que fragmentos de hostias bendecidas.
El año 804 san Guillermo fundó una academia de estudios judaicos a unos 10 km. del pueblo Saint Guilhelm-le-Désert. Él hablaba con soltura el hebreo y el árabe, siendo su divisa el león de Judá, y por ello celebraba fiesta los sábados. Bajo el emperador Carlomagno, Guillermo I era un "par" y un héroe histórico semejante a Roldán. Sus restos fueron trasladados a la cripta del dicho monasterio románico en Gellone, donde aún hoy sigue activo y declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco en 1998.
El monasterio de Gellone fue una de las principales sedes del culto a María Magdalena, y hasta el año 751 las familias merovingias no decidirían quemar, por precaución, cuantos documentos podían asociarlos peligrosamente al linaje davídico. Debió de ser cuando desaparecieron los documentos que hicieron referencia a Iosve y Elimburga, cuyos nombres descubrí escritos en el altar portátil de Sant Pere de Roda en la costa NE. de Cataluña. Referente al nombre de José, recordaré que los judíos se bautizaban tradicionalmente adoptando el nombre del padrino cristiano, pero las aguas bautismales eran incapaces de borrar los orígenes del converso. A fin de asegurarse mejor protección, añadieron a su nombre individual el de algún santo del pais de adopción.
Una supuesta descendiente de Elimburga acabó como abadesa de Saint Guilhelm-le-Désert, el monasterio familiar, aunque la que consta como abadesa Helimburge en el mejor de los casos sería una biznieta de san Guillermo. Debido a latinizar sus nombres me costó treinta años para encontrar esta pista. Primero indagué si había alguna reina Elimburga, en la cuña de tierra holandesa entre Alemania y Bélgica, porque dicha región se llama Limburga, sinónimo de Elimburga. Los topónimos en este caso no me ayudaron. Por dar un ejemplo, no tiene nada que ver el nombre del matemático Euler con el del castillo de Eulemburga .
Guillem de Gellone, después de vencer repetidamente a los musulmanes, se retiró de la política. Posteriormente en su acta de fundación (14.12.804) depositada en el influyente monasterio de Saint Guilhelm-le-Désert lo presentaron firmando junto a sus padres el conde Bernier de Rouerge y de Maçon, y de su madre Rolinde. Constan también varios familiares más de la dinastía Guilhemide, por parentesco con la esposa de Bernard de Septimania. (Liber Manualis, años 721-843). Al retirarse san Guillermo I al convento, delegó en su hijo como Supremo nasí judío, quien a su muerte le sucedió. Éste, siendo nieto de san Guillermo, gobernó sus posesiones desde su capital Toulouse, por lo cual los condes del Languedoc de siglos posteriores todos estuvieron muy orgullosos de saberlo su antepasado.
Los actuales monjes del monasterio de Saint Guilhelm-le-Désert, a unos 40 km. de Toulouse de Languedoc, que fundó san Guillermo I de Orange, no admiten que el padre del santo tenga que ver con el judío llegado de Bagdad el año 768. Dicen que, según las actas de fundación del señorío de Prüm (14.12.804), el propio san Guillermo citó a sus padres llamados Teodorico de Borgoña y Alda Martel. Así Teodorico habría sido hijo del conde Berniez de Rouerge y de doña Rolinda. Ello significa que sería hermano de Sigisberto, de cuya casa condal procederían después los condes de Toulouse del Languedoc.
Hay muchas reservas para aceptar tal filiación del príncipe Supremo Nasí de los judíos de Septimania. Parece obvio que fueron amañados, al tener que presentar la familia de su hijo Guillermo I con objeto de nombrarlo santo de la Iglesia católica. Para mayor confusión, existió otro conde de Autun, llamado Teodoric David (802-840) hijo de san Guillermo I.
Me remito a la exhaustiva investigación de A. Zukerman, a pesar de haber leído los argumentos de sus oponentes, pues en mi opinión éstos se basaron en documentos modificados. Empecé a sospecharlo cuando informan que está documentado en Francia el año 721, pues en tal caso sería demasiado mayor para las batallas en todos los frentes que capitaneó; además hay documentos que lo presentan ejerciendo de embajador en Sajonia los años 782, 791 y 793. Las falsificaciones han sobreabundado a los largo de tan oscuro periodo medieval, y se han demostrado incluso las hechas por la Santa Sede. El investigador P. Tisset en su obra: L’abbaye du Gellone au Diocèse de Lodève (p.21 a 93), demostró documentalmente que hubo diplomas reales que fueron alterados, y otros sustituidos o modificados.
La ascendencia oriental de Makhir David-Teodoric está confirmada por la Crónica Hebraica que fue redactada en Narbona (Fr.) el año 1161. La presentó el profesor de la Universidad de Haïfa, llamado Aryeh Graboïs, en la década de los noventa del siglo pasado en su escrito La Dynastie des Rois Juif de Narbone (página 50, nota 5), a su vez basado en el texto hebraico del año 1161 conservado en la abadía de Lagrasse (Fr.) conocido con el nombre de Pseudo Philomena. Se lee allí: Carlomagno confirmó su título real a Makhir, descendiente del rey David, repartiendo Narbona entre los judíos y el arzobispo Aimerich.
Gobernando Luís el Piadoso (Ludovico Pío), Bernard de Septimania fue nombrado su chambelán y “camarero de palacio” (eufemismo para designar al mayor de los generales), porque era su hijo adoptivo. Bernardo era el nieto de Makhir David-Teodoric, y a parte de haber expulsado a los musulmanes del Sur de los Pirineos, también resultó ser un personaje trascendental para la historia futura del linaje Rex-Deus. El biógrafo de Luís el Piadoso, llamado Thégan (778-840), presentó a Bernard de Septimania como de estirpe real el año 813, por ser hijo de san Guillem de Aquitania. Era un dato cierto, pues, entre los siglos V y XII, descubrir una falsedad en cualquier línea genealógica paterna bastaba para deslegitimar a toda una dinastía de príncipes cristianos...Sólo sería “permisible” si lo hacía el rey o el papa de Roma.
Pasados varios siglos, los muchos herederos de Makhir David-Teodoric, considerándose portadores de sangre divina, sólo pudieron relacionarse en total clandestinidad. Aunque algunos fuesen soberanos europeo quizá ignorarían sus raíces hebreas, pero lo sabían las dos ramas sucesorias principales. La institucional, católica, fue la davídico-carolingia, que acabó imponiéndose sobre la rama judía ortodoxa, cuyo Supremo nasí asesinado el año 872 era el hijo menor de Bernardo de Septimania. También corrió la misma suerte su hermano mayor. Con el paso de los siglos se creyó un mito el hecho de algún noble linaje pretendiese descender del rey David, y poco a poco fue un tema tabú. Eran tiempos que los reinos francos se sumieron en la anarquía, y en el sur de Francia los judíos se dividieron principalmente entre los condados de Narbona, Toulouse y Barcelona. En consecuencia, hay investigadores que consideran más cierto que el Santo Grial aluda a un linaje davídico, que no la búsqueda y custodia de la Sangre de Cristo, tal como defienden muchos otros. En mi opinión ambos criterios son congeniables.
CATALUÑA EN TIEMPOS DE LA RECONQUISTA
El año 826, siendo Bernard de Septimania duque de Toulouse, reconquistó, en nombre de los soberanos galos, la provincia Tarraconense de las incursiones de los cordobeses de el-Abderramán. En Barcelona Bernard sucedió en el gobierno de los condes Rampo y Bera, este último depuesto por rebeldía. Eran unos años muy belicosos y la línea fronteriza era oscilante. El castillo de Cardona se levantó en una zona que servirá de ejemplo. Como tenía yacimientos de sal a ras de suelo, tuvo desde muy antiguo una fortificación lígnea hecha básicamente de troncos de árboles. Al tomar la zona Bernard de Septimania, dicha fortificación se consolidó y amplió. Desgraciadamente el año 827 Cardona cayó en poder del conde rebelde Aizón, y si bien la volvió a conquistar Wifredo el Velloso en 886, de nuevo se perdió el 985 por los ataques de Almanzor.
Fue, pues, bajo el reinado de Luís el Piadoso cuando el gobierno de Bernard de Septimania restableció y distribuyó la población, en concreto en Berga, Manresa y Solsona, aunque no todas le aceptaron sus reajustes. Bernard no pudo superar las graves intrigas promovidas por las altas jerarquías de la corte franca. Muchos estaban resentidos debido a la purga que el Supremo nasí judío, aparentemente reconvertido al cristianismo, había llevado a cabo contra ciertos nobles sustituidos cuando él subió al poder. Confabulados en su contra, lograron que Bernard fuese condenado por adulterio con la reina Judit (850). Consiguieron desacreditarlo a pesar de ser el segundo mandatario del País Galo, y principal magnate de la Marca Hispánica. Por cuestión de celos, Carlos el Calvo mató con sus propias manos al legítimo descendiente del linaje del rey David.
Carlomagno el año 791 fue quien confirmó el rango real y la autonomía del principado de Septimania, pero aun así, en el siglo X aquel núcleo judío se desintegró, como fiel reflejo de la anarquía y fragmentación que experimentaba el reino de los francos. Los principales núcleos de influencia judía finalmente estuvieron en los condados de Toulouse y Barcelona, uno a cada lado de los Pirineos, obviamente con los demás condados y vizcondados que les fueron afines o subordinados. Los condes Trencavel de Carcasona supieron aprovecharse de aquella rivalidad, y en 1082 Raymundo Roger se independizó. De su tolerancia hay que saber que permitió en sus territorios la libre convivencia entre los cristianos y los que no lo eran.
En las enciclopedias del siglo XXI cuesta encontrar referencias al período del presentado reino judío al norte de los Pirineos, pero para un hijo de la nobleza como lo era Arnau de Torroja de Solsona, durante el siglo XII esta era la historia que se le explicó con detalle. De entre las enseñanzas a los hijos de los nobles fue prioritaria la transmisión hereditaria de los linajes, porque basaron su poder en las referencias de la herencia genética, y más cuando se trató de los grandes soberanos. La concatenación fue difícil, hasta que en el siglo XIII se institucionalizó, pero ello no significa que antes no hiciesen sus mayores esfuerzos. Tuvieron una ventaja sobre los genealogistas posteriores, puesto que desde que el rey Clodoveo promulgó la Ley Sálica (s. V), la herencia era potestad exclusivamente masculina y la línea materna no contaba. Tal disposición no podía complacer más a la Santa Sede.
Arnau de Torroja, por sus naturales inquietudes, conoció mejor que los cronistas actuales lo que referiré a continuación. Se trata del secreto mejor guardado de la historia. Sin embargo, lo conocieron los iniciados de las órdenes de Sión y del Temple, pues, especialmente la primera, tuvo el doble objetivo de propagar el cristianismo esotérico de san Juan Bautista, y defender la cripto-dinastía merovingia.
Se perdieron todas las referencias a los reyes judíos de Septimania después de que los clérigos católicos considerasen una "materia prohibida" referirse a los familiares judíos del ex rabino Natronai Makhir David-Teodoríc. Amenazaron con ser quemado en la hoguera a quien removiese temas referentes a tradiciones judías, y al linaje de Jesucristo. El oscurantismo continuó hasta la primera década del siglo XXI. La erudición en el Sur de los Pirineos, donde yo nací, sólo supo la historia explicada por los clérigos, ignorándose que fueron los líderes judíos de la Septimania quienes habían acudido repetidamente a liberarnos de los musulmanes. Eran tropas de los soberanos Pipino el Breve, Carlomagno y Luís el Piadoso (814-840). Les siguieron Lotario y Carlos el Calvo, y cronológicamente otros que ya no interesaron a Arnau de Torroja.
EL NACIMIENTO DE CATALUÑA
El éxito de Makhir David-Teodoric, que de hecho sería quien primero debió de capitanear la reconquista del sur de los Pirineos, se debió al conseguir que los mandatarios(walis) del sector catalán se uniesen a los francos, tal como le había prometido el entonces gobernador de Barcelona, Suleiman Ben Yoktan al-Arabi, a Carlomagno al presentarse en embajada a Aquisgrán. Suleiman, a pesar de haberse declarado amigo de Carlomagno, después abandonó a sus tropas expedicionarias.
Cuando en 878 se celebró el Concilio en Troyes (Fr.), al cual asistió el pontífice Juan VIII, se trató la delicada situación de la reconquista de tierras hispanas. Al crear la Marca Hispánica, los condes de la Cataluña Vieja y sus obispos decidieron que los gobernase Wifredo el Velloso, al ser más joven y manejable que su padre Sunifredo de Urgel. Desde entonces se le concedió el derecho de dejar su cargo en herencia. Lo malo fue que al cabo de poco tiempo la revuelta de Aisón (Aissó) le obligó a retirarse de las tierras reconquistadas. Finalmente el límite de la Septimania fue la misma la frontera de la Marca Hispánica, la cual quedó, al menos en el litoral, delimitada por el río Ebro. Por cierto, en los documentos carolingios, a los habitantes de la Marca Hispánica se les considera hispanioles.
Sunifredo, entre otros, tuvo además los hijos llamados: Oliba I de Carcasona, Suñer I conde de Ampurias, y Sunifredo I que gobernó en Urgel y Cerdaña desde el 834 y en Barcelona, Girona-Besalú y Narbona hasta el año 848. También recibió los condados de Barcelona y Girona (los gobernó entre los años 878 a 897), siendo además conde de Urgel. Pero aquí me interesa sobre todo su hijo Wilfredo I el Velloso. Él fue el primer conde hereditario de Barcelona, hasta entonces gobernada sucesivamente (de 850 a 878) por cuatro condes francos. A la muerte de Sunifredo I, el condado de Urgel fue gobernado por el hebreo conde Salomón de Urgel-Cerdaña, padre de Miró el Joven. Carlos el Calvo posteriormente los cedió a Wilfredo I el Velloso, hijo de Sunifredo.
En los años siguientes, cuando en Septimania tenían graves problemas, tanto internos como externos, la línea de sangre del Supremo nasí la retuvieron los condes de Plantevolue y los de Rouerge, de quienes nacieron los condes de Toulouse. Las dinastías de los condes guillemidas (guilhermides), o sea, tanto los de Toulouse como los de Trencavel, sin dejar de ser independientes, fueron ambas legítimos descendientes de los reyes merovingios(Chronicon Moissacense, Monumenta Germaniae, Scriptores, T.I). Estuvieron emparentados entre sí, por el conde Sigisberto de Rouerge desde que éste la reconquistó (754). Sigisberto era familiar de Teodorico y del rey francés Meroveo.
Gracias a la exhaustiva documentación fácilmente disponible en internet, y una gran libertad para exponer ideas, en el siglo XXI podemos constatar que los príncipes judíos (Supremos nasí) de Septimania y Francia hasta el siglo X por vía femenina, se emparentaron con los Aragón, Navarra, Asturias, Castilla, León y la Casa de Barcelona, ésta última por los condes de Toulouse y Rouerge, corte donde se crió el Ramón Berenguer III el Grande, que fue caballero templario (1096-1131). Temerariamente regresó a Barcelona a los quince años para enfrentarse, y lograr destronar, a su tío fratricida. En Rouerge, los templarios consta que estuvieron presentes en 1140 y mantuvieron allí su encomienda reclutando jóvenes de la propia zona, llamada La Selve. Ramón Berenguer III engrandeció de una forma considerable sus dominios. Con su matrimonio con doña Dulce unió Catalunya al Condado de Provenza. Arrebató a los musulmanes Balaguer y Tarragona e hizo tributario al gobernador de Mallorca e Ibiza.
El conde Belón (Bel.lo) de Carcasona, hijo de san Guillem de Aquitania, demostró ser un súbdito fidelísimo de los reyes carolingios. Tal actitud continuó con el conde Roger II Trencavel, lo que no impediría que el rey de catalano-aragonés el año 1179 le concediese, además de Carcasona, el Lauragais, el valle del Aude, el Razès, la tierra de Sault y los castillos de Termes y los del Minervois. El último acto documentado de un miembro de los Trencavel, fue cuando Raymundo II (1196-1249) partió a Tierra Santa.
Según los monjes benedictinos dom De Vic y dom Vaissete, autores de "Histoire genérale de Languedoc", Wilfredo I fue hijo de Sunifredo, un noble hispano-godo de Septimania que fue nombrado en 834 conde de Barcelona, de Urgel, de Cerdaña, de Osona, de Girona y de Besalú, por orden del emperador Luís el Piadoso de Francia. Los condados de Narbona, de Besiers y de Agde, hasta entonces vinculados al de Barcelona, quedaron separados. Wifredo I el Velloso permaneció tan unido a los reyes Luís I y Carlos II de Francia como los Trencavel, porque era nieto de Belón (Bel.lo), y también familia de los condes Trencavel de Carcasona. Wilfredo se casó en 877 con Guinidilda (Winilda) y tuvieron al menos 9 hijos, siendo el que interesa a mi investigación Sunifredo II, († 948), conde de Urgel, casado con Adelaida de Toulouse, hija de Armengol, conde de Rouerge y luego de Toulouse. Ello es debido a que Solsona, localidad de nacimiento de Arnau y mía, fue un feudo del conde de Urgel.
Sunifredo de Urgel fue nombrado conde por Luís el Piadoso a través de Bernard de Septimania, quien entre otras poblaciones reconquistó Solsona del gobierno de Aizón, que era un aliado de los musulmanes cuando intentó rebelarse contra los francos. Wifredo I el Velloso, al vencerlo, fue el primer conde de los muchos que hubo de la Casa de Barcelona. La hermandad entre judíos en apuros (y hasta quizá la sangre de Makhid David-Teodoric) también debió de llevarla Wilfredo I el Velloso, porque fue hermano del conde Miró Ecard. Apoyó al vizconde de Narbona contra Bernardo de Gotia y se apoderó del Rosellón. En el siglo XI vizconde Miró, mal llamado de Solsona aparece documentado cuando la población seguía bajo el mando del conde de Urgel. Entonces todavía Miró no era Señor de Solsona; el primero que consta como tal, fue su hijo llamado Ecard-Miró (abuelo de cuatro hujos y una hija de la familia Torroja que me han interesado).
NOBLEZA FAMILIAR EN CADA VERTIENTE DE LOS PIRINEOS
El párroco Mn. Domingo Costa Bofarull, que escribió un voluminoso libro titulado "Memorias de la ciudad de Solsona y su iglesia" (siglo XVIII), a lo largo de su vida repasó concienzudamente los linajes de la zona en siglos pretéritos, y opinaba que: "Los condes de Urgel eran descendientes de la imperial sangre de Carlomagno....Duró hasta el año 1231, por la intromisión del conde de Cabrera".
Arnau de Torroja, nieto de Ecard-Miró, supo de la alianza de los monarcas pipínido-carolingios con un príncipe judío procedente de Bagdad, mejor que nosotros hoy. Asimismo le explicaron que las tropas capitaneadas por Bernard de Septimania (Bernardo de Gotia) protagonizaron con éxito la reconquista de Girona, Ausona y Urgel, incluyendo las victoriosas tropas entre cuyos combatientes se enrolaron también hombres judíos. Las de Carlomagno (quien durante la campaña a Hispania estaba en Worms), al mando de su sobrino Roldán, aquellas que cruzaron los Pirineos por Navarra, en cambio sólo fueron famosas por su derrota en Roncesvalles.
Bernardo I de Septimania después de la reconquista de la comarca de Urgel, dio el castillo viejo de Solsona al vizconde Miró. Éste fue tatarabuelo de Arnau de Torroja (por parte de su padre Bernat Ecard), por lo cual, sin dudar de la fe cristiana deaquella belicosa estirpe, Arnau debió de sospechar, (o tal vez tuvo plena certeza), de que algo le tocaba de la sangre del linaje Rex-Deus. Lo expongo porque, de todos los Grandes Maestres de la orden de Sión, Arnau de Torroja, por lo que he podido averiguar, quizá sería de los pocos que no estuvo emparentado por lazos de sangre con las dinastías davídicas. Los historiadores del futuro tendrán un arduo trabajo para esclarecerlo. Les remito al Arxiu Capitular (ACS) de Solsona, cuyos pergaminos de los siglos X y XI son fácilmente consultables, al haber sido recogidos por el Dr. Mn. Antoni Llorens Solé, canónigo archivero de Solsona, y publicados en el vol., nº XI de rev. Urgelia (1192-1193). Pero sucede que en ellos constan muchos nombres Miró, y también Mir.
El primer documento del Arxiu Capitular (ACS) de Solsona, remite a la venda de unas viñas que, Ermengol I de Urgel, en fecha 3-11-1009, vendió al vizconde Miró (ACS: mns. Nº37). Otra venda en la que aparece, fue la que hizo Gerberga y sus hijos, Miró y Arnau, de tierras en Clarà del Solsonés (ACS: mns. 106, es copia posterior de fecha 24-2-1054). De entre los muchos homónimos citaré el último, al ser claramente el vizconde Miró. Firmó una franquicia en fecha 10-1-1068 (ACS: mns: 146); también se trata de una copia posterior. Y ahora veamos que dice del conde Miró la Història de Catalunya.
Los manuscritos del "Arxiu Capitular" (ACS) de Solsona, aparecen numerosos Ecard. (Eccard, es nombre galo), En fecha 23-11-1058 el obispo de Urgel le vendió una parcela de terreno en el actual Camp del Molí de Solsona, donde por cierto yo viví durante décadas. El producto de la venda el obispo de Urgel (que si no residía aún, pensaría residir en Solsona, como así fue), el mitrado lo donó mitad a la Iglesia y mitad al castillo.
Insisto, una investigación profunda debería remontarse, pues, al conde Sunifredo II de Urgel, de quien el vizconde Miró de Solsona fue un súbdito destacado (año 1000), al extremo de acompañarlo en la conquista de Córdoba, donde Ermengol murió (948) sin descendencia. El condado lo heredó su sobrino Borrell II, que luego sería conde de Barcelona (y además lo fue de Girona y Osona). Pero éste en su testamento (992), también dividió la herencia entre sus dos hijos, por lo cual Barcelona, Girona y Osona pasaron a manos de Ramón Borrell, mientras que el condado de Urgel quedó bajo el dominio de Ermengol, primero de su dinastía (desde finales del siglo X, hasta principios del XIII).
El castillo de Solsona se erigió en la elevada explanada donde los íberos habían tenido su poblado, en la colina cerca del actual Castellvell. Dada su estratégica posición, que permite otear una muy vasta panorámica del sector en todas direcciones, el conde Ecard-Miró (+1097) lo empezó y sus descendientes acabaron de fortificarlo. Estuvieron amparados por la familia Torroja Señores de Solsona, si bien el obispo de Urgel algún derecho tuvo sobe el castillo, puesto que lo reclamó judicialmente el mismo año que murió Arnau de Torroja.
Dada la estratégica posición del castillo de Solsona en tan belicosos años jalonados de victorias, la comunidad monacal de Solsona recibió muchísimas donaciones a su iglesia de San Pedro (después rebautizada "Santa María" de Solsona). Los otorgaron los muy agradecidos expedicionarios, entre ellos incluso los soberanos de turno, pero también muchos condes y nobles, quizá porque velarían sus armas en la iglesia antes de salir en expedición hacia el sur para combatir a los musulmanes. El aspecto religioso fue muy importante, y lo catalizó un hijo del conde Oliba Cabreta, de Besalú. En efecto, su hijo el conde Oliba de Berga y Ripoll, declinó las responsabilidades de gobierno para vestir hábitos como simple monje el año 1002, tal como antes habían hecho su padre y su tío. El abad Oliba, nacido el 971, por su rama ceretana era descendiente de Wifredo el Velloso, en cuya persona estuvieron familiarmente emparentados los condes del norte de Barcelona. Dadas las circunstancias, los hombres de la línea fronteriza del sur, que era la línea defensiva principal (Manresa-Cardona-Solsona), tuvieron el necesario furor para salir victoriosos en cada nueva campaña.
La propiedad del más elevado castillo de Solsona (Castellvell), en 1057 lo poseía Ermengol III, conde de Urgel y su esposa Clemencia, aunque lo cambiaron por la mitad del castillo de Santa Linya, puesto que allí ya tenían la canónica. Sucedió que, años después, el obispo Guillem de Seo de Urgel se encontró con dos feudatarios en Solsona, uno era la familia Torroja, del castillo inferior, y el otro la familia Puigverd, como feudataria del castillo soberano. Para acabar con las discordias, el obispo cedió el castillo y la castellanía a Pedro Miró, y sub-castellanía a Ecard-Miró, abuelo de Arnau.
El conde Miró (del Conflent, Rosellón, Urgel y Cerdaña) era hijo de Sunifredo I, nombrado conde de Urgel por el nieto del Supremo nasí Bernardo I de Septimania. Miró era hermano de Wilfredo I el Velloso, y lo llamaré Miró de Solsona, quien apoyó al vizconde de Narbona contra Bernardo de Gotia cuando éste se apoderó del Rosellón. A la muerte de Miró sus condados pasaron a sus hijos en régimen de co-gobierno indiviso; pero, como eran menores de edad, ejerció la regencia su madre la condesa viuda Ava. Sunifredo tomó el gobierno de Cerdaña, y Wilfredo II fue conde de Besalú, subordinado al primogénito Oliba Cabreta, de Urgel, con quien colaboró el Miró que yo llamo de Solsona, cuando tan sólo era vizconde de Urgel. Aparece documentado cuando solicitó, y obtuvo, de su obispo la consagración de la iglesia de Santa María de Solsona. El día 28 de diciembre de 1167 un sobrino de Arnau, Ramón II de Solsona, y su esposa Gaia de Cervera, hicieron donación de bienes a su propio tío como representante máximo de la orden del Temple. El documento fue firmado por todos los miembros de la familia Torroja, incluidos Guillem obispo de Barcelona (quien al mismo tiempo era turor y vicerregente de la confederación catalano-aragonesa), y Pere obispo de Zaragoza (ACA, “Cartulari de Gardeny”, folio 62 nº 152, publicado por R. Sarobe).
En la primera mitad del siglo XII, después de la conquista de Balaguer en 1105 que haría posible el restablecimiento de la seo metropolitana de Tarragona en 1116 (J.M. Font:”Cartas de población y franquicia de Cataluña”,vol.II, ps.722-726) los catalanes deseaban hacerse dueños de la tierra de nadie que era todo el interior de la provincia de Tarragona. Eran logros militares que habían sido realizados por los hombres del condado de Urgel entre los cuales tuvieron una participación destacada el abuelo de Arnau, llamado Ecard Miró, y su propio padre Bernat Ecard (A. Llorens: “Solsona y el Solsonès en la historia de Catalunya”, ps.1182-183).
Miró contrajo matrimonio con Riquilda, con quien tuvo a su hijo y sucesor, Guillermo I de Urgel. El conde Miró y su hijo Ecard-Miró de Solsona colaboraron siempre con los condes de Urgel, compartiendo con ellos sus conocimientos de política, Así como los problemas que tuvieron los herederos de ambos nobles linajes. Arnau de Torroja y sus antepasados tuvieron sus diferencias, pero los unió su criterio prioritario de alejar a los musulmanes hacia el sur del país. Para los Señores de Solsona siempre se trató de una misión preferente, acreditándolo su propio nombre de Torroja, deformación del nombre de un castillo (hoy la población Tarroja de Segarra), donde todavía no han tenido necesidad de construir ningún hotel, ni tan siquiera una pensión para poder hospedarse, y hay que ir a dormir a la cercana Cervera. Es en dicho sector donde comienza la tierra seca, la cual contrasta con la privilegiada zona de bosques de pinos que caracteriza el altiplano central de Cataluña. Posteriormente, los Tarroja-Solsona mantuvieron una muy estrecha colaboración con la Orden del Temple.
LOS CONDES DE LA MARCA HISPÁNICA
A Luís el Piadoso, hijo de Carlomagno, se le otorga el mérito de la reconquista de Barcelona el año 801, pero lo hizo Bernardo de Septimania (826-832), hijo de san Guillem de Toulouse, y luego la gobernó durante dos años a partir del año 848. El descontento de de los barceloneses hizo caer en desgracia eventualmente a Bernardo, pues el año 835 volvió a gobernar el condado, hasta ser asesinado. Entonces el rey franco entregó sus territorios al conde Bera (Bellón, o Bel.lo) de Carcasona, y de éste pasaron a Sunifredo I, su hijo.
A principios del siglo IX, tras la conquista del territorio por los francos, que puso fin al dominio árabe, el condado de Cerdaña fue gobernado por Borrell, conde de Urgel y Osona, feudatario de los condes de Toulouse. Tras su gobierno, los condados de Urgel y Cerdaña fueron regidos por los condes aragoneses Aznar I Galíndez y su hijo Galindo I Aznárez, apoyados por los musulmanes. Cuando fueron derrotados en 834, el rey Luís el Piadoso emperador del Sacro Imperio Romano Germánico nombró a Sunifredo I (+848) conde de Urgel y Cerdaña por su fidelidad. Le concedió los condados del difunto conde Bernardo de Septimania. Su hijo Guillermo fue, no obstante, el nuevo conde de Barcelona y de Ampurias, porque asaltó ambas plazas.
La línea hereditaria del Supremo nasí Makhir David-Teodoric se sigue con facilidad en los árboles genealógicos hasta Ramón Berenguer V, el conde de Barcelona llamado Alfonso II, rey de la Corona de Aragón. Brevemente: al heroico conquistador de Barcelona (19-09-803) que fue san Guillermo I, el de la "Nariz Corta", (llamado también Jisaq II, que debe ser Isaac); le siguió Bosot II (Tsadoq II), aunque éste fue sólo conde de Provenza. Allí su sucesor fue Guillermo I, y después Berenguer de Millau y Gevaldán. Así se llega a Gilbert de Gevaldán, padre de la condesa Dulce de Provenza, que fue la madre del conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, el primer conde-rey de la Corona de Aragón.
El Concilio de Troyes estuvo presidido por el papa Juan VIII y por el rey Luís el Tartamudo. Estuvieron presentes Wilfredo el Velloso de Urgel y Cerdaña, Miró de Conflent, Sunyer II de Ampurias y Oliba II de Carcasona, como personalidades políticas, y los obispos de Elna, Girona, Barcelona y Urgel como principales personalidades eclesiásticas de la Gotia. El patrimonio del asesinado conde Bernard de Septimania (Bernardo de Gotia) fue repartido. Al elegir a Wifredo I el Velloso esperaban que pudiese alcanzar mayor proyección histórica. Para empezar fue ayudado por su hermano Miró el Viejo, conde del Conflent, y ambos se inscriben en la reanudación de los bellónidas, iniciada en 862 con el nombramiento de sus primos, los hermanos Dela y Suñer como condes de Ampurias y Rosellón.
Wifredo I fue el reconquistador y fumador de la patria catalana. La frontera del condado de Urgel, por el sur, pasaba por Basora, Tantallatge y Correà, al norte de la actual ciudad de Solsona. La frontera citada evolucionaba como lo hacía también la forma del castillo, a fin de evitar verter la propia sangre al ser atacados. Para defenderse mejor en las primitivas empalizadas lígneas, idearon enyesar los troncos del exterior para que los asaltantes creyesen que eran murallas de piedra; y cuando de verdad lo fueron, redondearon los ángulos de las torres para minimizar los daños de las catapultas al ser atacados. Una línea de castillos cruzaba el sector de Berga, pasaba por Sorba, Gargallà y Serrateix; y otra cruzaba desde Osona, a Cardona, Manresa y Montserrat. Por dicha proximidad, la ciudad de Lérida fue fortificada por el musulmán Banu Qasi. Para Wilfredo I fue una provocación, por lo que atacó la ciudad gobernada por el valí Ismail ibn Musa, que no sólo lo rechazó, sino que le causó muy grandes pérdidas a lasa tropas de Wilfredo I.
El año 886 reconquistó Solsona, y a su muerte pasó a ser feudo de su heredero Sunifredo II siendo realmente gobernada, junto con Cardona, por su hermano el conde de Barcelona, que le otorgó "Carta Puebla" el año 921, porque urgía habitar el centro de Cataluña cuando los musulmanes aún dominaban la sierra de Pinós, que es el centro geográfico del Principado. El sucesor de Ismail, Lobo Ibn Muhammad atacó Barcelona unos años después, y Wilfredo murió al cabo de unos días (11-8-897) de ser herido de muerte cerca de la masía El Pujol, en Navés del Solsonés, y allí a finales del siglo XX se erigió un rústico trofeo conmemorativo que lo recuerda.
Wilfredo I el Velloso pertenecía a un linaje hispano-godo de la región de Carcasona. La tradición fija su nacimiento en Prades del Conflent, actualmente en el Rosellón francés. Wilfredo I estuvo estrechamente unido a los francos, y su gobierno coincidió con un periodo de crisis que llevó a la fragmentación del Imperio carolingio, hasta que llegó a desaparecer, resolviéndose en una etapa de dominio señorial llamada feudalismo. Varias veces el rey franco Ludovico Pío abdicó a favor de su hijo Lotario (840-855). En definitiva, fracasó el empeño de Carlomagno para reconstruir el Imperio Romano, porque fue abortado por sus hijos, y se desmembró provocando el nacimiento de otros países además de Francia, que fueron Alemania y los Países Bajos. Dada la descomposición del poder franco, los condes dejaron de ser unos funcionarios nombrados por el rey, y consiguieron convertir sus cargos en hereditarios.
Cuando los musulmanes también se debilitaron, Borrell II reaccionó rompiendo con la dependencia de los reyes francos porque no acudieron a su llamada solicitando ayuda, permitiendo con su ausencia el expolio de Barcelona. Borrell II englobó ambos condados catalanes, siendo cuando más visitó Solsona el dicho unificador. El año 906 existía una iglesia y el año 980 aparece dedicada tanto a san Pedro como a Santa María. Lo importante fue que en el primer cambio de milenio Solsona ya tuvo categoría de ser la residencia del obispo de Urgel, y ni se prevenía que abandonase la población para ir a la ciudad que hoy conserva tanto renombre por ser una localidad fronteriza con Andorra.
A la muerte de Wilfredo I el testamento dejaba su tierra repartida entre sus nueve hijos (897), sin tener en cuenta a los descendientes de Guillermo I de Gellone, quizás resentido por haber sido asesinado Bernard-David de Septimania en manos del rey franco Carlos el Calvo. Gobernaron sus condados: Wilfredo Borrell, en Barcelona-Girona y Acusona; Miró el Joven fue conde del Rosellón y Besalú; mientras que Sunifredo II gobernó el condado de Urgel, que antes fuese de Bernardo, marqués de Septimania, (sucediéndole allí su sobrino Borrell II, hijo de Sunifredo I).
Cuando gobernó Urgel Ermengol I (también llamado: Armengol, Hermengild y Hermenegildo) se originó la dinastía de los condes de Urgel. Bajo su gobierno, el conde Miró fortificó el castillo de Solsona, poco antes del año 1000, desde donde partieron las expediciones de reconquista hacia el sur. Le ayudó militarmente Borrell II, nieto de Wifredo I, el mismo que tomó y gobernó Barcelona. Por cierto, el condado de Urgel en el siglo XIII pasó a Aurembiaix, una condesa que, por contrato, fue "la querida" (amistançada) del rey Jaime I.
LOS TORROJA DE SOLSONA ¿DESCENDIENTES DEL REY DAVID?
Se ha dicho que en el siglo VIII el saber residía en España y exactamente en el al-Andalus, pero como la historia de los siglos medievales la escribieron los clérigos, muchos hechos históricos fueron voluntariamente olvidados. En Solsona, ciudad de la Cataluña central, nueve siglos después de Arnau de Torroja, pero a su misma edad y muy cerca del lugar que él estudió, a mi tan sólo me enseñaron una síntesis muy abreviada de lo que a él le inculcaron envuelto con el ideal del más noble sentimiento patrio. En mi caso fui educado bajo la influencia del régimen franquista, y por ejemplo me desconcertó saber, ya muy mayor, que las tropas húngaras habían saqueado Solsona el año 942 pagados por el rey Hugo de Italia. En mi juventud tocaba ser todos fascistas. En cambio el niño Arnau de Torroja aquella fue justamente la historia que escucharía explicar por personas cuyos abuelos la habían vivido. En efecto, debemos situarnos, tanto como sea posible, en el contexto de la época para tratar de entender la repercusión, a todos los niveles, de la sociedad catalana del siglo XII, y su confraternización con la población judía. En Solsona los judíos, como antes anticipé, tuvieron dos barrios (calls), y de sus escritos piadosas se conservan todavía actualmente un libro que recoge varios pergaminos profusamente ilustrados, el cual se guardan en el Museo Británico de Londres. Los judíos de Solsona tuvieron durante muchos años la protección del vizconde Ramón Folc de Cardona, Señor de Solsona, continuando ésta cuando después sus descendientes ya eran condes. Es más, fueron dichos nobles quienes incluso se opusieron a la deportación forzosa de los judíos el año 1391.
La premisa de todo investigador es que quedan muchos descubrimientos por hacer,… por no decir "la historia siempre miente". Lo cierto es que la historia que nos precede, a menudo la ignoramos a pesar de habernos proporcionado cuanto tenemos en la actualidad. Los sabios lo son porque precisamente dudan constantemente de lo que les enseñaron y conservan su capacidad para plantearse preguntas. Así es como encuentran motivación para volcar tanto tiempo y esfuerzo en lo que meditan y estudian.
Mi interés se concreta en las posibilidades de que algunos de los antepasados de Arnau de Torroja hubiesen llevado sangre judía. La línea quizá retroceda hasta Wilfredo el Velloso. Éste fue hijo del conde Sunifredo I, que mientras gobernó siempre tuvo un talante pacifista e incluso conciliador. Cuando en Troyes (Fr.) nombraron conde a Wifredo el Velloso, declinando los méritos de su abuelo Bellón, revela que la idea de unificación estuvo basada en la tierra y sus habitantes, más que el tener a unos súbditos gobernados por algún gran personaje. Agotaría la paciencia del lector dando unas cronologías que cualquier interesado puede encontrar en las enciclopedias.
Trazaré ahora unas directrices de la línea hereditaria que podría justificar que los Torroja de Solsona estuviesen más unidos a los judíos de Septimania de lo nunca antes imaginado. Aunque no tiene fundamento suficientemente sólido para darla por hecho, sí que existió una relación familiar intensa entre la nobleza de cada lado de los Pirineos en los años de la Reconquista. Por lo escrito hasta aquí, está claro que siempre la familia Torroja de Solsona colaboró estrechamente con su primo el conde de Barcelona, al estar unidos con lazos de todo tipo; y más aún durante los años que vivió mi biografiado Gran Maestre de las Órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén. No puede descartarse, en absoluto, que dichos lazos fuesen por tener ambas familias conciencia de que tenían antepasados comunes de la dinastía de los Supremos nasí del Sur de Francia.
Ahora bien, los lazos familiares no bastan para defender la herencia de los Rex-Deus que quizá llevaron la familia Torroja de Solsona, y no seré yo quien lo aclare, pero el cemento invisible de la sumisa relación con los francos se debía a que los citados nobles reconocían tener antepasados judíos comunes. Ese fue el nexo de unión que explica lo que de otro modo serían actitudes incomprensibles entre ellos. Pesó más la el compartir la ascendencia judía (a pesar de mantenerla en secreto), que el honor y la palabra dada, lo cual entonces era equivalente a establecer un pacto casi sagrado.
A modo de resumen, repasaré los lazos familiares y sucesiones nobiliarias de algunos descendientes del exilarca de Narbona, llamado en Francia Theuderic I (720-804), pero previamente abro un breve paréntesis para dejar constancia de un condado del País Galo de donde procede el nombre de Cataluña. Es el de Catalania, el cual en época de su conde Arnaud (669-740, en 709, conquistador de Lyon) abarcaba desde Anjou, al oeste, y hasta los Campos Cataláunicos (Champagne-Bretaña Lugdonense), además de Helvetia (Suiza). Y es que para explicar el origen del nombre de Cataluña siempre se piensa en el lugar de la definitiva batalla de Carlos Martel contra los musulmanes. Ahora bien, puesto que trato en este escrito de evidenciar una conexión judía entre la nobleza catalana, me permito recordar que hebreo Kataluma, en los "Evangelios" significa la estancia superior de una residencia (Marcos, 14). En lo referente al símbolo de la bandera(senyera) catalana, se cree que sus cuatro barras fueron inspiradas, según unos, en los cuatro grandes ríos catalanes, mientras que según otros sería la visión de las cuatro peñas cónicas que dominan la panorámica delante del monasterio de Santa María de Montserrat.
Volviendo a los herederos del Supremo nasí Makhir David-Teodoric de Bagdad, conde de Septimania, salieron cinco ramas sucesorias emparentadas. La que fue principal, pasó a la clandestinidad después de morir asesinado Bernard David-Toulouse de Septimania. Las subramas del norte de los Pirineos y Navarra han sido bien estudiadas por el historiador Joaquín Javaloys en su libro el origen judío de las monarquías europeas (Ed. Edaf-1999), pero no así las de Septimania y el resto de España. Las casas reales de los reinos hispánicos que emergieron de la reconquista fueron consolidadas por su unión con los reyes de Navarra. Una subrama fueron los condes de Trencavel, Beziers, todos pro-cátaros, por haber sido la Casa de Rouerge la que que interesa más a los catalanes, puesto que fue aquel castillo del conde Raymond I (que también lo era de Toulouse), un refugio para el heroico conde de Barcelona Ramón Berenguer III el Grande mientras fue un niño. Los nobles citados y sus hijos, es evidente que se dedicaron a ocultar documentación, sobre todo entre los años 950 y 1053, pasando a ser sus genealogías una historia oculta, porque los judíos fueron perseguidos.
Al ser asesinado el Supremo nasí Bernard-David de Septimania, su primogénito, también llamado Guillem de David-Toulouse, reaccionó muy violentamente y se alió con el emir de Córdoba para que le ayudase a recuperar su heredad. Dicho Guillem de Septimania se alió también con Pepin II de Aquitania, capitaneando ambos varias revueltas contra el rey Carlos el Calvo hasta que éste atacó Toulouse logrando someterlos.
Un nieto de Guillem de Septimania murió en una emboscada, lo cual representó el golpe mortal de la rama judía Imperial sobre los de la rama judía de Septimania, cuyos vasallos entendieron roto el pacto con los carolingios. Fue a partir de entonces cuando todos los judíos miraron hacia el Sur de los Pirineos. A Guillermo le sucedió Bernard I (Salomón) conde de Auvernia, casado con Luitgarda de David-Toulouse. Él y el marqués de la Gotia capitanearon una insurrección contra Luís II de Francia (877 y 879), pero en vano tratarían de recuperar su patrimonio legítimo.
En cuanto al otro hijo del asesinado Bernard-David de Septimania, que sólo tenía cuatro años al morir su padre, le sucedió Bernard II de Plantevelue, conde de Auvernia y Marqués de Hispania; y a éste le sucedió otro Guillermo, casado con una princesa provenzal. También él en vano tuvo aspiraciones de ser reconocido Supremo nasí de Septimania, pero he forzado citarlo puesto que fundó la abadía de Cluny (Fr.).
La vida monacal no podían ser olvidados aquí, ya que Arnau de Torroja, incluso si nunca hubiese sido monje con espada, desde pequeño supo bien que san Benito fue el verdadero motor del esplendor de la Europa de su tiempo,...por no decir de la sociedad actual. San Benito, al escribir su libro Regla en el monasterio italiano de Montecasino (It.), dio las directrices del verdadero progreso al fundamentar su obra en en la cruz y en el arado. Al serle reconocido su mérito en el siglo XX, fue nombrado "Padre de Europa". La buena gente argumentaba a favor de su santo, que con su ejemplar empeño suavizó las costumbres. Aquel progreso que resolvió tantas miserias, llegó incluso a los países Bálticos, donde se admira a san Benito tanto como en Italia. El primer gran Sumo pontífice benedictino fue Gregorio I Magno (590-604) quien, en base a la Regla de san Benito, evangelizó las Islas Británicas, al mismo tiempo que manejaba hábilmente la voluntad del rey merovingio Clotario.
En el contexto de las campañas bélicas en la Cataluña medieval, recordaré que durante el siglo XII la Orden del Temple primero se estableció y colaboró en Aragón, Cataluña y Navarra, y luego en Castilla y León. Seguramente Arnau de Torroja participó en la defensa fronteriza, enfrentándose en el sur a los musulmanes, pues debió de conocer (y quizá incluso combatir) en algunas de las grandes campañas bélicas, como las de Valencia, la conquista de Cuenca, la batalla de las Navas de Toulouse, o la toma de Sevilla. En tierras hispanas, los templarios y la Orden de San Juan de Jerusalén, mantuvieron una firme colaboración, y por sus méritos, ambas órdenes recibieron muy importantes donaciones. Por ejemplo, el rey de León les regaló a los templarios el castillo de Pontferrada (León), que lo conservaron hasta su disolución el año 1312.
CÍRCULO PEQUEÑO (OREJA)              TEMPLARIOS, MASONES Y ROSACRUCES
Las barbaridades que declararon al ser torturados los caballeros templarios encarcelados, no merecen ningún crédito. Su condición de monjes no evitó que les martirizasen, y la carne es débil. Aun así, la mayoría murieron defendiendo su fe en Jesucristo. Existe otra teoría bien fundamentada que podría explicar la posible forma de sucesión entre la Orden del Temple y la masonería. Al ser quemado en una hoguera de París el último Gran Maestre Jacques de Molay, seis miembros de la aniquilada Orden, lograron escapar y se refugiaron en una isla de Escocia para contactar con el comendador escocés George de Harris. A la cabeza de ellos se encontraba el caballero Pierre D´Aumont, quien en 1361 habría disimulado los rituales templarios tras los símbolos de la masonería. Oficialmente la orden del Temple duró desde el Concilio de Troyes, en 1129, hasta el Concilio de Viena, celebrado 183 años después, cuando fue suprimida (Bula: “Vox in excelso” de fecha 3/4/1312).
Una de las pruebas más concluyentes de la estrecha relación existente entre los templarios y la masonería medieval, la ofrece Paul Naudon en su obra Les origenes religieuses et corporatives de la Franc-Maçonnerie (París, 1979). Refiriéndose al caso de la ciudad de Metz, donde los templarios instalaron una encomienda en 1133, escribió: Según parece, esta encomienda creció rápidamente, y ya se hallaba profundamente arraigada cuando el mismo san Bernardo vino a la diócesis a predicar la Segunda Cruzada en 1147”.
Recordaré algunos de cuantos conociendo su dispersión por las Islas Británicas, se interesaron por la historia de la Orden del Temple de Jerusalén, empezando por nuestro sabio religioso español Benito Jerónimo Feijoo Montenegro, en su ensayo Sobre la causa de los Templarios (1742), incluido en sus Cartas Eruditas I. Antes, en 1638, Pérez de Montalbán había compuesto una comedia de titulada Los Templarios. Posteriormente en Francia, en 1753, Voltaire los presentó en su Histoire Universale: Du supplice des Templiers et de l´extincion de cet Ordre. El alemán Johan von Kalchberg publicó su drama histórico Die Tempelherren en 1778, considerando la Orden del Temple como una “masonería existente desde tiempo inmemorial", quizá por ese afán de remontar todo lo esotérico a Egipto, Mesopotamia, Grecia, o al Oriente en general. Que tuviese una base real, o no, es lo que se ha venido especulando tanto desde dentro, como desde fuera de la masonería. Existe un “templarismo”, aún vigente en los grados masónicos 15 y el 30, donde se conservan muchas de las antiguas reminiscencias rituales.
Escocia para los templarios tradicionalmente habría sido la tierra de promisión, porque justamente allí siglos antes fue donde buscó refugio la hija del faraón Akenatón. Es la misma joven que huyó de Egipto acompañada de los scoti, que se llevaron consigo la silla de piedra (llamada “del destino”). Durante su clandestinidad, aquel grupo de egipcios rindieron culto a las cabezas humanas cortadas, como luego también hicieron los caballeros templarios. Era un macabro ritual que ha llegado al siglo XXI, pues en el Cerro Turca, cerca de Citicastenago (Guatemala) veneran una piedra con forma de cabeza de un metro de altura, a la cual llaman Pascual Abá, haciéndole sacrificios de animales periódicamente.
Zacharías Werner publicó en 1803 la obra teatral Die Sohne des Tals (Los Hijos del Valle), que eran la elite de la caballería terrenal templaria. En varios actos se revivía el mito de los Superiores desconocidos del Temple, siendo una encarnación seudo-histórica de la idea de la "francmasonería eterna", siempre tras la verdad última; lo que no evitó que sus miembros sufriesen excomunión hasta que se celebró el concilio Vaticano II, cuando el Papa los perdonó. La iniciativa del papa Juan XXIII (del siglo XX) representó un giro de 180º en la política de la Santa Sede del Vaticano. Proclamó que los católicos podían ser masones. Fue un alivio para el más de medio centenar de supuestos herederos de los caballeros templarios. Además, Juan XXIII proclamó que el hecho más importante de la Crucifixión; no sería la Resurrección, sino el derramamiento de la Sangre de Cristo.
Todo ello hace pensar en el Santo Grial, receptáculo de la sangre que tradicionalmente se cree que fue recogida debajo de la cruz por José de Arimatea; aquel miembro del Sanedrin que incluso le cedió su sepulcro. Yo expliqué en mi libro: Montserrat ganga del Grial (1993), que el sentido de la Sang Reial es genuinamente catalán. Lo desarrollé a partir de la investigación que publicó el erudito Manuel Muntada Rovira titulado Probable origen català de les llegendes del Sant Graal, el cual fue leído públicamente, en el año 1909 en el auditorio del Centre Excursionista de Catalunya, siendo editado en forma de opúsculo (1910). Al ignorarlo, se recibe hoy como si fuese una idea descubierta por autores centroeuropeos. Ellos recogieron la dicha idea de la sangre real igual que yo (y quizá a través mio), porque antes de que publicaran su revolucionario, libro mantuve correspondencia con dichos autores ingleses: Baigent, Leigh y Lincoln. Éstos proclamaron abiertamente que el Sant Grial (Sang-Reial, que sería de Cristo), significó un tesoro dinástico. Su mérito fue osar anticipar la siempre supuesta descendencia de Jesús de Nazaret.
JEREMÍAS EMIGRÓ A IRLANDA, LLEVÁNDOSE EL ARCA
Según el investigador Martín Brennan estudió en la Biblia, y lo presentó en su obra The Boyne Valley Vision: Dios en C. 588 A.C. ordenó al bíblico profeta Jeremías desarraigarse (de Jerusalén) y plantar (en Irlanda) refiriéndose simbólicamente a llevar hasta allí a la hija del rey Zedequías vencido y deportado por los babilonios. Aquella joven princesa, descendiente del linaje del rey David, se llamaba “Teia-Tephi” , que se traduce como ramita tierna, simbolizándola mediante un alto cedro.
Una vez que la costa mediterránea ya no presentaba peligro para embarcarse, Jeremías después del saqueo y de la deportación de los habitantes de Jerusalén, y no teniendo ya nada que hacer en Palestina, se habría embarcado con otras cuatro acompañantes, para dirigirse a Irlanda, vía Gibraltar, pero primero fueron a la ciudad de Mizpah y luego a Tanis, en Egipto. Uno de las cuatro personas era su amigo y escribano Baruch, que murió en Gibraltar en la “Edad del Hierro” (aún se conservan alí diversos vestigios de los contactos con Palestina). Después Jeremías y sus tres acompañantes se dirigieron a Irlanda, donde llegaron en 583 a.C.. El dicho periplo se ha podido descifrar de la segunda piedra a la izquierda de la que fue su tumba, por su parte interior.
El grupo de Jerusalén llegó a Irlanda, donde poco después de su llegada, “Teia-Tephi” se casó con “Eochaidh”, en Tara, el día 21 de junio del año 583 a.C.. Pero no es el periplo de la princesa lo que hace interesante este insólito viaje, sino el hecho de que el profeta Jeremías también habría puesto a salvo en la “Isla del Destino” nada menos que el Arca de la Alianza del Templo de Salomón, y además el Trono de Israel, conocido hoy como la Piedra del Destino, (también llamada Betel de Lia). Todo lo dicho, lo menciono porque fue de interés para Arnau de Torroja, mucho más que para mi, que es mucho.
En Loughcrew, el llamado Túmulo T, aún conserva jeroglíficos que reproducen gráficamente en símbolos el dicho viaje a Irlanda del profeta bíblico Jeremías. Allí fue nombrado rey, y como tal parece ser que gobernó la isla durante 40 años con leyes muy suaves. Es un leyenda que se confunde con cierto descendiente de los emigrados hebreos, quien habría sido enterrado en un similar monumento y circunstancias. La traducción de los jeroglíficos grabados en la piedra, una vez descifrados, se sospecha que pretenden confundir adrede, con objeto de ocultar que muchos irlandeses, católicos desde siempre, tienen ascendencia hebrea. Para confirmarlo, es aconsejable leer el libro El O'Neills de Ulster.
Existen buenos argumentos demostrativos de que su tumba se adecuó en uno de los grandes monumentos megalíticos de la zona. Por la traducción de aquellos símbolos también se esclarece por fin el motivo de que en Brithem (Brehon) todavía hoy se basa en la Torah (Ley Judaica), la cual incluye el Gozo Brito, que en lenguaje hebreo significa alianza . La Ley de Brithem, alude a la Ley del la Alianza, lo que tal vez esconda una referencia al Arca de la Alianza, desaparecida misteriosamente de Jerusalén. Fuese el mismo, o diferente, Jeremías, al morir en fecha 21 de septiembre del año 581 fue enterrado en la tumba de Loughcrew, descubierta en 1873, siendo desde entonces llamada Ollamh Fodhla, porque fue como el profeta de Jerusalén fue conocido en su nueva patria de adopción. Posteriormente en el siglo IV d.C. sus restos pasaron al túmulo de New Grange.
Seguiré en las Islas Británicas, porque el eclesiástico Roberto de Borón escribió que José de Arimatea estuvo prisionero en una mazmorra de Jerusalén durante 42 años. Al recobrar su libertad fue custodio del Santo Grial, y además él, con otros fieles, se dedicó al difundir la Buena Nueva (o Camino). Su éxito se debió a que José de Arimatea siguió las instrucciones de un ángel para crear un cristianismo esotérico que con sus contenidos y ritos, por él se dispersaron por el norte de África, y España. Pero en las Islas Británicas no se quedaron al margen, y argumentaron para reclamar el haber sido refugio de los descendientes de Jesús. En Esocia e Irlanda en el año 664 aún eran sajones sanjuanistas, pero después ya siguieron las doctrina de Pedro y la conservan muy firmemente.
En Escocia se organizaron los primeros masones, y sus descendientes, al expandirse por Francia, fueron desacreditados por las logias francesas, las mismas que inicialmente eran sus “filiales”. Tras la expedición napoleónica a Egipto, los grupos masónicos principales del País Galo se fusionaron siguiendo el llamado rito de Menfis, que hacían descender sus doctrinas esotéricas de los hindúes a través de Egipto, dado que fue allí donde las recopiló el sacerdote Ormus de Menfis. Hoy en día vemos que muchos mitos cristianos son semejantes a los de Egipto, los cuales tienen una antigüedad mucho mayor. En efecto, el Tetramorfos se remonta a la antigua Mesopotamia, de donde pasó a Egipto, pudiendo ser vistos los mismos cuatro animales simbólicos en el templo de Okombo, en el Egipto Medio. Se trató de alegorías que describieron distintos aspectos de la iniciación tras la búsqueda de la metamorfosis del alma. Se afanaban, en fin, en buscar la vía que despierta y aúna a cada hombre con su doble; lo que podemos traducir como su propia “esencia luminosa”. En efecto, sólo las personas superamos el universo animal y captamos un destello de luz más allá del rostro de la persona que tenemos enfrente.
En Metz (Fr.) los templarios tuvieron una encomienda ya antes de que se predicase allí la Segunda Cruzada en 1147. También fue desenterrada una lápida que informa de la asociación entre los antiguos templarios y los francmasones. Se trata de una inscripción en latín datada en 1287, escrita al morir el maestre templario que durante 22 años lo fue al mismo tiempo de los masones de la provincia de Lorena (Fr.). El exterminio de la Orden del Temple en el siglo XIV representó la ruptura de las relaciones regulares de Occidente con el Centro del Mundo; pero cuantos escaparon a la matanza posteriormente estuvieron vinculados por la Orden Rosa-Cruz. Cuando en Francia se esperaba con temor el fin del mundo, la orden Rosa-Cruz estableció en 1001 su primer monasterio en Nimes, siendo la sede de la Escuela Rosacruz con gran auge en Francia desde el siglo XII. Posteriormente allí los herederos del Temple trataron de mantenerse en el espíritu de la orden exterminada.
El vínculo entre los templarios y los francmasones lo confirmó el inglés Ramsey, en 1736, sospechando por su parte que, cuando excavaron las grutas bajo de la explanada del que fuese en realidad el “Templo Segundo-bis” de Herodes en Jerusalén, ellos sí habrían encontrado las claves de la sabiduría del rey Salomón. Pero lo que es incuestionable es la lápida funeraria descubierta en 1861 frente a la capilla, dado que recuerda la existencia de cierto “Freires Chapelens ki fut Maistres des Mazons dou Temple de Lorene” (Freire Capellán; o sea, caballero templario, que fue maestre de los masones del Temple de Lorena) durante veintitrés años, y que murió el día de “la vigille de la Chandelour Ian M.CC.IIII.XX.VII (la vigilia de la Virgen Candelaria el año 1287).
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UN DISEÑO DE ROSTRO EN EL ALTAR DE ROSSLYN
Escocia fue un providencial refugio para aquellos caballeros que escaparon del exterminio de su Orden, embarcando en nueve galeras en el puerto de La Rochele (Francia). Allí se cree que los templarios protegidos por el rey nunca se llegaron a disolver porque se establecieron en la localidad de Bantrodoch, la cual está relativamente cerca de donde hoy se encuentra la capilla de Rosslyn, también llamada Rosslin o bien Roslin, que es una aldea escocesa del condado de Edimburgo., pero también una palabra que se puede interpretar como: “El antiguo conocimiento transmitido”. Por cierto, existe además otra localidad llamada Roslyn en el condado de Kittitas (2.600 habitantes según el censo de 1920) Washington-EEUU). Voviendo al Rosslyn, que en Escocia está a orillas del lago Esk, tiene un castillo del siglo XVII, y una capilla gótica, muy bien conservada, construida en 1446. Cerca de allí, en el lugar llamado Rosslyn Moor, los escoceses vencieron a los ingleses en 1303 (Diccionario Espasa: Vol.52,p.418). Aunque la capilla de Rosslyn comenzó a edificarse en 1446, bajo el mecenazgo de muy noble William Sinclair (Saint-Clair), hay acuerdo unánime de que incluyó referencias simbólica y terminología similares a las de Tierra Santa en una capilla ciertamente enigmática, donde se seguiría conservando el más secreto depósito de los templarios, incluyendo sus ideales sinárquicos para quien pudiese descifrarlos. Al planificarlo, siguió un calendario cuyo desarrollo habría sido estudiado mucho tiempo. Ante todo fundó la Orden de los Guardianes Custodios del Cáliz” y después presuntamente se dedicó a la protección de los descendientes de Jesús de Nazaret, y que recogió también el rito masónico escocés. Escocia tampoco fue una tierra que los protegiese demasiado bien; consta que se celebró un juicio contra los templarios el mes de diciembre de 1309.
Hoy tiene una capilla ciertamente enigmática donde se seguiría conservando el más secreto depósito de los templarios, y con ellos sus ideales sinárquicos. Al planificarlo, siguió un calendario cuyo desarrollo habría estudiado mucho tiempo. Ante todo fundó la Orden de los Guardianes Custodios del Cáliz”y después presuntamente se dedicó a la protección de los descendientes de Jesús de Nazaret.
Rosse-Lin es una ciudad a 80 Km. al sur de Edimburgo (Escocia), y es cercana al que fue el último reducto de los templarios franceses que pudieron escapar a la detención general de la Orden del Temple. Aquellos caballeros dejaron dibujos grabados en piedras, con claro simbolismo de su Orden, y muy parecidos a los masónicos. La extraordinaria capilla de Rosslyn, o “de los Sinclair,” fue llamada así por el apellido de su promotor, descendiente del citado William. Allí guardan todavía tradiciones referentes a la relación de su antepasado con los templarios. Algunos investigadores creen posible que en Rosslyn esté escondido el supuesto tesoro del Temple.
El nombre de Rosse-Lin recuerda la Línea de la Rosa (Rosa-Cruz), pero también a santa Rosalinda de Villeneuve (su fiesta es el 17 de enero), que para los eruditos remite a la línea de sangre de los reyes merovingios exterminados. Es una referencia a la supuesta línea de sangre de Jesús de Nazaret, los Rex-Deus. Gracias a los templarios y a sus herederos, aunque éstos no hayan hecho los votos de pobreza, obediencia y castidad, una similares ideas renacieron siglos después anunciando que sólo existe una senda verdadera; y era un camino de rosas. Después sucedió que, debido a una errónea traducción, se imprimió el nombre de Rosa-Cruz. Evidentemente todo tiene una causa;... ¡menos el átomo!
Entre la simbología de la extraordinariamente decorada capilla de Rosslyn, en Escocia, hay capiteles mostrando cabezas humanas de color verde, y otros con cuadrados superpuestos (resultando formas geométricas de ocho puntas). Son todos evocadores de una regeneración de la naturaleza, ya que en libro de “El Génesis” los vegetales (de quien las personas somos parásitos), por representar un estado de la materia más elevado, fueron creados antes que las estrellas. Se hizo eco de dicha idea el poeta sufísta Jalalul-din-Rumi: “Morí siendo mineral y me hice planta y luego renací animal. En el siguiente renacimiento fui persona, y ni siendo un ángel yo dejaré de seguir ascendiendo. No temo la muerte, porque con la transmigración seguiré beneficiándome.”
El rostro más interesante de todos los de iniciación neo-templaria está escondido subliminalmente en la iglesia de Rosslyn. De la decoración de la gran nave se obtiene una forma de rostro, siendo la mesa del altar mayor la que conforma los labios. Desde el coro es el lugar idóneo para apreciar el rostro “daliniano” que sobresale de la prespectiva del altar, siendo sus ojos los vitrales de detrás suyo (Ver fotografía). Al que lo crea rebuscado, que medite el por qué la letra Tau de los templarios dibujó las cejas y la nariz.
El altar es el corazón y la razón final de cada iglesia. Allí hay que dirigirse, y más si el ábside sólo tiene dos ventanales con vitrales. Una ventana es lo normal, y tres quizá sea lo más común en un ábside. Varias ventanas es un número también aceptable;...pero es raro que sólo haya dos ventanales góticos luminosos y de colores detrás del altar. No es un detalle exclusivo de Rosslyn, porque en España conozco un par de ábsides semejantes, pero al experto, sólo dos ventanas le llaman la atención. El resto del templo de Rosslyn cumple sobremanera con la norma de reproducir un “paisaje celestial” petrificado, como recordando la enseñanza del dios egipcio Toth, cuando escribió: “Así como es arriba, es también abajo”.
Todas las iglesias aspiran a ser depositarias del espíritu divino descendido al orden terrenal. En vano se ha intentado olvidar que las técnicas de construcción clásicas (léase: paganas) recogidas por el sabio Tolomeo, dictaron las normas que, con base en el círculo, permitieron desde la Edad Media poder aspirar los fieles a merecer la atención de la Trinidad divina. Para los sabios sufíes el círculo era esencial y único como símbolo. Son los mismos de quienes los cruzados aprendieron que: “Hay que tomar la perla y no la concha”, lo cual revela que el continente es inferior siempre al contenido. En todo caso, me estoy refiriendo a una zona del Reino Unido donde siempre se valoró el ocultismo. Edimburgo incluso tiene una subterránea ciudad medieval, tan laberíntica como olvidada. En un lugar concreto de su recorrido, un pasadizo sigue inexplorado por haber sido tapiado en siglos pretéritos. Sigue inaccesible, al parecer porque soporta un edificio de pisos encima, pero se sospecha que la antigua población bien pudo haber estado conectada con los subterráneos de la misteriosa capilla de Rosslyn por un estrecho tunel ¿Aunque esté a once kilómetros de distancia? Me referiré de nuevo al tan singular edificio religioso antes de concluir este escrito.
Una variante que es más cercana que la cara en esquema de Rosslyn, es la que también presenta, subliminalmente, la llamada “Cruz de Santa Tecla”, que se encuentra en la catedral de Tarragona, donde es venerada dicha santa patrona de la ciudad. Bajo cada travesaño de la letra T allí se pintan siempre dos puntos, o circulitos, que acaban por sugerir los ojos de un rostro. Se encuentran en gran número de estas letras en los libros de actas capitulares del archivo catedralicio, tanto en la portada como en la primera página. Advierto además, que este tipo de letra tau, con dos círculos/puntos/bezantes, se incluyó también en las monedas del primer soberano catalano-aragonés Alfonso II, una a cada lado de las dos columnas que sostienen la Santa Cruz, titular de la catedral.
Abundando en el simbolismo de los rostros, de tanto arraigo entre los templarios, tanto los de Europa como los de Oriente, me fijé en la portada de la iglesia navarra de Puente la Reina, pues en su parte semicircular superior incluye una sucesión de relieves de rostros de varones de diferentes razas. Sin eufemismos, simboliza el objetivo de los templarios: Unos hombres armonizados para constituir una confederación capaz de reinstaurar la dinastía de los reyes merovingios en el trono de Francia. Dicha intencionalidad subyace en toda la trama de estas páginas, porque incluyen tanto el asesinato del rey Dagoberto II, en el año 679, como la salvaguarda de su hijo Sigisberto IV, escapado de la masacre familiar, gracias a haberse escondido en el castillo de Rennés-le-Château (Aude- Fr.).
Los neo-templarios quizá sí que consiguieron, veladamente en 1804, reinstaurar a los descendientes de los reyes merovingios al trono de Francia, si se tiene en cuenta que Napoleón, en su auto coronación como emperador, llevó un manto decorado con casi trescientas abejas de oro puro recuperadas de la tumba del rey Childerico. Eran el símbolo de aquella dinastía, como antes lo fueron de los reyes egipcios. Pero a Napoleón le faltaban veintisiete abejitas, que se las guardó para si el gobernador de los Países Bajos, quien era al mismo tiempo Gran Maestre de los caballeros teutónicos. Napoleón confirmó la continuidad de la línea merovingia en Alexander Beauharnais, quien se casó con su hermana Josefina, adoptando los dos hijos que ella ya tenía, porque llevaban sangre real.
En 1981 la curia romana estimó que ya suman unas cuatrocientas las asociaciones de diversas partes del mundo con pretensión de ser herederas del espíritu de la Orden del Temple de Jerusalén. Siguiendo la norma de la organización del gobierno de los merovingios, siempre dejan que el Gran Maestre sea su cabeza visible. El icono de dichas organizaciones neotemplarias es un sello que lleva escrito en su perímetro anular: Secretum Templi, presentando en su centro una figura humana con cabeza de gallo y pies de serpiente. Ésta, en su mano derecha, sostiene otra serpiente a la que mira frente a frente. Se representa el renacimiento, por el cambio de la piel, pero también unos saberes ocultos, dado que la serpiente simbolizó la renuncia de cuanto se es y de cuanto se sabe (muerte iniciática), a fin de acceder a una espiritualidad superior, porque la energía corporal se ha transmutado. La historia de su venerado san Bartolomé, que murió desollado, era símbolo de tal renuncia, que se expresó con la “muda de la serpiente”. Pero hay más. La chi (X) griega parece representar una serpiente, que es la que se ve en los crismones con el sentido de Espíritu. La serpiente elevada o crucificada, no sólo fue un símbolo de Jesucristo, sino que para los judíos significó la vida. La Chi griega representaba, según Fulcanelli: "la escritura de la luz por la luz misma; la señal de su paso, la manifestación de su movimiento y la afirmación de su realidad. Es su verdadera firma." . El sonido "kh" egipcio fue recogido por la letra griega Chi, “X”. La cruz de la dicha letra griega asumió el valor sagrado que el jeroglífico Ankh tenía en algunas palabras griegas, remitiéndose al aliento sagrado de la tradición egipcia.
FUTURO QUE ARNAU DE TORROJA NO PUDO CONOCER
En la Orden bicéfala de Arnau de Torroja no se detecta nunca ninguna de las ideas desviacionistas de la ortodoxia católica de las que fueron acusados los Templarios, ni tampoco en las órdenes masónicas posteriores. No se atisba que mantuviesen ritos sospechosos de ser susceptibles de herejía, quizá porque los masones no habrían recibido los secretos del Temple. Recuérdese: No todos tuvieron acceso a los secretos;...ni siquiera todos los Grandes Maestres de la Orden. Los considerados guardianes tuvieron una doble función: Por una parte, fueron realmente defensores de Tierra Santa, y por la otra, fueron custodios del vínculo entre la tradición primordial y las secundarias. Para designar a dichos guardianes del “Centro Supremo” Saint-Yves d'Alveydre los apodó Templarios del Agarttha, que entre los orientales es una legendaria “Tierra de promisión”.
La tradición occidental vinculó a los monjes-guerreros con los caballeros custodios de un supuesto centro primordial idílico, viéndolos capaces de comunicarse con organizaciones orientales similares, así como de sintonizar con una psicoidílicasconciencia universal. La convicción de que compartieron conocimientos orientales fue muy persistente a finales del siglo XVIII y durante la primera mitad del siglo XIX, debido a las publicaciones del jesuita, obispo de Vich, S.J. Agustín Barruel “Memorias para servir a la historia del jacobinismo” (1870). Algo supo, porque templarios y jesuitas sufrieron persecuciones en todos los países, aunque en diversas épocas.
Años más tarde, en 1813, se publicó la aportación científica más importante sobre los templarios en el siglo XIX, obra de Raynourd: Monument historique, relatifs à la condamnation des chevaliers du Temple, et l´abolition de leur Ordre. Otros eruditos hispanos recordaron a los templarios, como Bécquer y Espronceda, pero sería Enrique Gil y Carrasco en 1844 quien publicase la más lograda novela histórica: “El señor de Benbibre,” inspirada en la desaparición de la orden de los Caballeros templarios en España.
A partir de entonces, el interés por el tema aumentó debido a la fascinación por el macabro final de dichos monjes guerreros. El concepto de caballería, y caballeros, para los europeos tuvo su origen en las Cruzadas, y fue porque lo copiaron de los musulmanes con los que tanto fraternizaron en Palestina.
El error de los templarios posteriores a Arnau de Torroja, consistió en que no fueron lo suficiente discretos al presentar su trascendental verdad cuando la gente no era capaz de comprenderla. Sus herederos siguieron con sus reservas, y más después de ser quemado en la hoguera Giordano Bruno. Por otra parte, recordemos que en el siglo XII la usura sólo les estuvo permitida a los templarios y a los judíos. Exagerando un poco, los que fuesen la “quinta columna” de la Iglesia católica, acabaron siendo como un conglomerado económico actual (una empresa multinacional).
He escrito esta biografía aproximativa en base al comportamiento general de la Orden durante su primer siglo de existencia, puesto que es predecible la actitud del individuo afiliado a una organización con implicaciones religiosas. No sería posible referirse debidamente a Arnau de Torroja sin aproximarse a sus circunstancias. Por otra parte, está la ventaja de que en la historia de las órdenes de caballería, no sólo se evoluciona en zigzag, sino además en círculo. Conociendo la trayectoria de mi admirado biografiado, apoyada por su virtuoso carácter y máxima entrega, aprendemos que con prudencia, todos podemos ser dueños de nuestro destino, que para todo varón bien construido es el mismo: Consolidar nuestros valores; o sea, esforzarnos en llegar a ser virtuosos.
He tratado de exponer las circunstancias de mi docto biografiado, dado que vivió en una época realmente conflictiva en asuntos de fe, al extremo de que los templarios optaron por tener claves secretas y rechazar cualquier tipo de exhibición. Lo consideraron pura autocomplacencia, aun cuando sea girando penosamente en grupo, como hacen los darviches turcos pretendiendo mover su “carro” hasta el “Resplandeciente y Muy Oculto.” La verdadera esencia del alma se logra eliminando innatas impurezas físicas; y hasta conseguirlo, el conocimiento adquirido resultará útil para procurarnos el “desapego”. Como los templarios no lo lograron, y tampoco se rindieron al Papa, se presta a considerar –con todo tipo de reservas- que, al menos los caballeros del último siglo de su existencia, fuesen casi herejes dentro del catolicismo.
Ramón Ramonet Riu (C)
Barcelona en fecha 11-11-11
COLECCIÓN: “REVISIÓN CULTURAL” (desde 1978)
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